UN POCO DE HISTORIA SOBRE EL TEATRO Y EL CINE EN EL ZULIA

(FINES DEL SIGLO XIX Y COMIENZOS DEL SIGLO XX)t

(Discurso de ingreso como Individuo de Número de la Academia de Historia del Estado Zulia a cargo de la Dra. Norka Valladares Sánchez, en Maracaibo el 12 de abril de 2015)



La historiografía zuliana ha estado plagada de testimonios que representan hechos, coyunturas, actores sociales, individuales y colectivos.

A lo largo del Siglo XIX, amerita hacerse un estudio de las nuevas facetas históricas de la cotidianidad en Maracaibo.

Asimismo, analizar los efectos y cambios generados sobre el lento transcurrir de la ciudad en cuanto a situaciones políticas, determinadas por las medidas centralistas del Gobierno de los Monagas a mediados de dicho siglo y con el propósito de ubicarnos en el contexto histórico que nos ocupa.

El proceso socio-político de Venezuela y en su significado más amplio, tanto lo económico como lo cultural, se han visto constantemente afectados por la efervescencia político-partidista y que en muchas ocasiones ha desembocado en revueltas armadas.

En este siglo, el país construyó su nacionalismo entre realistas, republicanos, conservadores, liberales, batallas, guerras, asonadas, golpes de Estado, pérdidas de Repúblicas, constituciones, constituyentes, caudillos militares y provincianos, Decretos de Guerra a Muerte, de libertad de esclavos y edictos de hambre y miseria.

En fin… no había tiempo, ni espacio para el arte y el entretenimiento.

No obstante, ante estas dificultades dentro del proceso, en la última década del Siglo XIX, se advirtieron positivos signos altamente significativos en el desarrollo del Zulia.

La firme actitud asumida ante los desmanes políticos y económicos de los caudillos caraqueños, condujo a la pacífica y laboriosa comunidad marabina, que llegaron a enfrentamientos armados durante los años de 1848 y 1849, a raíz del asalto y disolución del Congreso Nacional, por parte de José Tadeo Monagas. Estos acontecimientos afectaron a la provincia, en tanto a su economía y alteraron todos los órdenes durante esta larga década.

Otra pesadilla política y económica recae sobre la ciudad en el decurso de los años, a partir de 1870 y con la Presidencia de la República de Antonio Guzmán Blanco.

Regresando un poco al tiempo histórico de este siglo, encontramos otros levantamientos que tuvieron lugar en el Zulia, cada vez que se consideró violado el Pacto Federativo.

Por nombrar otros acontecimientos significativos que ocurrieron entre 1830 y 1869, en respuestas a determinadas coyunturas políticas: Separación de Venezuela de Colombia; Revolución de las Reformas del antes citado gobierno personalista de los Monagas; sobre todo durante la Guerra Federal y el período federal de Juan Crisóstomo Falcón – que fue cuando el Zulia disfrutó de la mayor autonomía de gobierno-.

La sociedad zuliana, para el momento en que asume Guzmán Blanco el poder, había alcanzado importantes niveles de prosperidad y un significativo control de la Región Marabina; debido a una importante actividad comercial y financiera, similar a la que exhibían sus pares de la Región NorCentral.

Pero nuestra región no se amilanó y se desarrollaron las celebraciones de fiestas patrias, como los Centenarios del nacimiento de El Libertador y del héroe regional General Rafael Urdaneta, que fueron aprovechadas al máximo.

La prensa, los ensayos y las diversas manifestaciones de la literatura se dedicaron a enaltecer el “sentir zuliano” en todos sus aspectos. En cuanto a esta temática, existe una escasa información bibliográfica referida al proceso de la historia local, regional y nacional, que desvelen nuestra identidad cultural y por ende sobre las artes. Así como también de los comportamientos, costumbres, tradiciones de nuestra memoria histórica.

Uno de los medios de expresión más importantes que surge a finales del Siglo XIX, fue la FOTOGRAFÍA y de la cual hizo uso la sociedad marabina, para fijar y difundir la imagen urbana de la ciudad del momento.

La Fotografía evocaba la ciudad deseada, mostraba las referencias del imaginario colectivo y capturaba la pujante y próspera urbe.

Para la década de 1890, se distinguieron los Hermanos Trujillo Durán y su estudio fotográfico, donde recurrían las familias zulianas para hacerse sus retratos y como fondo diversos escenarios deseados, de acuerdo al estilo imperante.

Las tirantes relaciones con el poder caraqueño, se convirtieron en estímulo para Maracaibo; y con ello, se produjo un acelerado movimiento de iniciativas económicas, materiales, culturales e intelectuales para lograr la modernización urbana y el desarrollo de esta ciudad.

En cuanto al sector financiero se creó en 1880, la Compañía de Seguros Marítimos y en 1882, se constituye el Banco de Maracaibo, primera banca privada y comercial del país.

En 1883, en homenaje a El Libertador se inaugura el 24 de julio de este año el primer Teatro Baralt. Otra instancia de importancia cultural fue la creación de la sede de la Escuela de Artes y Oficios en 1888, como homenaje del Centenario del nacimiento del General Rafael Urdaneta; y con ello, otras importantes obras como el alumbrado eléctrico, el acueducto público, el servicio telefónico, el tranvía a tracción animal y otras de construcción y refacción arquitectónicas.

En cuanto a la actividad intelectual, se aumentó por más de dos décadas la circulación de publicaciones literarias en cuanto a periódicos y revistas.

La temática de estos órganos de divulgación fue muy variada; contenían temas sobre política, literatura, arte, teatro, medicina, jurisprudencia y comercio. Ilustradas con interesantes grabados y fotografías.

El entusiasmo y el impulso para que Maracaibo se conformase en una ciudad moderna, fue manifestado a través del verbo iluminado del escritor y jurista Jesús María Portillo, cuando en 1889 la soñaba así en este verso:

“Bajo un cielo el más espléndido de las regiones tropicales
Y sobre una llanura que besa el Coquivacoa;
El más grande de los lagos de América del Sur,
Se levanta gentil como una odalisca y vaporosa,
Como el sueño de una falda:
La ciudad de Maracaibo”…

Las actividades de la cotidianidad de la ciudad estuvieron comprendidas por juegos, divertimentos, actividades culturales y de intercambio social y que algunas eran de tipo religioso y patriótico.

Se dice que el surgimiento del Teatro, data del Siglo V A.C., cuando Esquilo representó su primera obra teatral.

Así pues, en la ciudad se llevaron a efecto obras teatrales, recitales, conciertos, retretas, tertulias, lecturas que se desarrollaban en las infinitas tardes de las neverías, cafés, salones que les permitían a los citadinos hacer uso del ocio y su tiempo libre.

Se crearon otros teatros como el “Democracia” y el “Variedades”, que tuvieron gran repercusión en las artes con una profusa producción de piezas que escribieron los dramaturgos de la región; así como otros espectáculos de artistas visitantes..

Para los finales del siglo XIX, aún no se había constituido un público para los espectáculos teatrales; aunque los dueños modificaban las programaciones, rebajaban los precios de las entradas, a los fines de atraer mayor concurrencia y las familias asistiesen a disfrutar de las veladas que ofrecían estos espacios culturales.

El 27 de febrero de 1842, un grupo de zulianos se reúne este día para crear la “Sociedad Dramática de Aficionados”, primera en el género teatral. Esta agrupación tuvo por finalidad ejecutar algunas representaciones dramáticas, con el propósito de recaudar fondos para la conclusión del teatro que se estaba construyendo en Maracaibo.

Conviene observar, que al destacarse un impulso dinámico en cuanto a la atención que se le dedique al arte y la cultura: depende mucho del grado de formación cultural y la sensibilidad del mandatario de turno. Aún en nuestros tiempos, ocurren estas situaciones.

Así las cosas, para este tiempo histórico y bajo la administración del Presidente Constitucional del Zulia, Jesús Muñoz Tébar; se destacó el interés que le concedió a la educación y a la cultura de la región.

Al respecto, cito un párrafo de Muñoz Tébar que confirma lo antes dicho:

“Si en los años sucesivos se persiste con tesón en realizar estas actividades decretadas, el Zulia recogerá frutos abundosos y sazonados en la vida de progreso artístico e industrial, que aumentarán la riqueza y el bienestar público”.

Para mayo de 1890, el Zulia recobra su Soberanía de Estado Federal; que para 1881 y por la maniobra centralista de Guzmán Blanco, que fusionó a los estados Falcón y Zulia en uno solo y decretó a la población de Capatárida como capital.

Por Decreto del Presidente de la República Dr. Raimundo Andueza Palacio, le restituye dicha soberanía al Zulia y el cambio fue fundamental para el desarrollo de la región.

La pervivencia en el tiempo de la ciudad hispánica se reflejó a través de las ideas modernizadoras que se extendieron al ámbito de la vida social y colectiva, impulsadas por las minorías ilustradas del país, entre quienes era común denominador el anhelo de lograr cambios en el estilo tradicional de comportamiento y mejorar las condiciones del hábitat influenciados por los principios de la Ilustración.

Años atrás, en Maracaibo existían solo tres escuelas públicas y unas ocho escuelas privadas que sumaban unos 532 niños en escolaridad.

Se constituyeron la “Sociedad de amigos del país” y la “Sociedad de la Unión”, a los fines de velar por el progreso y el bienestar de la ciudad.

Maracaibo no contaba con un teatro, aunque eventualmente la mencionada “Sociedad Dramática de Aficionados” y “La Sociedad Filarmónica”, se presentaban en el solar de la casa de habitación del señor Miguel Antonio Baralt, ubicada en la esquina donde se cruzan las calles Venezuela y Urdaneta. Allí fabricó ese espacio con techado de enea que alquilaba también a compañías extranjeras, que de vez en cuando venían al país. Y como dato importante, en el terreno de esta casa fue donde se construyó el Teatro Baralt, décadas más tarde.

La constitución de este grupo de Sociedades, se hicieron a semejanza de las surgidas en la Europa Ilustrada y cuyo objetivo era difundir conocimientos útiles y modernos en diversos aspectos para el desarrollo citadino.

En 1845, se Decreta la construcción del primer TEATRO BARALT. Esta se inicia en 1847 y se inaugura en 1852. Fue un teatro modesto y activo que sobrevivió unos treinta años, hasta la construcción del segundo Teatro en 1883, con una vida menos breve y con variados espectáculos que perduraron hasta su cierre en 1929.

El Presidente del estado Zulia, Gral. Vincencio Pérez Soto, dispone la ejecución del proyecto del nuevo Teatro Baralt, inicialmente al alemán Heinrich Eichner y después al arquitecto belga, León Achiel Jerome Höet.

La tercera y definitiva edificación se inauguró en 1932 y fue su cierre en 1977, dada la necesidad de ser rehabilitado. Transcurrieron unos nueve años de este silencio. En 1984, durante la gestión del Gobernador Ángel Zambrano y mi persona, como Secretaria de Cultura del estado Zulia. Se firma el Convenio con el Rector de LUZ, Dr. Rafael Martínez, para la rehabilitación del Teatro Baralt. En 1986 se inicia su restauración. Se inaugura medianamente en 1996.

El siglo XIX fue el tiempo de grandes transformaciones para la ciudad de Maracaibo. La población entre los años de 1850 y 1880 se calculaban unos 35.000 habitantes con un progreso en diversas actividades comerciales.

Su condición de ser una ciudad-puerto, propició su desarrollo como una región moderna con influencias de diferentes culturas, tanto americanas, europeas y antillanas; lo cual propició su evolución tanto en lo económico, científico y cultural. Hubo un florecimiento en cuanto a publicaciones de diversas temáticas.

Los textos literarios que tomaban los artistas para representarlos en “Las Veladas”, lo hacían de las revistas más notorias: “El Zulia Ilustrado”, “El Fonógrafo”, “La Crónica”, “El Avisador”, “La Tira” y muchas otras que surgieron entre 1850 y 1899.

Para el 15 de noviembre de 1845, se reúne la “Sociedad de Empresarios del Teatro”, bajo la Presidencia del Sr. José Arrieta Serrano y recomendaron la construcción de un teatro. Desde los años veinte el CINE se apropia del Teatro Baralt y se combinaron los espectáculos con los fotogramas.

En el siglo XX para 1970, fue la sede del Cine Club Universitario una vez que la Universidad del Zulia lo recupera para ese tiempo.

En cuanto a los eventos políticos que fue testigo este Teatro. Se trató de la reunión que se llevó a cabo con el Partido Liberal en 1899 y diversos grupos políticos juveniles de la década de los años sesenta.

Para los fines del siglo XIX, fueron varios los lugares donde podía montarse una presentación teatral; bien por algunas de las muchas compañías extranjeras y venezolanas que transitaban los caminos patrios; como por ejemplo, los grupos locales y con autores zulianos.

Se llegaron a celebrar dramas y comedias de reconocidos intelectuales como Manuel Dagnino, Octavio Hernández, Manuel A. Marín, Arbonio Pérez, Simón González Peña, Pablo Antonio Vílchez, Ildefonso Vásquez, entre otros.

INICIOS DEL CINE VENEZOLANO.

A Don Manuel Trujillo Durán, corresponde el mérito de haber introducido el invento de la Cinematografía en Maracaibo. En su labor de Fotógrafo, se dedicó a tomar las imágenes de acontecimientos de la vida real.

El 28 de enero de 1897 a las 07:00 de la noche en punto, en el patrimonial Teatro Baralt, con el estreno del portentoso aparato el CINEMATÓGRAFO de los Hermanos Lumiére (un Vitascope perfeccionado) se proyectaron los cuadros siguientes:

1. Los Campos Elíseos de París.
2. Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa de Maracaibo.
3. Muchachas bañándose en la Laguna (ergo el Lago) de Maracaibo.
4. La llegada de un tren.

En agosto se presentó la Compañía Infantil, con una función lírico-dramática. En octubre se presentó el grupo “Miniaturas” con zarzuelas.

Para el año de 1884, comienza el mayor auge de las grandes óperas, como “Hernani”, “Lucía de Lammermoor”, “La Traviata”, “El Barbero de Sevilla”, entre otras.

Llegan también las zarzuelas: “Las dos princesas”, “La Tempestad” y muchas otras.

En 1886, tuvimos la presentación de la pianista venezolana Teresa Carreño.

Muchas fueron las obras con temporadas de óperas y zarzuelas, durante más de diez años, que contribuyeron a la formación artística y cultural del Zulia.

En cuanto al Cine, para 1896 se realizaron exhibiciones con el Vitascopio de Edison. Se exhibió con el Cronomatógrafo y el Magniscopio una serie de “Vistas Animadas”.

En 1899, se representa la obra de teatro “Lo que no puede la envidia” del zuliano Manuel A. Marín.

Pero en septiembre de ese año, el Teatro Baralt cierra sus puertas, por la guerra provocada por la Revolución Liberal Restauradora.

Para los inicios del Siglo XX, el General Cipriano Castro ya había consolidado su Gobierno; como resultado de lo que este gobernante calificó de dicha Revolución. En nuestra ciudad se le hizo una seria oposición y más allá de la represión que afectó a las personas. Castro llegó hasta la insospechada represalia de suspender toda actividad académica de nuestra Universidad del Zulia para 1903 y al año siguiente, queda definitivamente clausurada.

Con esta medida se rompió una época brillante de la Cultura del Zulia; y en consecuencia, se inició un proceso de decadencia de formación intelectual y científica, la cual había sido instalada el 11 de septiembre de 1891. Reabre sus actividades en 1946 y se designa como Rector al Dr. Jesús Enrique Lossada.

Vale la pena citar, que el Acto de Apertura se distinguió por la intervención del poeta Guillermo Trujillo Durán, quién recitó la obra de su autoría titulada en latín: ¡SURGE ET AMBULA!

En 1900, reabre sus puertas el Teatro Baralt y nos llena de espectáculos de música, óperas, zarzuelas, circo, compañías de dramas, proyecciones de cine.

Con el Cinematógrafo para 1901, se presenció con este progreso fotográfico las escenas: “La salida de una barca del puerto”,” En casa de un espiritista”, “La venganza de un niño”, “La mariposa iluminada” y Una doble ilusión”.

Los Hermanos Trujillo Durán continuaron destacándose con sus proyecciones de fotograbados y presentadas en el Teatro Baralt.

Con el Cinematógrafo podemos decir que se conformó en la ciudad un público para el teatro y el cine.

En la revista “El Fonógrafo”, se anuncia la visita de Alberto Delamare, quien trae una innovación de un aparato de proyección, denominado Biógrafo Lumiére.

En la revista “Los Ecos del Zulia”, se notificaron “Las Veladas” con el Cinematógrafo, planificadas por los laboriosos Trujillo Durán.

Para los años veinte, el desarrollo artístico fue un aspecto notorio y significativo en esta época. Surge el “Centro Musical de Maracaibo”; Centros Literarios como: “Principios”, “Ariel”, “Seremos”, creado en 1925 por el poeta español, Francisco de Rossón, quien sugirió que para Maracaibo era necesario constituir un grupo de renovación literaria. Su objetivo era levantar el yugo Gomecista; pero al poco tiempo, este régimen prohibió el funcionamiento del grupo “Seremos”.

Entrando el siglo XX y con el régimen de Juan Vicente Gómez; fue cuando la tradición teatral paradójicamente comenzó a transmitirse entre los ciudadanos.

Se presenciaron los melodramas franceses, las zarzuelas españolas, los sainetes del venezolano Rafael Guinand y obras de teatros de Ramón Díaz Sánchez.

Con estas representaciones, se comenzó a configurar un público, un teatro y un rito que se elevaría a identidad cultural; lo cual ocurrió a mediados del siglo XX, aunque se viviese la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez.

Con la Presidencia del Gral. Alberto Aranguren, el 29 de junio de 1916, se creó el “Círculo Artístico del Zulia”. Se constituyó el mayor crisol de las artes plásticas. Fue fundado por Julio Árraga, Manuel Puchi Fonseca, el Padre Olegario Villalobos, Jesús Enrique Lossada, quien se destacó con la única obra de teatro que escribió denominada “La Ley”; el artista plástico Neptalí Rincón, entre muchos; puesto que su espectro artístico se amplió con poetas, dramaturgos, músicos. Tuvo una larga duración en su sede ubicada en la escuela San Juan de Dios de la calle Ciencias y subsistió hasta cuando ocurrió la demolición del Saladillo.

En materia de las Artes Escénicas, crece una fuerte manifestación dancística, de ballet clásico y danza contemporánea. En cuanto al Teatro, la ciudad se distinguió con diversas representaciones, que se iniciaron en los patios de las casas y de allí surgieron “Las Estampas Líricas Miniaturas”. Otros actores de nuestra recordación fueron los más notorios: Antonio García y el “Mocho” Marín, quienes hicieron sus representaciones en los teatros “Delicias” y el “Odeón”. Todo esto ocurrió durante los años 1938 y 1940, en la Presidencia de Estado del Dr. Manuel Maldonado.

“Las Estampas Líricas” fueron las preferidas del público porque cultivaban diversas manifestaciones del arte, como las zarzuelas y operetas. Y también piezas del folclore nacional, como “El Diablo Suelto”, la Gaita “El reloj de Chiquinquirá” del zuliano Adolfo De Pool.

En 1907, comienzan a aparecer pequeños reportajes cinematográficos, que más adelante se regularizan como noticieros nacionales a comienzos de los años treinta.

Entre los años 1913 y 1914, se construyeron salones y galpones que sirvieron de salas de espectáculos. Se les llamó teatros o cines y en muchos casos eran simples “corralones” de trasfondo o solares, que fueron habilitados para la proyección de películas, que nos llegaron allende los mares.

Y nos llegó el CINE SONORO… La primera proyección se llevó a efecto el 3 de julio de 1930 en Maracaibo, denominada “El cuerpo del delito”, con un equipo Western Electric, fue una de las primeras producciones sonoras en inglés y subtitulada en español.

En Maracaibo, para 1932 se comenzó a construir varias salas de cine, que entraron en competencia con el nuevo Teatro Baralt construido para esa fecha y con propuestas diferentes a la repercusión que tuvo en la cultura local en 1883 con la sede inicial.

Por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, llegaron al país y por ende a Maracaibo una pléyade de artistas europeos; puesto que se desplazaron a América, debido a la fuerte crisis que se vivía en toda Europa.

En las épocas del 1932 á 1954 y con la rehabilitación del Teatro Baralt, nos visitaron muchos artistas famosos, entre ellos se cuentan Arturo Rubinstein, Niños Cantores de Viena, Berta Singerman, el zorzal Carlos Gardel, Mario Moreno “Cantinflas” y muchos más.

En 1916, se levanta el Teatro “Variedades” con Régulo March se dio inicio a un espacio donde un circo contuviese un teatro. Se le encomienda a Régulo Díaz “Curvinda”, joven maestro de obras la realización de los decorados de la fachada y formas en relieve.

El Variedades fue levantado en la calle Carabobo y se distinguía una inscripción: “¡Estas arcadas llegarán más lejos que un simple teatro; un coliseo griego digno de grandes representaciones teatrales”.

Por allí se pasearon óperas y zarzuelas, comedias, circo, cine y hasta sirvió de ring de boxeo. Lamentablemente fue derrumbado y solo queda como testimonio la taquilla del mismo y transformada en una pequeña oficina en esta calle Carabobo.

Con la llegada al gobierno del Gral. Isaías Medina Angarita (1941 – 1946), se le concedió un auge al cine venezolano. Se filma el corto “Venezuela”, con la empresa 20th Century Fox. Desde el Zulia, se conoció el éxito de un mediometraje, realizado en el estado Falcón, denominado “El Pañuelito”.

En 1941 se filma “¡Pobre hija mía!”, producida por Cóndor Films y se proyectó en el Teatro Baralt.

Se dieron las producciones México-Venezolanas, a propósito de encontrarse exiliado Don Rómulo Gallegos en este país. Nos llegan sus obras como “Doña Bárbara”, “Juan de la Calle”, “Canaima”, “La Trepadora”, producidas por los estudios Clasa Films de México.

En 1945 y con el desenlace de la cruenta Segunda Guerra Mundial. Se estrena en Venezuela el filme “Alma Llanera” y se proyectó en el Teatro “Metro” de Maracaibo.

Durante los años cincuenta, se llevaron a efecto diversos estrenos de películas en el hermoso cine “Imperio”, obra al estilo Art Decó ubicada en la parroquia Santa Lucía. Entre muchos filmes se proyectó la película “Maracaibo”, basado en el incendio de Lagunillas y protagonizada por los artistas norteamericanos Cornel Wilde y Jean Wallace.

Esta hermosa edificación aún existe, aunque en su peor deterioro y olvido, como están muchos de los patrimonios arquitectónicos de la ciudad.

También nos llega la radio, tanto en Caracas como en Maracaibo. La actuación teatral se llevó a efecto a través de las llamadas “radio-novelas”. Se escuchaban “comedias” como “El matrimonio radio tron”, guiones costumbristas como “Rebeca”. El público radio oyente vivía la realidad de estas comedias como si fuesen suyas. Una de las más famosas fue “El Derecho de Nacer”. Cada noche la ciudad se quedaba paralizada, para escuchar las vicisitudes de Mamá Dolores y su hijo, el Dr. Albertico Limonta. La gente se mordía los codos esperando que Don Rafael en su lecho de muerte, descubriese el gran secreto. Hasta la Orquesta de Billo Frómeta cantaba la guaracha:… “Ya Don Rafael habló…” ¡Qué momentos…!

La influencia del cine mexicano, argentino, español y norteamericano, adquirieron mayor fuerza en las décadas de los años cuarenta y cincuenta en toda América Latina; y así, las salas de cine se llenaron de diversos títulos y público en general.

En 1955, la Universidad del Zulia asume la responsabilidad administrativa del Teatro Baralt e incentiva la presentación de importantes artistas regionales y nacionales.

Para 1962, su administración pasa a la empresa cinematográfica Baralt.

El 24 de abril de 1973, el Teatro Baralt es cerrado y después de una larga y compleja rehabilitación es reabierto en 1998, gracias a la conjunción de esfuerzos de gestión de la Fundación Baralt, la Universidad del Zulia y la Gobernación del Zulia.

La ciudad se llena de grupos y compañías de dramas. Es notorio informar que en las escuelas, colegios, liceos, instituciones de educación superior se conformaron grupos teatrales, a través de la unidad de actividades complementarias.

Con la persistencia de mecenas del teatro, se dio origen a la constitución del Centro de Bellas Artes, el cual se transformó en un Ateneo y finalmente disfrutamos todavía del hermoso Teatro de Bellas Artes.

Años más tarde, la maestra del teatro, Profesora Inés Laredo crea en la Universidad del Zulia, el famoso grupo “Sábado” para el año de 1950.

Este grupo “Sábado” surge por el tesón de nuestra Maestra Laredo, la profesora Josefina Urdaneta y la poetisa Rosa Virginia Martínez. Quienes obtuvieron el valioso apoyo del poeta y abogado, José Ortín Rodríguez y quien para ese momento era el Director de Cultura de LUZ.

Al constituirse este grupo, el Dr. Ortín Rodríguez, les permitió que hiciesen sus ensayos en el Paraninfo de La Ciega (sede principal de LUZ en esos años). Asimismo, les financió el montaje de su primera obra “El Padre” de Stringberg.

Mucho después, fue la inspiración para constituir la Escuela de Teatro que lleva el nombre de la Profesora Inés Laredo, adscrita a la Secretaría de Cultura.

Años más tarde, La Universidad del Zulia, constituye el permanente Teatro Universitario de LUZ y el grupo de Muñecos y Marionetas “Chímpete Chámpata”.

El movimiento teatral no se ha detenido y se constituyeron importantes agrupaciones como “El Pequeño Teatro”, la “Sociedad Dramática de Maracaibo, “Tablón”; en fin, muchos otros que aún continúan haciendo presencia en el marco de nuestra ciudad.

Otro espacio cultural que fue rescatado (el antiguo Mercado Principal) para mediados del siglo XX y totalmente rehabilitado, se transformó en el extraordinario espacio multidisciplinario que disfrutamos en la ciudad, se trata del Centro de Arte de Maracaibo Lya Bermúdez (CAMLB).

Podemos decir, que en todas sus modalidades de expresión el Arte Teatral nos ha permitido establecer una medida de nuestro desarrollo. Invita a buscar la verdad en la distracción. No solo se muestra como un espejo, lo que representa la humanidad a través de los tiempos; sino que nos deja entrever a través de los cambios, que se suscitarán en un futuro próximo; el conjunto de nociones morales, los conceptos de la ética y los procesos sociales.

Un poco así y más… comprende la magia de lo que representa el oficio teatral. No se equivocó el gran dramaturgo y poeta granadino, Federico García Lorca, cuando dice:

“El Teatro es poesía, que se sale del libro para hacerse humano”

En cuanto a la presencia del cine en Maracaibo, expresamos que las transformaciones que se han apreciado en su dinámica interna, propiciada por esa masa de cinéfilos habituales; a través del progreso tecnológico que ha dado origen a otras propuestas audiovisuales y que han marcado los flujos del consumo en la sociedad de cada época.

Lo que comenzó siendo una distracción de “barraca de feria”, actualmente se ha constituido en una exitosa industria cultural y de los negocios más importantes de los países industrializados.

Un axioma popular nos dice:

¡Muéstrame tu ciudad y te diré cuál es la cultura de tu pueblo!...

En consecuencia y por tanta historia que nos pesa sobre estas manifestaciones del teatro y el cine en Maracaibo, no debemos permitir que regímenes irracionales las silencien, por el solo hecho de tener el don de la palabra. Y menos aún, que nos compren la conciencia por el estómago.

Señores….