EL GRUPO “SEREMOS”: REPRESENTACIÓN DE LA GENERACIÓN DEL 28 EN EL ZULIA Y PRECURSORES DE LA VANGUARDIA LITERARIA


JESÚS ÁNGEL SEMPRÚN PARRA



INTRODUCCIÓN


El presente trabajo que hemos titulado “El grupo “Seremos”: representación de la Generación del 28 en el Zulia y precursores de la vanguardia literaria”, vendría a constituirse en uno de los temas del primer capítulo “Hegemonía andina (1899-1935)”, de los cuatro que se desarrollarán en el trabajo de grado, “Las agrupaciones literarias de Maracaibo y la conformación del orden sociopolítico en Venezuela (1899-1958”), y que todavía está incompleta hasta no revisar las fuentes que faltan.

Convencidos de la importancia del grupo Seremos (1925-1928), ofrecemos esta descripción de su actuación tanto en el ámbito político como de la literatura.

Este es apenas uno de los grupos que se tratarán en el trabajo de grado y lo presentamos como trabajo, porque creemos que ya ofrece una visión de conjunto de lo que significó el grupo históricamente.

Habría que ahondar en el contexto histórico donde se desenvuelve esta generación, en otros acontecimientos relevantes que se suscitaron simultáneamente, en las actuaciones individuales de los integrantes del grupo Seremos, en el análisis de sus obras literarias, tal vez en aquellos intelectuales que se mostraron complacientes con el régimen, en el aspecto económico y de cómo estaba conformada la sociedad maracaibera de ese tiempo, en fin, hasta poder presentar un cuadro más o menos realista de esa época.

Por el momento, presentamos esta primera entrega en forma de trabajo académico, que si no cubre todas las expectativas, al menos será un avance en nuestras investigaciones y hacia donde está encaminado nuestro propósito.

El gomecismo (1908-1935)

Durante este período se sucede la dictadura de Juan Vicente Gómez, quien siendo vicepresidente perpetró un golpe de estado en diciembre de 1908, contra Cipriano Castro, Presidente de la República de Venezuela, mientras éste se había ausentado debido a una enfermedad, viajando a la ciudad de París en noviembre de ese mismo año. Además de traicionarlo, le prohibió su regreso al país. El Congreso lo eligió oficialmente presidente para un término de cuatro años, desde 1910. Pero Gómez decidió permanecer en el poder y evitar cualquier tipo de crisis que pudiera afectarlo, suspendió las elecciones. A partir de este momento comenzaría una de las dictaduras más largas y cruentas, ordenando modificar la Constitución para hacerse nombrar presidente constitucional por períodos de siete años. El dictador de La Mulera fue inclemente tanto con opositores como con todo aquel que le cuestionase. Si Castro cerró la Universidad del Zulia, Gómez lo hizo con la Universidad Central de Venezuela, para evitar las protestas del estudiantado, sumiendo al país en un franco atraso educativo. Hubo muchos prisioneros políticos quienes cumplieron su condena realizando trabajos forzados. Se inició la explotación petrolera, se promulgó la primera Ley del Trabajo, creó bancos para obreros y agricultores y logró la cancelación de la deuda externa en 1930. El movimiento opositor más recordado de su época fue protagonizada por los estudiantes universitarios, de donde surgirían nuevos líderes políticos y se le conocerá como la Generación del 28. También tuvo lugar un intento de golpe de estado en los cuarteles de Caracas, así como la invasión del Falke en 1929. Su mayor contribución fue la pacificación definitiva del país, al exterminar a los caudillos importantes y crear la Academia Militar de Venezuela, como base de un Ejército Nacional consolidado.

Al respecto haremos referencias a algunos acontecimientos ocurridos en el Zulia en la segunda mitad de la década de 1920.

El dictador Juan Vicente Gómez, como era sabido, tenía el poder absoluto del gobierno, el cual se extendía al país a través de dos corrientes: la de su hermano Juan C. Gómez “Juancho”, el primer vicepresidente, la mano dura; y la de su hijo Juan Vicente Gómez “Vicentico”, segundo vicepresidente, el lado suave y tolerable. Se llegó a hablar de su posible confabulación contra su propio padre.

Durante el gobierno en el Zulia de Santos Matute Gómez (1918-1925), se caracterizó por ser arbitrario y corrupto. Además se trajo toda su camarilla de compadres, toscos y analfabetas, colocándolos en varios cargos de importancia en el gobierno regional. Pero a la muerte de “Juancho”, Santos Matute se autoexilia a Curazao en 1925. En marzo de este año, fue despedido con honores y con un “voto de gracias”, de la Asamblea Legislativa, por haber ejercido su gobierno con “pundonor”, “modestia” y “espíritu progresista”.

El Zulia después de conocer la mano dura de Santos Matute Gómez, lo sucedió otro del mismo talante: el general Isilio Febres Cordero.

En ese año insurgirá en Maracaibo, el grupo Seremos, de tendencia vanguardista en lo literario y político conspirativo contra el régimen gomecista, de quienes nos ocuparemos.

En 1926 sume la presidencia del estado Zulia el general Vincencio Pérez, que más tarde gozará del aprecio de un sector de los grandes comerciantes y empresarios zulianos y de parte de los intelectuales de Maracaibo. Sin embargo este no dejará de aplicar una política represiva y de persecución contra los opositores al régimen. Su gestión estará orientada al mejoramiento del ornado público y a obras de infraestructura.

Dentro de este contexto, a continuación, intentaremos estudiar el grupo Seremos, con aproximación y detenimiento.

El Grupo “Seremos”

Los años veinte, se constituiría en la época de grandes cambios en el país, no solo sociales y económicos, sino también artísticos de avanzada. Es por ello que en Maracaibo surgió un grupo político y literario, juvenil y generacional, que intentaría conspirar contra la dictadura de Gómez pero también acometería los primeros intentos vanguardistas en las letras de la región zuliana. Esta agrupación debe ser considerada la “Generación de Vanguardia“ o “Generación del 28“ en el Zulia y aun adelantada a ese movimiento generacional del centro del país, porque surgiría desde el año 1925, por lo cual podría ser denominada “Generación de 1925“, la cual fue la rebelión más contundente contra la exagerada hegemonía poética de Udón Pérez y sobre todo de sus deficientes discípulos, y de clara oposición clandestina contra el régimen.

Héctor Cuenca, auténtico líder de la agrupación, le daría un nombre sonoro, altivo y muy prometedor: “Seremos“, grupo constituido el día 6 de agosto de 1925, por iniciativa de Francisco de Rosson, escritor español residenciado en Maracaibo, con los miembros fundadores: Héctor Cuenca, Valmore Rodríguez, Ramón Díaz Sánchez, Ely Saúl Rodríguez, Manuel Noriega Trigo, Santiago Hernández Yepes, Alonso Pacheco, Alejandro Borges, Armando Simons Plumacher, Luis Felipe León, Mila Rondón, Hipólito Sibad, J.R. Bermúdez Vargas, Eugene Meriais, Jesús Alfonso Ferrer, Luis Guillermo Govea, Rafael Ángel Barroeta y Manuel González Martínez, los cuatro últimos expulsados en el año 1926, después de un intento fraccionalista. Más tarde, se incorporaron otros miembros, como: Gabriel Bracho Montiel, José Ramón Pocaterra, Aníbal Mestre Fuenmayor, Rafael María López Troconis, Joaquín González Eiris, Isidro Valles, Manuel Felipe Rugeles, Héctor Araujo Ortega, José Manuel Villalobos, Rodolfo Villalobos Carrasquero, Mario Velásquez, E. Isea Sanabria, Rafael Echeverría y Julio Bustamante G. Como contertulios de la agrupación, asistían a sus reuniones escritores de generaciones anteriores, como: Elías Sánchez Rubio, José Antonio Butrón Olivares y Rogelio Yllarramendy, del Grupo “Ariel“; Jesús Enrique Lossada, del “Centro Científico de Estudiantes“; Ciro Nava, de la “Asociación de Estudiantes del Zulia“; Eduardo Matthyas Lossada y Luis Pino Ochoa, surgidos en etapas posteriores del “Centro de Estudiantes del Colegio Federal de Maracaibo“.

Bajo los lemas de “Por los ideales de Patria, de Arte y de Justicia. Por el acercamiento espiritual de América. Por la integridad del pensamiento joven“, trabajaron arduamente durante casi tres años, hasta junio de 1928, cuando fueron reducidos a prisión en el Castillo de San Carlos, por más de dos años por oponerse a la férrea dictadura gomecista. No tuvieron un “manifiesto“ explícito, pero puede considerarse así al poema “Los Poetas Seremos“ de Manuel Noriega Trigo (1926), uno de sus miembros, donde cantaría:

Somos los más fornidos, somos los más audaces,
los que damos el grito nuevo y hondo;
no somos la belleza, pero ella se nos brinda
en sus matices más complejos;
llevamos la esperanza uncida a nuestro plaustro,
al plaustro que nos alza hacia el futuro
en una apoteosis de espiritualidad;
el alma en flor erguida de entusiamo
y el latido vibrante en la sien,
el corazón aureolado de soles y el numen siempre
en comunión de belleza.
Las ideas nos ruegan
que las demos al mundo como se nos ofrecen:
desnudas de arabescos, ayunas de artificio;
y así vamos nosotros por todos los caminos
con sed, con hambre, a solas
desentrañando luz de las tinieblas
y exprimiéndole miel a la amargura...
Vamos al porvenir con las alas abiertas
y en los ojos vencida la fatiga del viaje,
pero la hiperestesia de todas las auroras
le da a nuestra zozobra más calor y más fuerzas
y se nos aniña de aliento la inquietud.
Unos nos llaman locos, otros nos dan aplausos
y a todo indiferente marchamos por la ruta
que más se nos antoje,
quemadas las entrañas de un hálito divino.
Siempre estamos delante de una visión arcana
y nuestro pensamiento va a recoger su flor: la blancura del
éxtasis, la dulzura del trino
o la anemia de la tarde meditabunda...
Tenemos fe en nosotros, ciframos nuestro anhelo en ascender
pero llevando en alto
nuestra bandera, fuerte de orgullo y redención;
y el día en que lleguemos al pico de la cumbre
haremos cange de nuestros cantos robustos
con la más bella música de las estrellas puras.
(p. 7-8)

Este poema-manifiesto fue incluido en el libro Mina de ensueño (1926), de Manuel Noriega Trigo, el cual no es solamente revelador su renovación en el lenguaje rompiendo con las formas tradicionales de hacer poesía en la ciudad, sino su deseo solapado de que se produzcan cambios en la sociedad venezolana, hacia la libertad y el progreso. Llama la atención en el contenido de estos versos lo siguiente: y así vamos nosotros por todos los caminos/ con sed, con hambre, a solas/ desentrañando luz de las tinieblas/ y exprimiéndole miel a la amargura... (…) Tenemos fe en nosotros, ciframos nuestro anhelo en ascender/ pero llevando en alto/ nuestra bandera, de fuerte orgullo y redención.

Su primera junta directiva estuvo integrada por: Héctor Cuenca, presidente; Valmore Rodríguez, vicepresidente; Ramón Díaz Sánchez, secretario; Luis Guillermo Govea, tesorero; Francisco de Rosson, Ely Saúl Rodríguez, Hipólito Sibad y Armando Simons Plumacher, vocales. Al año siguiente, 1926, Ramón Díaz Sánchez fue electo como presidente, en un proceso electivo realizado sin ninguna celebración, por el entonces reciente fallecimiento de Udón Pérez, el 24 de julio de 1926.

En el año de su fundación, 1925, realizaron varias actividades relacionadas con la literatura y la poesía. Entre ellas, una que fue registrada por el historiador Adolfo Romero Luengo (1985) en su obra Maracaibo un poco de su historia, la refiere de esta manera:

“Uno de los recitales público, celebrados por Seremos en el Teatro Baralt, obtuvo el mejor éxito y llenó una doble finalidad: el aporte a la cultura y recaudar fondos para entregar juguetes y regalos a los niños pobres en la Navidad del año 1925. Por este año, el laureado poeta de “Canto a España”, Andrés Eloy Blanco, ofreció emocionante y exitoso recital en el Club Comercio. Sin embargo, todo esto resultaba hechos aislados sin fuerza para afianzar la cultura.” (p. 81)

En cuanto a sus órganos de expresión, se debería considerar como precursor y estimulador de la formación de la agrupación, a la revista La Hora Literaria, con sus ediciones monográficas de diversos autores, precedidas de un esbozo crítico titulado “Carbones Urgentes“, original de Héctor Cuenca, director en su primera etapa, cuando se editaron catorce entregas quincenales, desde el 11 de agosto de 1923 hasta el 15 de marzo de 1924, las cuales se citarán por la rareza de su localización: Amaurosis, Naamán, El sueño de un mediodía de Marcial Hernández; El alma de la bandera, Pastorela, La regadora, La piedad de la esfinge, versiones de Udón Pérez; El suicidio de Pablo Chuecos de Eduardo Matthyas Lossada; El racimo incoherente de Héctor Cuenca; Identidad, Carne de suplicio, Cuadro gris de Luis Pino Ochoa; De rancia estirpe de Darío Monserratt (seudónimo de Arístides Urdaneta); Poesías de Clara Vivas Briceño; Bolívar de José Domingo Tejera; Músicas de organillo de Elías Sánchez Rubio; Ánima vili, El profesor Panthomo, Un crimen romántico de Jesús Enrique Lossada; Alma antigua de Jorge Schmidke; La acción naval del 24 de julio de 1823 en el Lago de Maracaibo de Abraham Belloso; Campanas pascuales de Dyana Rojas; y Las primeras mieses de Gustavo Fuenmayor. Al abandonar la dirección Héctor Cuenca, la revista tendría una segunda época, cuando circularon cuatro números más, de carácter monográfico, bajo la dirección de Rafael María López Baralt, de los cuales se han localizado dos: Poesías de José Ramón Yepes Trujillo y Musa Gitana de Emiliano Hernández; más tarde, circularon dos números más, ilocalizables, dirigidos por José Antonio Butrón Olivares; sin embargo, ese nuevo director muy pronto le cambió la denominación a la revista, llamándola Selección, al principio también en ediciones monográficas, como Selección de poemas del vanguardista peruano Alberto Hidalgo, La parábola de la envidia, Un alarido en la noche, Bajo el crepúsculo, El bongo, cuentos de Elías Sánchez Rubio y Cartones de Emiliano Hernández, mientras la revista perdía su carácter monográfico y llegaría a circular en 22 números, desde el primero de abril de 1925 hasta el 17 de noviembre de 1926.

Desde el 15 de marzo de 1926 había aparecido el Boletín “Seremos“, subtitulado el órgano de la “Nueva Generación“ y encabezado por el lema americanista del grupo. Tuvo circulación bimensual, del cual llegaron a circular dos números más, los días 15 de mayo y 15 de julio de 1926, con un formato muy modesto en su elaboración, cuyo contenido eran trabajos creativos de los integrantes del grupo, sobre todo poemas y narrativa breve, además de reproducir una escena del segundo acto de la obra teatral Han robado un ventilador de Ramón Díaz Sánchez, la cual había sido presentada en el Teatro Baralt y desgraciadamente perdido su libreto, ya que según comentarios de la época, el joven “seremista“ se revelaba como un aprovechado seguidor de Luigi Pirandello, rompiendo con el teatro local, externo y anecdótico, sin penetración del espíritu íntimo del hombre, por lo cual fue comentada en la ciudad de Maracaibo y nacionalmente. Así mismo, se publicaban interesantes comentarios sobre la poesía del peruano Alberto Guillén; sobre el primer libro Fervor de Buenos Aires del ultraísta argentino Jorge Luis Borges; sobre el teatro expresionista de George Kaiser; y sobre el poemario Vidas de Carlos Sabat Ercasty. En ese mismo año de 1926 circuló la revista La Ventana, órgano colaborador del grupo, ya que la dirigían Alejandro Borges y Gabriel Bracho Montiel, dos miembros del grupo, cuyo primer número vio la luz pública el 26 de junio y más tarde se editaron dos números más, con colaboraciones de Valmore Rodríguez, Manuel Noriega Trigo, Ramón Díaz Sánchez, Armando Simons Plumacher y Eduardo León, entre otros integrantes o amigos de la agrupación.

El 19 de febrero de 1927 circuló el primer número de la revista literaria ilustrada “Índice”, bajo la dirección de Alejandro Borges, donde el joven vanguardista Arturo Uslar Pietri publicaría su artículo sobre el futurismo, considerado “el último –y probablemente el único- defensor del Futurismo a lo Marinetti en esos años“, donde se evidenciaba “su admiración por los aspectos más reaccionarios del futurismo“, según apreciación del crítico chileno Nelson Osorio T., investigador de la vanguardia venezolana e hispanoamericana, quien en sus interesantes estudios ha visualizado la importancia de esa revista, órgano colaborador de “Seremos“, como la expresión vanguardista anterior a “válvula“, donde escribieron, entre otros: Antonio Arráiz, Pedro Sotillo, Arturo Uslar Pietri, Gabriel Bracho Montiel, Ramón Díaz Sánchez, Aníbal Mestre Fuenmayor, Isidro Valles y algunos autores extranjeros, como el vanguardista peruano Alejandro Peralta, reconocido autor de Ande, texto renovador de las letras continentales. Es decir, que esa destacada revista reunió por primera y única vez a los vanguardistas caraqueños y zulianos, en una simbiosis muy enriquecedora. De ella se publicaron, por lo menos, siete números, de los cuales Nelson Osorio pudo localizar cuatro, fechados: 19 de febrero, 5 y 19 de marzo y 20 de abril, sin embargo nuestras investigaciones han localizado una referencia en el periódico maracaibero Occidente, del día 7 de septiembre de 1927, donde se anunciaba la circulación y canje de los números 6 y 7 de la revista, los cuales no se han podido localizar.

Entre los meses de octubre y noviembre de 1927 circularía el único número de la Revista “Seremos“, donde se rindió un justiciero homenaje póstumo al poeta Elías Sánchez Rubio, recién fallecido, publicando su cuento Ojo por Ojo; se anunciaba la llegada, desde París, de la edición del poemario El Surco Vivo de Héctor Cuenca; se comentaba el libro póstumo, recién editado, La Locura del Otro de Luis Enrique Mármol; se saludaba la aparición de los Grupos Literarios: “Voluntad“, “Tierra Nuestra“ y “Unifiquémonos“ de Caracas y Valencia, de tendencias vanguardistas. A finales del año 1927 circuló Alfa, bajo la dirección de Ramón Díaz Sánchez, con frecuencia semanal, sin embargo no se localizan sus ejemplares, los cuales fueron reseñados en el periódico “Occidente“. Por último, el 23 de abril de 1928, inició su circulación el periódico El Nivel, fundado y dirigido por Héctor Cuenca, con la redacción de Valmore Rodríguez, el cual circuló hasta el 24 de octubre de ese mismo año, cuando fue clausurado por el gobierno del presidente Vincencio Pérez Soto, por considerar que el periódico poseía material subversivo contra el gobierno, localizado por la historiadora Yeris Urdaneta en el Archivo Histórico del Estado Zulia. No debe olvidarse el gran apoyo de Octavio Luis Criollo como director del periódico El Excelsior, sobre todo en 1926, a través de la página “Crónicas literarias“, casi siempre redactada por Ely Saúl Rodríguez, uno de los seremistas y así mismo, la colaboración del periódico Occidente de Manuel M. Matheus, desde el 7 de mayo de 1927.

También tuvieron un “editorial“ bajo el sello “Seremos“, donde se llegaron a publicar hasta seis libros: Los caminos inefables (1925) de Valmore Rodríguez, El sacrificio del padre Renato (1926) de Ramón Díaz Sánchez, Mina de Ensueño (1926) de Manuel Noriega Trigo, El surco vivo (1927) de Héctor Cuenca, Esta es mi sangre (1927) de Aníbal Mestre Fuenmayor y Mis siete pecados y mis siete virtudes (1928) de Elías Sánchez Rubio, mientras se anunciaban la edición de seis más, los cuales no lograron ver la luz pública por la prisión de sus miembros a mediados de 1928, sin embargo en ese año había circulado El libro de los fragmentos de Ciro Nava, contertulio del grupo, con el sello editorial “Seremos“ y años más tarde, se editaron por lo menos dos libros con el sello editorial “Seremos“: Guachimanes (1954) de Gabriel Bracho Montiel y Permanencia del día (1961) de Héctor Cuenca, como un gesto sentimental de sus autores, antiguos seremistas.

Como puede observarse el grupo tuvo una dinámica actividad intelectual y creativa hacia la modernidad, lo que cabe decir que lo de cultural y literario del grupo no fue solo un disfraz para expresar lo político, sino que estaban inmersos en esas dos actividades distintas, pero en este caso tomadas de la mano en una empresa común: la libertad y la justicia. De ahí que el crítico chileno Nelson Osorio (1985) exprese lo siguiente:

“Los seremistas –como se llamaban a sí mismos- ilustran en el extremo noroccidental del país el brote generalizado de la renovación y la vanguardia (…) pese a la heterogeneidad de su composición, el grupo se convirtió en un fermento de posiciones renovadoras y avanzadas no sólo en el terreno del arte y la literatura sino también en la forma de posiciones frente a la realidad social y política del país, lo que desemboca en una abierta participación en las luchas contra el gomecismo, sobre todo en el año 28.”

Sus publicaciones se adscribieron al movimiento de renovación que había nacido en Venezuela con “Áspero“ de Antonio Arráiz, por lo cual sonaron distintas, fueron diferentes y ese fue el significativo aporte literario de “Seremos“, al cual se unió el ético, de una agrupación que luchó por la libertad y la cual tuvo que fenecer por su posición recta y vertical ante la dictadura gomecista. A sus creaciones se unieron las de sus contertulios: El reloj de los girasoles (1927) de Jesús Enrique Lossada y sus numerosos cuentos dispersos, más tarde recogidos en La máquina de la felicidad (1938), el poemario Piedras falsas (1929) de Eduardo Matthyas Lossada y los cuentos dispersos de Elías Sánchez Rubio, recogidos en parte en la revista “Selección“, además del poemario póstumo Mis siete pecados y mis siete virtudes (1928), editado por el mismo Grupo “Seremos“.

El grupo se reunía en la clínica de Héctor Cuenca, todos los domingos, leían sus propios textos y los criticaban, consultaban libros y planificaban sus actividades; más tarde, se dedicaron a la lectura de autores hispanoamericanos, efectuando sus propios comentarios sobre las obras. Esa labor de crítica literaria objetiva, seria, honesta, sincera, conceptual, sin el eterno amiguismo, fue otra de las innovaciones de la agrupación, sin embargo les ocasionó problemas internos, un cisma que terminó con la expulsión de algunos de sus miembros.

La revista Elite de Caracas había empezado a circular el 17 de septiembre de 1925 y para el 21 de noviembre de ese mismo año, saludaba el carácter renovador del Grupo “Seremos“; el primero de mayo de 1926 publicaría el Poema del 60 H.P. de Francisco de Rosson, uno de los fundadores del grupo seremista, donde se apreciaba la audacia metafórica del autor; y por último, el 2 de abril de 1927, Alipio Garrido realizó un reportaje interesante y apreciativo sobre la agrupación marabina con la foto de algunos de sus integrantes, el cual comentaremos más adelante con la ampliación de este trabajo inicial.

El 28 de octubre de 1955, Héctor Cuenca (1957), pronunciando un discurso en la instalación del Círculo Zuliano de Escritores, daba su propio testimonio del grupo a la distancia, de esta manera:

“No era una juventud homogénea, con una rasante de cultura que pudiera nivelarlos a todos. Más una voluntad inquebrantable nos agrupaba. Teníamos un firme propósito de aprender, un afán de obra nueva, una rebeldía sin temores i, sobre todo, un grande amor de América. Pero sin haber logrado mayores resultados, perseguidos por la dictadura política que sufría Venezuela, todos fuimos a parar a la cárcel i el grupo hubo de perecer por desgracia inevitable. Una conferencia pública sobre analfabetismo había sido el signo de aquel brusco desaparecer”

El Dr. Hercolino Adrianza Álvarez (1994), quien fue amigo de algunos de los integrantes, nos dice: “Seremos, compuesto por intelectuales jóvenes y honestos, ávidos de libertad, insurgió en momentos difíciles que se estaban viviendo y sufriendo.” (…) “el grupo, en forma privada, y restringida, fue también de carácter político. Era una manera de luchar contra el medio gomecista, cerrado y asfixiante.”

El historiador Adolfo Romero Luego (1985) en su obra Maracaibo… un poco de su historia, recoge algunos aspectos que no pueden dejar de mencionarse, como sigue:

“El grupo con tales principios e inflamado de un espíritu de lucha nueva y honrada aspiración a subir el estrado de los valores auténticos, formados en las fuentes de los mejores conocimientos, estaba llamado a levantar ánimos dormidos para foguearlos en el debate de los principios y en el moderno arte de expresar los sentimientos del alma. Para mayor auge de estos deseos, el diario “Excelsior” estableció la sección de “Crítica libre” que resultaba como una tribuna en la cual se planteaba o se elogiaba, según fuese los méritos. El grupo abandonaba viejas formas, se apartaba de antiguos maestros y rompía el decir estancado para dar salida a la idea hecha fuego en el debate de prometedores anhelos. Tales ideas, como toda corriente que busca abrir cauces nuevos, encontró difíciles obstáculos y tuvo que arrastrar pesados fardos de engreídos.” (p. 78-79)

Desde luego que no hay duda que el Grupo “Seremos“ intentó una renovación trascendente en las letras de la región zuliana y no lo logró a cabalidad, porque no sólo tuvo que luchar contra el medio literario regional, impregnado hasta la saturación por el udónperismo, mito literario que reinaría durante casi treinta años después de la muerte del poeta maracaibero y acabado definitivamente por el Grupo “Apocalipsis“ en el año 1955, sino que también se tuvo que enfrentar a una terrible dictadura, negadora de las libertades humanas, la cual los encarcelaría y les robaría dos años de su fecunda juventud y quizás parte de su ideal literario y por ello, cuando salieron de la prisión en 1930, la mayoría abordaría su camino en la vida y pocos siguieron cultivando la literatura o lo hicieron complementariamente a su profesión liberal y “Seremos“ quedaría como un hermoso recuerdo de ideales juveniles, de esperanzas frustradas, de sueños desgarrados. Aun así, ellos tienen y mantienen un puesto de honor en la historia de las letras regionales y siempre se les recordará, conjuntamente con el Grupo “Ariel“, como los dos intentos más importantes en la primera mitad de la vigésima centuria zuliana, por tratar de homologar nuestra literatura con la que se estaba creando en otras regiones del mundo, porque la literatura como la más hermosa de las expresiones del espíritu humano, ha sido, es y será siempre única y universal, desde luego que con las impregnaciones de los contenidos locales, regionales y nacionales.

En ese sentido, debe destacarse para la auténtica valoración de esta agrupación, que el estudioso y crítico de la vanguardia en América Latina, Nelson Osorio (1985), sin haber podido ojear la mayoría de los órganos difusores de “Seremos“, se atrevió a exponer que:

“la importancia del Grupo Seremos –sobre el cual al parecer, aun no se ha hecho un estudio sistemático- estriba fundamentalmente, desde el punto de vista histórico, en que aparece como el primer grupo organizado que se plantea abierta y colectivamente el problema de la renovación artística, vinculándola además a los problemas sociales y políticos del momento. Por otra parte, buscan asumir conscientemente la dimensión hispanoamericana que asume la renovación juvenil.”

Para más adelante concluir diciendo que:

“(…) este breve examen de la actividad del Grupo Seremos de Maracaibo no sólo nos muestra la envergadura nacional que va adquiriendo el espíritu renovador y de vanguardia, sino que por la fecha de su fundación nos permite considerar, en términos generales, el año de 1925 como el momento de apertura de las nuevas posibilidades de una renovación artística con claras vinculaciones vanguardistas. Puede considerarse ese año como un hito cronológico que marca el paso hacia una afirmación activa de las nuevas corrientes y el momento de ingreso a la escena literaria del país de la promoción más nueva de escritores“.

Así mismo, señaló sobre el libro de cuentos Esta es mi sangre de Aníbal Mestre Fuenmayor, que aunque tiene una “mayor agresividad explícita y mayor conciencia ruptural, no logra resolverse artísticamente de un modo acorde con su proyecto“.

El crítico chileno ha señalado algunos hitos literarios sucedidos en el país durante el año 1928 y los cuales merecen conocerse, por su interrelación con el grupo vanguardista zuliano. El 5 de enero había circulado en Caracas, el primer y único número de la revista “válvula“, considerada como la “primera revista vanguardista venezolana“, la cual señalaría la pauta inicial de la llamada “Generación del 28“ y en ella escribieron: Arturo Uslar Pietri, Carlos Eduardo Frías, Antonio Arráiz, Miguel Otero Silva, Fernando Paz Castillo, Nelson Himiob, José Antonio Ramos Sucre, Juan Oropeza, José Salazar Domínguez, Pedro Sotillo y José Nucete Sardi, entre otros, quienes dieron a conocer su “manifiesto“, el cual se iniciaba con atrevidas frases: “Somos un puñado de hombres jóvenes con fe, con esperanza y sin caridad. Nos juzgamos llamados al cumplimiento de un tremendo deber, insinuado e impuesto por nosotros mismos, el de renovar y crear. La razón de nuestra obra la dará el tiempo“, donde recurren a la sugerencia y al juego metafórico, para exponer su rebelión estética, la cual ha sido señalada por Nelson Osorio en sus planteamientos básicos: Rechazo a la adscripción a escuelas, conciencia de contemporaneidad universal, defensa del arte nuevo, concepción de ese arte nuevo como sugerencia y radicalizaciones de actitudes. Jesús Semprum, firmando “Sagitario“, al final de la vida y con su sensibilidad atrofiada e inhábil, llegaría a decir: “¡Que Dios tenga piedad de la válvula y de los hombres que por allí se desahogan“. El 4 de septiembre vería la luz pública el libro de narraciones Barrabas y otros relatos de Arturo Uslar Pietri, uno de los integrantes de “válvula“, el cual sería el inicio de una brillante trayectoria literaria durante el siglo XX, cuya publicación desataría de nuevo la crítica negativa de Jesús Semprum, desde las páginas de la revista “Fantoches“, al decir: Durante gran parte de ese año 1928 se publicaron numerosos artículos sobre la vanguardia literaria, como una verdadera polémica entre las generaciones. Al mismo se habían sucedido importantes actividades de índole cívica y política contra el régimen gomecista. Así, el 6 de febrero de ese mismo año, se había iniciado la “Semana del Estudiante“, organizada por la “Federación de Estudiantes de Venezuela“, presidida por Raúl Leoni, líder de derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV), desencadenándose algunos actos considerados antigubernamentales, por lo cual se ordenaría la detención de los líderes: Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Pío Tamayo y Guillermo Prince Lara.

Los integrantes de “Seremos“, más temprano o más tarde, contribuyeron con numerosas obras literarias a la bibliografía regional, nacional e hispana. Ellos fueron entre otros: Rafael López Troconis (1892-1933): Periodista, orador y poeta en Oda a Udón Pérez y en La isla de nácar. Luis Felipe León (1892-1947): Comerciante, periodista, polemista, ensayista y poeta laureado, con obra dispersa en periódicos y revistas de la época, sobre todo en El País, en los órganos de “Seremos“ y en el semanario “Orión“. Alonso Pacheco (1893-1969): Poeta y caricaturista, quien dejó su obra dispersa e inédita, rescatada por su nieta Mariela González Pacheco, bajo el título de Alonpa, seudónimo que utilizaba, la cual fue editada por la Universidad Católica Cecilio Acosta (UNICA). José Ramón Pocaterra (1896-1958): Músico, ensayista y poeta de los grupos Seremos y Tierra, publicando su poemario laureado Voces del viento en 1951. Jesús Alfonso Ferrer (1896-1981): Ensayista, crítico, biógrafo y poeta, autor de numerosas obras como: Oyéndome por dentro (1930), Hombres del Zulia (1937), Romance del Lago de Maracaibo (1949), Rumor de Frondas (1951), Rincón de Siemprevivas (1953), Esbozo Literario (1955), Romancero de la Epopeya (1956), Huerto Familiar (1959), Jesús Enrique Lossada (1892-1948) 1961, Éxtasis del Camino. Versos (1962), Barro Nativo (1964), Cumbres Zulianas (1971), Terruño Heráldico (1971) y Celajes de Otoño (1973). Ely Saúl Rodríguez (1897-1945): Músico, promotor cultural, ensayista, crítico, cuentista y poeta, fundador del Ateneo de Maracaibo y autor de: La araña. El campanero de Santa Lucía (1926), Cuadros y poemas 1938-1941 [1941], Lumen et gloria (1947), El canto de las estrellas (1956) y Obra poética (2010). Héctor Cuenca (1897-1961): Odontólogo, doctor en ciencias políticas y sociales, político, diplomático, orador y escritor, cultivando la poesía y el ensayo. Autor de: Carabobo (1921), El Racimo Incoherente (1923), La Inquietud Sonora (1924), El Surco Vivo (1927), Los Vasos Sagrados (1941), Juan Vicente González (1953), Dos Discursos (1956), A Través de Tesis y de Autores [1956], Discurso de Orden (1957), La Palabra Encendida (1957), Del Homenaje al Uruguay y a Rodó (1958), Permanencia del Día (1961), La Patria Dulce i Violenta (1970) y Bolívar y Urdaneta (1987). Santiago Hernández Yepes (1898-1978): Marino, periodista, político, biógrafo, narrador y poeta. Nieto de poeta José Ramón Yepes. Autor de: El 19 de diciembre de 1925 en Maracaibo (1926), La impecable [1926], Álbum conmemorativo (1938), Abigaíl Colmenares, Magistrado de la Probidad (1944), Trinidad Montiel. Un Precursor de la Universidad del Zulia (1959).

Valmore Rodríguez (1900-1955): Dirigente sindical y político, periodista, parlamentario, ensayista, cuentista y poeta, autor de: Los caminos inefables (1925), Dos estampas (1942), Bayonetas sobre Venezuela (1950), así como su obra completa recopilada en siete volúmenes con el título de Escritos de época (1988-1992). Alejandro Borges (1901-1966): Periodista y poeta. Dejó inéditos varios libros: La Intoxicación del minuto, Ven conmigo de la mano y La palabra del bronce o El lenguaje de las estatuas. Aníbal Mestre Fuenmayor (1901-1980): Abogado, farmacéutico, químico, economista, periodista, profesor universitario, narrador y articulista. Autor de: El origen del hombre (1924), Esta es mi sangre. Primer libro de cuentos (1927) y La Universidad frente a los problemas de la juventud (1962). Armando Simons Plumacher (1903-1932): Periodista, poeta y ensayista. Fue laureado dentro y fuera del país; sus celebrados «Pastiches criollos», con tintes de ironía, y sus poemas, como el «Canto a Venezuela» y «Dietario sentimental»; textos que fueron comentados y elogiados por sus lectores. Manuel Noriega Trigo (1903-1962): Doctor en ciencias médicas, profesor universitario, político, poeta, historiógrafo y autor científico. Autor de: Mina de ensueño (1926), La enseñanza de la Historia de la Medicina en Venezuela (1956) y Poesías de Manuel Noriega Trigo. Ocho poemas (1976). Ramón Díaz Sánchez (1903-1968): Periodista, narrador e historiador. Autor de: El Sacrificio del Padre Renato (1926), Cardonal (1934), Mene. Novela de la Vida de la Región Petrolera del Estado Zulia (1936), Caminos del Amanecer (1941) y Casandra. Novela Petrolera (1957). Gabriel Bracho Montiel (1903-1974): Doctor en cirugía dental, periodista, orador, narrador y humorista. Discurso de Orden en Homenaje al Maestro Hermágoras Chávez (1928), La Huella del Hombre que Pasó (1952), Guachimanes (Watchmen) 1954, La Mata-Mujer, Mentiras de Dominguito: Extracto Fluido de Cosas de la Gente Bien Dispuesta (1984). Isidro Valles (1903-1985): Periodista, orador, humorista, político, quien dejó su obra dispersa en periódicos y revistas. Héctor Araujo Ortega (1907-1967): Periodista, ensayista, poeta y narrador, de obra dispersa e inédita, como sus novelas Los inmortales del andrajo, Las confesiones de un confesionario, Cook Avenue y La fornicada; sus poemarios Bajo la lámpara antigua y Prosas de amor; el libro de narraciones Cantos de castas y de muertes; sus fábulas y apólogos Reportaje risueño; sus crónicas y una antología de poetas zulianos. Luis Guillermo Govea (1907-1988): Radiodifusor, orador, ensayista y poeta, en sus obras: Poemas y Caja de resonancia.

Sucesos de 1928

La historiadora Yeris Urdaneta (2000) en su libro Gómez y el gomecismo en el Zulia (1928.1937), da cuenta en forma detallada de los momentos de tensión política que comienza a vivirse en el Zulia, a partir de 1928. Cree que la crisis económica mundial de ese año, haya sido el detonante para que se llevaran a efecto manifestaciones públicas con el régimen, tanto en Caracas como en Maracaibo. Particularmente en Maracaibo comenzaba a percibirse un clima de inestabilidad política y de descontento social, que se venía arrastrando desde que Gómez tomó el poder.

En el Zulia se hablaba de su posible independencia respaldada por las empresas extranjeras, cosa que comenzó a inquietar al gobierno central y regional. Los problemas tendían a intensificarse, la Universidad del Zulia permanecía cerrada y no se había concretado la construcción del acueducto para Maracaibo, tan vital y necesario.

La Institución Boliviana, creada para proteger a los empleados del Comercio de la Administración Pública, la cual había sido presidida por Felipe Illarramendy, Ciro Nava e Isidro Valles, resultaba ser una molestia para el régimen.

Dos años antes, el grupo Seremos había publicado un artículo en el periódico Excelsior, titulado “Desenfrenada ambición”, la cual vino a constituirse en la primera reacción protestaría pública contra la política petrolera y el maltrato al venezolano, según Ciro Nava citado por Yeris Urdaneta.

En 1928 ya era evidente el disgusto económico y social dominante en Maracaibo, los intelectuales se hicieron voceros de inmediato de esa situación.

Se enunciaron discursos y conferencias en forma velada y con un lenguaje indirecto y moderado. Isidro Valles pronuncia un discurso en homenaje a Hermágoras Chávez, el 13 de mayo de 1928 y Gabriel Bracho Montiel, al día siguiente pronuncia otro, y ambos son publicados por Ramón Villasmil, el editor-propietario del diario Panorama.

A estos discursos le siguieron un ciclo de conferencias, organizado por la Institución Boliviana y el grupo Seremos, con una intensión marcadamente política. El primero de los conferenciantes fue Isidro Valles, quien en su intervención calificó “el analfabetismo” como “ese tirano de los pueblos”, siendo la razón suficiente para ordenar su encarcelamiento y de los principales líderes del grupo. De inmediato se procedió al allanamiento y clausura de El Nivel, buscando evidencias conspirativas. Ese periódico era dirigido por Valmore Rodríguez, quien fue sometido a interrogatorio, explicado esto en forma pormenorizada por la historiadora Yeris Urdaneta, en su investigación.

Se llevaron a cabo protestas en la calle contra Pérez Soto y Gómez, pidiendo la libertad de Isidro Valles y demás integrantes del grupo Seremos.

A este respecto Manuel Matos Romero (1988), amigo de Isidro Valles, nos da su testimonio:

“La fragua que dio a conocer y admirar el nombre de Isidro Valles fueron aquellos sucesos de 1928, que tanta irritación le causaron al general Gómez y tanta polvareda polémica levantan todavía. Isidro Valles era un empleado de comercio, de color bronceado, pequeño de estatura, pelo muy negro y ojos vivaces, ligado a los escritores del grupo Seremos y presidente de la Institución Boliviana del Zulia. Cuando los universitarios de 1928, tras irrespetar al dictador, fueron a las cárceles y a las carreteras, Isidro Valles se trepó a una tribuna en Maracaibo y pronunció una conferencia inflamada de rebeldía y de exaltación a los principios democráticos. Naturalmente que al día siguiente estaba preso y a la semana amansaba un par de grillos en las bóvedas del Castillo de San Carlos, domadura de hierros que duró dos años. Pero su discurso quedó entre las piedras de El Saladillo, como simiente. Por primera vez en la historia se produjeron en el Zulia, manifestaciones de calle contra Gómez y Pérez Soto.” (p. 40)

Presos en el Castillo de San Carlos los seremistas, entre ellos Héctor Cuenca (1970), escribe un poema titulado Aniversario, con motivo de los tres años del grupo Seremos y está fechado 6 de agosto de 1928. Este poema que había permanecido inédito fue incluido en su libro póstumo La patria dulce i violenta (1970), que él mismo había dejado listo, incluía poemas sueltos de diversos años, desde 1927 hasta 1961. El poema se constituye en un claro testimonio de todo lo vivido y sufrido por esa generación. A continuación un fragmento del poema:

Pero llegó el día tremendo,
El 28 del terror,
I cien fuimos a la cárcel,
I tuvimos todos “grillos”
I calabozo cerrado
I maltrato de palabra
I rigor de mano armada,
Como si por dentro de una casa
Pudiera apagarse a golpes
El fuego que arde allá adentro…
(p. 27)

La mayoría de los jóvenes del Grupo “Seremos“ al salir de la prisión en 1930, cada uno abordaría su camino en la vida y muy pocos siguieron cultivando la literatura, sin embargo, surgiría una pequeña agrupación literaria en la siguiente década de la centuria, el Grupo “Vertical”, en cierta forma digno epígono de los “seremistas“, en sus ideales de renovación literaria.

Ese mismo año, se creó por un decreto del Ejecutivo del estado Zulia del 13 de agosto, la Escuela de Ciencias Políticas de Maracaibo, como restablecimiento de los estudios jurídicos en el Zulia. La lección inaugural estuvo a cargo del Dr. Jesús Enrique Lossada.

Aunque ya dispersos los integrantes del grupo Seremos, la lucha política se extendería por parte de algunos de ellos, hasta lograr ver y disfrutar un régimen de libertades y principios democráticos.

Para finalizar, concluido el período histórico del gomecismo con la muerte del dictador y puestos en libertad los presos políticos, se cita de nuevo al historiógrafo Manuel Matos Romero (1967), quien resume muy bien lo acontecido en Maracaibo en ese momento del deceso de Gómez:

“A la muerte del Gral. Juan Vicente Gómez, en diciembre de 1935, tanto Isidro Valles como Valmore Rodríguez, se dirigieron por la radio zuliana Ecos del Caribe de Maracaibo, al pueblo zuliano y venezolano en general exhortándolo a reivindicar sus libertades conculcadas, pues se rumoraba que el grupo gomecista, seguiría dominado al país con los mismos métodos anteriores. Al efecto, dieron mítines en las plazas públicas y hubo escasos choques del pueblo con la fuerza pública, especialmente en la Plaza Bolívar donde murió de un disparo el maestro Severiano Rodríguez; fundaron agrupaciones políticas y organizaron los sindicatos obreros. En estas tareas tomaron parte otros muchos elementos revolucionarios y personas de espíritu cívico que trataban de ayudar a encauzar el movimiento patriótico que se empezaba a gestar, cuyo desarrollo sería largo describir.” (p. 89)

Pero como se sabe esta historia no concluye aquí, por parte de algunos de los integrantes del grupo Seremos, de la generación del 28 en el Zulia, quienes tendrán destacadas actuaciones públicas en las siguientes décadas.

CONCLUSIONES

Podemos concluir diciendo que, después de haber estudiado a grandes rasgos el grupo Seremos, su importancia está orientada en dos aspectos a saber:

En primer lugar, su lucha política contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, a través de las ideas, la creación literaria y su propia actitud de valentía en pos de la libertad y la justicia, así como en la instauración de un gobierno democrático, convirtiéndose de esta manera en la representación de la generación del 28 en el Zulia.

Y en segundo lugar, su contribución a la literatura en un despertar hacia modernidad a finales de la década de 1920, cuando todavía en Maracaibo los escritores se mantenían aferrados a las formas tradicionales de creación de la palabra, convirtiéndose en precursores de la vanguardia literaria en el Zulia.

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