LA HAZAÑA DE PETIT Y CARMONA Y SU LLEGADA AL ZULIA


Lic. Iván José Salazar Zaíd
Miembro de Número de la Academia de Historia del Zulia




Rafael Ángel Petit y Juan Carmona eran dos exploradores venezolanos que se les ocurrió inscribirse como muchos otros entusiastas atletas en un “Raid Pedestre” (jira pedestre), que consistía en una caminata que partía de Caracas y la meta era llegar a Washington. La expedición salió el día 15 de enero del año 1935. Los únicos expedicionarios que pudieron cumplir con la hazaña fueron ellos dos, la cual cumplieron con mucho éxito pero teniendo que enfrentarse a muchos obstáculos. Luego de haber cumplido su hazaña, recibieron muchos homenajes en muchas ciudades del continente. Al llegar a Venezuela, su tierra natal, ocurrió lo mismo, fueron homenajeados en varias ciudades del país, pero el recibimiento que les hizo el Zulia a los expedicionarios Petit y Carmona fue reseñado como insólito.

A su llegada a la ciudad de México fue que se pudo obtener información sobre su jira. Desde allí participaban al cronista deportivo del diario Panorama que de la capital salvadoreña habían salido el día 30 de mayo para la vecina republica de Guatemala. Comentaban que de El Salvador, después de la capital que lleva el mismo nombre lo que más les gustó fue la ciudad de Santa Ana por el buen trato de sus habitantes y por la limpieza de sus calles. En esa ciudad permanecieron una semana haciendo los tramites necesarios que les permitieran transitar por Guatemala para proseguir siempre a pie, con dirección a la frontera a la que llegaron después de un día de camino.

De la frontera de El Salvador hasta Guatemala tuvieron que pasar por una serie de poblaciones o caseríos hasta llegar a la Hacienda Mongoy, donde pernoctaron y en la cual, debido a la abundancia de murciélagos “o pequeños vampiros”, no pudieron dormir con tranquilidad. El más afectado fue Petit al recibir muchas picadas, al extremo de que al amanecer se sentía muy débil por la cantidad de sangre que le fue succionada por los diminutos murciélagos.

Sobre su travesía por los países de Centro América, comentaban sobre una tribu curiosa de Guatemala que no dejaban nunca de trabajar. En la ciudad de Guatemala a Carmona le repitieron las fiebres palúdicas, por tal motivo se vieron obligados a permanecer varios días en esa ciudad, prosiguiendo para la frontera del inmenso México, entrando por Suchate, después de haber recorrido el trayecto que separa la capital de Guatemala con esa frontera no sin antes recibir varios aguaceros. De la frontera guatemalteca a la capital azteca, hicieron un recorrido de unos 1200 kilómetros por una vía férrea pasando por cuatro importantes estados mexicanos. Desde río Frío entraron al estado de México por Azotla y luego directamente al Distrito Federal, hasta llegar el día 18 de octubre a la ciudad de México, cumpliéndose así 11 meses de su recorrido.

En el pueblo de Azotla fueron recibidos por una delegación de scouts mexicanos quienes pasaron la noche con Petit y Carmona. Al día siguiente llegaron más delegados al lugar donde se encontraban los caminantes, donde se reunieron alrededor de 100 scouts, luego siguieron en correcta formación hasta el kilómetro 9 donde les dieron la bienvenida los jefes de los scouts mexicanos, el Comisario del Distrito federal y el ingeniero Eudoro Urdaneta, Secretario de la Legación Venezolana en representación del Excelentísimo Señor Ministro de Venezuela en México.

Desde la Ciudad de México continuaron su rumbo por una carretera recién inaugurada en esos tiempos, que enlazaba a la capital azteca con la ciudad de Nuevo Laredo en Estados Unidos, con trayecto de 1228 kilómetros. Hasta aquí, se tuvo noticias de la odisea de estos dos aguerridos scouts venezolanos, que estaban probando al mundo de lo que es capaz la voluntad del hombre cuando lo guían nobles propósitos, glorificando al mismo tiempo el grupo de scouts nacional con su extraordinaria empresa, que pudieron culminarla con éxito al cumplir la meta de llegar hasta la ciudad de Washington.

EL RECIBIMIENTO DEL PUEBLO MARABINO


A su llegada a Maracaibo, una gran multitud tomó parte en los festejos públicos en honor a los dos osados caminantes que formaban parte del grupo de Scouts Venezolano. El día 7 de agosto de 1937 llegaron a los muelles de La Ciega y desde allí fueron trasladados en hombros hasta la Basílica de Nuestra Señora de La Chiquinquirá.

La prensa reseñaba que hacía mucho tiempo que los muelles de La Ciega no contenían en sus instalaciones una muchedumbre tan compacta y heterogénea como la que se conglomeró ese día sábado temprano, para brindarle una entusiasta bienvenida a estos exploradores.

A las nueve de la mañana fue que echó anclas en la rada del puerto de Maracaibo el vapor holandés “El Libertador” que fue el que los traslado hasta esta ciudad. Mucho antes de su llegada la gente ya se había conglomerado en los muelles deseosos de ser los primeros en conocer a tan valerosos scout. En forma muy organizada, fueron ocupando en La Ciega lugares estratégicos los distintos cuerpos de exploradores de la ciudad, destacándose entre ellos el de las “Guías de Venezuela”, compuesto de bellas y hermosas jóvenes que lucían con natural elegancia sus lindos uniformes de “Bayeta azul”. Multitud de mujeres afluyeron de todas partes de la ciudad, la mayoría de ellas portaban ramos de flores para ofrendar y obsequiarlos a los héroes de la caminata Caracas-Washington.

El recibimiento musical estuvo a cargo de la Banda Urdaneta que desde los muelles ejecutaba hermosas piezas de su amplio repertorio mientras el barco se acercaba y atracaba en el muelle. Cuando los scouts Petit y Carmona salieron a la borda del barco para corresponder a los cálidos reclamos y saludos de la concurrencia, los instrumentos sonoros de la banda desgranaron las bellas armonías de nuestro Himno Nacional, rindiéndole los honores que se estilan los oficiales de a bordo, acompañados de los homenajeados y el público presente.

Desde el propio navío, los expedicionarios Petit y Carmona se dirigieron al público usando para ello los micrófonos de la estación de radio “Ondas del Lago” que con antelación los habían instalado a bordo del barco. Como animador de tan gran recibimiento estuvo el “locuaz speaker” señor Nicolás Vale Quintero. La multitud tributó grandes ovaciones a los scout, luego otorgó sus aplausos al señor John Lutle lehn, Comisionado de la federación Venezolana de Boy Scouts, que fue designado para darle el saludo de bienvenida a sus compañeros.

Tan pronto como los destacados trotamundos pisaron tierra firme fueron rodeados por una gruesa muchedumbre de admiradores y los levantaron en hombros para bajarlos en las propias puertas de la Basílica de Chiquinquirá. Se calculaba sin exagerar, que el número de personas que tomaron parte en el regocijo público en honor a Petit y Carmona estaba compuesto poco más o menos de diez mil personas, lo que si se toma en cuenta la cantidad de población existente para la época era una cantidad muy considerable y nos da una idea de la grandeza y suntuosidad del recibimiento que se les hizo a estos scouts.

Luego de rendirle honores a nuestra patrona, el Scout Rafael Ángel Petit cumplió una promesa ante el glorioso retablo de la Virgen de Chiquinquirá. Desde ahí fueron trasladados hasta la Plaza Bolívar y ante el bronce del Padre de la Patria le rindieron un silencioso homenaje, luego se dio inicio a un largo desfile que recorrió toda la calle Ciencias en medio del alboroto más grande y del gozo intenso expresado por todos los que engrosaban la extensa y multitudinaria comitiva. A su paso los héroes de la caminata increíble para esa época fueron objeto de los más delicados homenajes. De los balcones y ventanas les arrojaban flores y papelillo.

Mientras se cumplían las manifestaciones de gozo, el tráfico quedó interrumpido en varias calles adyacentes a las festividades y cuando la multitud llegó a la plaza de San Juan de Dios, conduciendo en hombros a los dos valerosos muchachos el lugar se convirtió en un hormiguero humano. El desfile continuó bajando por la calle Venezuela mientras entonaban el “Gloria al Bravo Pueblo” y detuvo su marcha al llegar al frente de la Casa de Gobierno para que los homenajeados pudieran presentarle sus respetos al nuevo Presidente del Estado Zulia, Dr. José Encarnación Serrano que a las diez de la mañana de ese mismo día había prestado el juramento de ley para la posesión del cargo.

El alto Magistrado del Zulia recibió cordialmente a Juan Carmona y Rafael Ángel Petit y su comitiva, demostrándoles su entusiasmo por el escultismo, revelándole de paso que él había sido uno de sus propulsores en el Estado Zulia, junto con el recordado Walter R. Douglass hacía eso más de veinte años. A su vez el Presidente prometió ayudar en toda forma a la institución scouts y en general todas las manifestaciones deportivas porque según sus palabras tenía la convicción de que “el porvenir de la Patria estaba firmemente ligado al mejoramiento físico de las presentes y futuras generaciones.”

A estas estimuladoras frases del presidente correspondieron los dos citados exploradores y el señor Alejandro Morales L. Comisionado de la entidad del Zulia. Después de este recibimiento, Petit y Carmona salieron a uno de los balcones de la Casa de Gobierno acompañados del Presidente del Estado desde donde el pueblo los vitoreo en conjunto.

Terminadas las anteriores ceremonias, la multitud los acompañó en un desfile que se dirigió hacia la plaza Urdaneta y de allí directamente al Cuartel General de los Boy-Scouts del Zulia en una ruta que comprendía toda la avenida Bella Vista. El carro que conducía a los homenajeados iba adornado con las banderas Scouts y el tricolor nacional y a la mínima marcha, para que los que iban a pie no se distanciaran. Ya en el Cuartel General de los Scouts, Petit y Carmona volvieron a hacer uso de los micrófonos de “Ondas del Lago” para agradecer nuevamente a la multitud por el entusiasta recibimiento de que habían sido objeto. En ese momento, Carmona expresó vivamente emocionado que:

“De todos los homenajes que nos han hecho en todo el continente, ninguno me ha conmovido tanto como este que me ha ofrecido tan espontáneamente el pueblo del Zulia”.

Estimaba también, que la manifestación que se les hacia era una verdadera apoteosis. En ese mismo momento algunas personalidades tomaron también la palabra y entre ellas se recuerdan al Señor Pedro Barboza hijo, la señora Gloria Alba Molero quien recitó una bella poesía, la pequeña hermana de siete años de edad de Petit, el Comisionado del Cuerpo de Boy-Scouts de Cabimas y una delegación de scouts de Río de Hacha que había llegado ese mismo día a Maracaibo para presentarle su saludo de bienvenida a sus camaradas venezolanos. Una representación del “Zulia deportivo” ofrendó un bouquet de rosas a los exploradores, y la tropa “Libertad” los honró con dos bandas tricolores.

Cerca de la una del mediodía fue cuando se empezó a dispersar la muchedumbre que se encontraba congregada en el Cuartel de los Scouts del Zulia y a esa hora se dio por terminada una parte del programa de festejos preparados para honrar la visita de Petit y Carmona a esta ciudad.

Los festejos y homenajes programados para rendirle honores a estos dos jóvenes atletas y exploradores continuarían el día después, pero el regocijo popular que aún se respiraba en todo el ambiente por su llegada a esta ciudad, se vio esfumado y ennegrecido por la tan recordada tragedia que se suscito en el lago de Maracaibo esa misma noche del domingo 8 de agosto de 1937, como lo fue el naufragio de la piragua convertida en moto nave con el nombre de la “Ana Cecilia”, donde murieron más de cien personas y que hasta el presente aún no se sabe a ciencia cierta cuantas fueron las víctimas.

En relación a los dos hechos, uno de alegría el día anterior al naufragio y otro de tristeza posterior al recibimiento de Carmona y Petit, el diario Panorama en su edición del día 9 de agosto comentaba lo siguiente:

“...vino a ennegrecer esta alegría natural del pueblo la tragedia que registramos enlutando a la ciudad i encogiendo el corazón de todos sus habitantes. Son los contrastes de la vida i a ello tenemos que resignarnos acogiéndonos a los preceptos cristianos que así lo ordenan. El dolor del pueblo ha sido unánime, como fue colectiva su alegría del día anterior. Durante todo el día de ayer largas romerías de gentes que expresaban en sus semblantes el estado de animo que les embargaba, hoy visitaron todos los puntos de nuestra bahía inquiriendo noticias sobre la suerte de las numerosas personas desaparecidas.”

Como cosas del destino, muchas de las víctimas de la tragedia lacustre no viajaron ese día en horas tempranas por quedarse para seguir celebrando la llegada de Petit y Carmona y partir hacia su sitio de trabajo por la noche en la siniestrada motonave.

Sin embargo, y a pesar de la triste tragedia, el diario Panorama pudo reseñar la llegada y el recibimiento grandioso ofrecido a estos jóvenes por el pueblo marabino, destacándolo con el siguiente titulo:

INSÓLITO FUE EL RECIBIMIENTO QUE SE LES HIZO A LOS EXPEDICIONARIOS PETIT Y CARMONA


Más de Diez mil personas tomaron parte en los festejos públicos en honor de los dos osados Scouts venezolanos.- Fueron llevados en hombros desde los muelles de La Ciega hasta la Basílica de Chiquinquirá.

Sin embargo, y a pesar de los tristes acontecimientos que embargaban a la población del Zulia y de toda Venezuela, Petit y Carmona pudieron visitar las instalaciones del diario panorama pero ya no acompañados por la multitud de gente ni con las festividades del día de su llegada. Su recibimiento en Panorama fue a las cinco de la tarde y su visita fue reseñada por ese diario el día posterior con el enunciado de: “Los exploradores Petit y Carmona visitan a ‘Panorama’.” Y refiriendo el placer que tuvieron de recibir en sus oficinas la grata visita de estos señores. Petit y Carmona departieron con los directivos y el personal de ese diario algunos momentos de agradable conversación donde no pudieron faltar sus relatos sobre la odisea de lograr llegar caminado desde Caracas hasta Washington. Los exploradores aprovecharon para despedirse del pueblo a través de las páginas de ese diario no sin antes agradecerle la recepción y homenaje que les fue brindado manifestando que su recuerdo sería para ellos imperecedero.

Fuentes bibliográficas.


Panorama. Maracaibo (Venezuela), lunes, 9 de agosto de 1937, p. 7
_________. Maracaibo (Venezuela), martes, 10 de agosto de 1937, 1ra. pág.
_________. Maracaibo 26 de diciembre de 1936, p.5
_________. Maracaibo 27 de diciembre de 1936, 1ra. pág.