Luz Maritza Reyes de S.
Raquel Zambrano G.
Negda Méndez de G.
El propósito del estudio fue analizar la pertinencia y la calidad en la formación de los profesionales de Nutrición y Dietética, en directa relación con las competencias que se están promoviendo y demandando en el sector, dentro de ciertas exigencias lógicas formales y políticas que acorten la brecha entre el perfil de competencia teórica y su inserción real al mercado de trabajo. Con tal fin, se realizo una investigación descriptiva –explicativa atendiendo a tres componentes: empírico, teórico y metodológico, de lo cual se derivaron lineamientos de competencia para dar respuesta a las demandas de formación de los profesionales de la Nutrición y Dietética. Se concluyo que las competencias que se planifican en el currículo de la Escuela, son asistencial, educador nutricional, administrador e investigador. Las competencias que se están logrando de acuerdo a la opinión de los estudiantes avanzados y egresado son la asistencial, educador nutricional formal e informal y los menos fortalecidos son la investigación y los modelos de gestión aplicados a los servicios. Las competencias demandadas, son la Asistencial, Educador, Mentor, Investigación y Gerente para apoyar la promoción y prevención de salud vinculando al profesional con la aplicación de nuevas tecnologías de información, comunicación, gerencia y mercadeo para apoyar la autogestión y la acción competitiva del profesional. Palabras Clave: Competencias profesionales, Demandas del Nutricionista, Formación de Profesionales de Nutrición y Dietética.
En este artículo se plantea el análisis de la pertinencia y la calidad en la
formación de los profesionales de Nutrición y Dietética, en directa relación
con las competencias laborales y demandas del mercado, dentro de ciertas
exigencias lógicas formales y políticas que acorten la brecha entre el perfil de
competencia teórica y su inserción real al mercado de trabajo.
La pertinencia se refiere a la condición humana y social en término de las
perspectivas de crecimiento del profesional que se aspira, la reestructuración
organizativa y funcional de los servicios de salud y el proyecto educativo
institucional que sustenta el currículo universitario.
La calidad por el contrario, lleva implícito criterios de pertinencia
considerando que reflejan los logros del currículo dentro de ciertos procesos
de gestión que permiten acortar la distancia entre el ser y el deber ser
mediante el hacer. En este contexto, la calidad se explica en dos
perspectivas: Calidad formal, presente en la capacidad tecnológica y
científica asociada con las competencias instrumentales del profesional y la
calidad política que articula la primera con el componente critico reflexivo, en
términos de valores y actitudes que permiten al egresado ser agente de
cambio y transformación institucional, tecnológica, ecológico y social,
elevando el grado de pertinencia de la educación superior a las demandas
del mercado de trabajo.
La competencia con calidad política concentra los valores subyacentes en
la calidad formal y diferencian la actuación de un profesional con respecto a
otro, con la misma formación y cumpliendo iguales funciones, aquí los
valores establecen una sinergia, entre lo humano, ecológico social y
tecnológico, elevando la capacidad resolutiva del profesional ante la
incertidumbre presente en la dinámica contextual del país.
OBJETIVO GENERAL
Diseñar lineamientos de competencia que den respuesta a las demandas de formación de los profesionales de la Nutrición y Dietética dentro de una red que beneficie los servicios de salud, la universidad y la comunidad.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
El currículo se presenta como el proyecto educativo institucional que sustenta la formación de profesionales en el principio de pertinencia, estos
términos se enlazan dentro del currículo universitario, diferenciados solo en
la temporalidad de su acción, pero con fines comunes. De allí, que explican y
ordenan el documento curricular, su gestión sirviendo de estándar para
calibrar la capacidad de respuesta del currículo a las demandas del mercado
socioproductivo.
En este contexto, la UNESCO (1998, p.15) define, la pertinencia como “la
adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y lo que
éstas hacen, es decir, establece una relación entre el currículo y los fines
educativos”. La pertinencia del profesional se analiza a partir del proyecto
educativo institucional, perspectiva de crecimiento del profesional (humana y
social), y la reestructuración organizativa y funcional de los servicios de
salud.
Las universidades como instituciones formadoras de recursos humanos de
excelencia, deben dar respuesta a las transformaciones que se le demandan,
a través de los proyectos educativos institucionales para aproximarse
progresivamente a la calidad y pertinencia de los profesionales.
En este orden, el currículo de la Escuela de Nutrición y Dietética de La
Universidad del Zulia se orienta por una concepción educativa humanista
abierta a todas las corrientes del pensamiento, apoyada en los principios
filosóficos de excelencia académica, compromiso social e integralidad. El
compromiso social, es entendido como el grado en el cual el programa logra
sus objetivos de forma coherente con los lineamientos filosóficos de La
Universidad. Mientras, que la excelencia académica incentiva la práctica de
estrategias pedagógicas que faciliten el trabajo en equipo, la cooperación, el
trabajo interdisciplinario y la integración de las funciones universitarias en los
currículas.
Asimismo, la integralidad, en un contexto universitario se asocia de
manera interretroactiva u organizacional, captando la totalidad del referente
contextual que determina la formación del profesional, la universidad, las
demandas tecnológicas, sociales, culturales y la articulación con la
comunidad. En este orden, la UNESCO (1998; CNC, 1997, p.17) señala que
la “integralidad permite el equilibrio armónico entre la formación, la
capacitación profesional y las experiencias personales y sociales”. Por ello, la
formación del licenciado en Nutrición y Dietética implica un análisis
multifactorial dentro de un enfoque intersectorial que vincule la universidad, los servicios de nutrición y la comunidad. Asimismo, las decisiones del
currículo deben ser apoyadas en la teoría social de la salud, que atienda el
enfoque sociotecnológico y del capital relacional.
En este sentido, se comprende la responsabilidad que tiene la escuela de
Nutrición y Dietética en el análisis e interpretación de la realidad del país y de
las perspectivas de crecimiento que ofrece el profesional de la Nutrición para
derivar criterios y un perfil de competencia acorde con las demandas del
entorno, las expectativas de entrada de los estudiantes y los principios
filosóficos de la universidad. Al respecto, García (1996:121) indica, que “el
perfil profesional debe atender a los cambios en el patrón tecnoeconómico, a
la revalorización de habilidades tradicionales y a la construcción de una
nueva ética de los profesionales”. El autor, define el perfil académico
profesional del nutricionista dietista como la expresión gráfica de las
características, más o menos estables, necesarias para cumplir con las
exigencias individuales, sociales, psicológicas y académicas, englobando la
identificación, definición y descripción de las capacidades que debe tener un
individuo para cumplir su misión.
En esta perspectiva, el egresado de Nutrición y Dietética debe estar
capacitado para planificar, ejecutar, asesorar, supervisar y evaluar
programas de asistencia, educación, investigación, administración y otros de
carácter pluridisciplinarios en esa área, dirigidos a individuos, grupos,
comunidades e instituciones prestatarias o beneficiarios de este servicio. Por
lo tanto, el currículo que lo forma debe responder a una concepción integral
del estudiante, donde se le oriente de manera formativa–asistencial y se
tome como eje central la integración de la docencia, la investigación y la
extensión.
Al respecto, el X Plan de desarrollo de la Nación (2001-2007, p. 93), en la
estrategia para rescatar el equilibrio social reporta, la mayor pertinencia
social de la educación consiste en que las funciones universitarias docencia,
investigación y extensión, los programas y actividades, que satisfagan las
demanda de la sociedad, estén vinculados con los programas de desarrollo
económico, social, cultural y regional.
En este orden, la gestión del currículo, tal y como ha sido señalado, se
apoya en los principios de pertinencia social y de calidad considerando los
lineamientos filosóficos que direccionan la revisión curricular a partir de la
condición humana y social en términos de las perspectivas de crecimiento del
profesional, la reestructuración organizativa y funcional del proyecto
educativo institucional.
La condición humana dentro del ejercicio profesional rompe con la
dicotomía clásica que divide lo tecnológico de lo social subordinando lo
primero al predominio de lo segundo. Asimismo, se soporta en la teoría social
de la salud que tiene como intención el respeto a los derechos humanos para
garantizar a la comunidad mejores indicadores de salud y mayores
oportunidades de satisfacer las demandas a través de la formación de
profesionales. Desde esta visión, se enfoca la condición humana a partir de
la dialéctica de lo social y lo biológico en el hombre, que aboga por la
equidad desde una visión universalista que introduce indicadores de
transformación para la salud y la nutrición, como respuesta al modelo de
atención integral en salud.
Dentro de esta perspectiva Ballestero, Vitancurt y Sánchez (1997, p. 24)
destacan lo significativo de "la aplicación del principio de la participación
social en salud, porque ha promovido innumerables cambios en la
concepción, no sólo en la atención, sino fundamentalmente en la formación
de los recursos humanos para el sector". Lo planteado, argumenta la
necesidad de atender la prevención y promoción de la salud, integrando la
comunidad, la universidad y los servicios de salud, para elevar la equidad
social de los servicios y mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Esto introduce la intersectorialidad como una demanda normativa y
comunitaria. En este orden, la intersectorialidad se define como el enlace que
debe existir entre la comunidad, los servicios de salud y la universidad, para
consolidar de manera corporativa los principios filosóficos que la orientan: la
excelencia académica y el compromiso social dentro de imperativo de
igualdad.
En un marco educativo, el X Plan de desarrollo de la Nación (2001-2007,
p. 93), propone incidir creativo y eficientemente, no sólo en la manera como
se entiende y se maneja el ambiente, sino en la manera como se entiende y
se maneja el mundo organizacional referido a ese ambiente. Supone una
praxis que es a la vez social y ambiental y que se fundamenta en una
preocupación ética, en un esfuerzo integrador que va más allá de las
variables humanas. En este escenario, hay que restaurar la condición
humana, de tal manera, que el profesional de la nutrición desde donde esté,
o le toque actuar, tome conciencia de su compromiso con todos los demás
seres humanos, individual o en comunidad, por lo tanto, la educación debe
estar dirigida a elevar la condición humana para alcanzar un conocimiento
pertinente y con sensibilidad ecológico social. Esto supone una acción del
nutricionista dietista que es a la vez, social, y ambiental y se fundamenta en la colaboración e identidad del profesional con su espacio de actuación
inmediato, esto es importante para construir un ambiente ecológico con
sensibilidad social.
Esta condición es fundamental, tanto para la prestación del servicio de los
profesionales de Nutrición y Dietética, quienes deben en conjunto con el
estado contribuir a la seguridad alimentaría y de nutrición de la población,
desde las universidades o los servicios de salud, como en la pertinencia del
currículo que forma estos profesionales. En consecuencia, se plantea en la
formación del nutricionista estimular la recuperación de la mística en la
formación, ejercicio profesional y la promoción de la capacitación de más alto
nivel según las necesidades de los recursos humanos que se plantean en las
nuevas demandas de desarrollo.
La reestructuración organizativa y funcional de los servicios de salud y
nutrición responden al modelo de atención integral, el cual no solo pretende
ampliar la cobertura de los servicios de salud, reordenar y racionalizar el uso
de los recursos humanos y físicos con que cuenta el sector, sino que
además, busca mejorar la equidad, la calidad, la eficacia y la eficiencia del
sistema, así como incrementar la satisfacción de sus usuarios y proveedores.
Esta concepción es coincidente, con lo planteado por Kliksberg (1994)
“América Latina y el Caribe se enfrentan a un nuevo reto en el ámbito de sus
organizaciones empresariales producto de los procesos de cambio derivados
de la globalización, ocurridos en el entorno económico y político internacional
que han generado variaciones en la dinámica de las organizaciones
latinoamericanas”.
De allí que, el desarrollo de las tecnologías de la información y
comunicación en salud penetra en todos las ámbito de acción comunitaria,
servicios y gerenciales, como demandad de los avances en el conocimiento y
adelanto en los sistemas de atención integral que incluye la prevención y
promoción de salud, en procura que el intercambio humano sea cada día
más intenso y necesario. Para lograrlo se requiere generar cambios en el
enfoque de atención en el modelo de asignación de recursos y
responsabilidades; en el escalonamiento de la oferta y la especialización del
trabajo, según niveles de atención bien definidos y en la incorporación de la
comunidad organizada, al proceso de planificación, control y evaluación de
los servicios de salud.
En consecuencia, se pretende fortalecer el primer nivel de atención (sin descuidar la atención hospitalaria), aumentando su capacidad resolutiva y
poniendo énfasis en las acciones de promoción y prevención de la nutrición y
alimentación, tomando como base la estrategia de Atención Primaria en
Salud. Todas estas acciones, contribuyen a reordenar los servicios
propiciando un cambio de actitud en la población, respecto al proceso de
promoción social de la salud, en donde ésta deje de verse y abordarse como
un problema exclusivamente individual, sino como un fenómeno colectivo y
multifactorial, siendo responsabilidad de todos mantenerlas y mejorarlas.
Esto representa una perspectiva útil para extraer las competencias que
demanda actualmente el nutricionista dietista, que permita superar el
enfoque imperante de un conocimiento fragmentado y disciplinario, que
obstaculiza la interpretación holística de los fenómenos que la complejidad
de la dinámica social y profesional. Asimismo, que faciliten el logro de
mejores condiciones y oportunidades de vida a la población a través de
estrategias para prevenir la desnutrición, la deficiencia de micronutrientes y
las deficiencias nutricionales específicas de la población en general.
Esto demanda enfatizar en la formación de los profesionales las
competencias de prevención y promoción de salud, tal cual, lo expresa la Ley
Orgánica de Salud (2000, p.34) “las unidades y los ministerios responsables
de la Educación, Ciencia, Tecnología y Salud promoverán la revisión de los
problemas de formación del personal de salud, con el objeto de adecuar los
conocimientos profesionales y técnicos a las necesidades de la sociedad
venezolana”. En este contexto, se plantea un reordenamiento de los servicios
de salud, ampliando los actores en los cuales se soporta la gestión de la
política de salud e introduciendo transformaciones que deben ser soportadas
por las Facultades de Medicina y las comunidades beneficiadas.
Figura 1. Relación Competencias Profesionales y Demandas del Entorno.
Fuente: Reyes, 2002.
En el grafico 1, se presenta una relación teórica entre las competencias
profesionales del nutricionista y las demandas del entorno que se explican a
partir de la pertinencia y la calidad en la formación del profesional. La
pertinencia se logra atendiendo a las perspectivas del desarrollo del
profesional (condición humana-social), respuesta al proyecto educativo
institucional y la atención a la reestructuración organizativa y funcional de los
servicios de salud y nutrición. Las dos primeras responden a las
competencias de calidad política y la última a las competencias formales,
presentado una intersección donde se cruzan los elementos de la pertinencia
y de la calidad formal y política, lo cual es fundamental para eleva la
capacidad resolutiva del profesional ante la incertidumbre que se ha
generalizado en la ciencia física, biológica y sociales.
Esto es coincidente con lo planteado por Morín (1999, p.3) “es necesario
enseñar en la educación superior principios y estrategias que permitan
afrontar los riesgos, lo inesperado, lo incierto y modificar su desarrollo en
virtud de las informaciones adquiridas en el camino”.
En tal sentido, la formación del nutricionista dietista debe orientarse para
lograr que el estudiante desde la escolaridad esté a la vanguardia de los
cambios para hacer frente a la incertidumbre que i
En el marco actual de las transformaciones universitarias, las
competencias profesionales representan el eje epistémico donde se centra la
acción de formación, integrando conocimiento, valores, destrezas y la
capacidad para actuar adecuadamente o con éxito, esto último las conectan
con criterios de calidad, y hace relativo el logro y acreditación del profesional
en el mercado de trabajo.
Esto compromete a la Facultad de Medicina en la revisión y ajuste
permanente de sus Currículos, a partir de los elementos que concretan su
pertinencia para dar respuesta a las demandas del entorno, para ver qué
tanto está logrando como formadora de recursos para dar respuesta a las
exigencias o demandas del entorno, en términos de las competencias que
desarrolla, las que planifica en el Currículo y las que realmente demanda el
ejercicio de la Nutrición y Dietética.
Las competencias así entendidas procuran la correspondencia entre las
competencias que se planifican, las que se logran desarrollar en el
estudiante durante el proceso de formación y las demandadas por el entorno.
En consecuencia, sincronizar estos requerimientos, hace necesario articular
la docencia, la investigación y la extensión, dentro del currículo universitario
para elevar la adaptación del estudiante a su futura profesión, fortalecer su
sensibilidad social y capacidad resolutiva ante los problemas. Al respecto, la
Declaración Mundial sobre la Educación Superior (1998, p.16), establece que
la calidad requiere que la enseñanza superior esté caracterizada por una
dimensión internacional que incluya el intercambio de conocimientos, la
creación de sistemas interactivos, la movilidad de profesores y estudiantes y
los proyectos de investigación internacionales, teniendo en cuenta los
valores culturales y las situaciones nacionales.
Esto esta previsto en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación (2001-2007), cuando señala “la calidad de la educación es
concebida desde dos perspectivas, la calidad formal y la calidad política”.
Transfiriendo esta perspectiva al análisis de competencias, se encuentra
que las competencias con calidad formal enfatizan la capacidad tecnológica, técnica y científica, lo que exige resolver la desarticulación de las funciones
universitarias para que el estudiante adquiera un conocimiento integrado de
la ciencia y la tecnología con aplicaciones de beneficio social y humano. Las
competencias con calidad política consideran el desarrollo y empoderamiento
de los valores de democracia solidaria, participativa y protagónica que
conllevan a la construcción de la ciudadanía. Incluye la capacidad de ser
sujetos de acción social, individual y colectiva, de organizarse de manera
asociativa y cooperativa, cultivo de la identidad cultural, con sentido universal
y criticidad práctica con aptitudes para conquistar y practicar sus derechos
humanos.
Asimismo, integrar la calidad formal y la calidad política permite acercar
las competencias de los profesionales de nutrición a un enfoque de
globalización, entendido como aquel que aprovecha la intensidad y velocidad
de las interrelaciones globales y el acortamiento de las distancias, gracias a
la revolución de las comunicaciones, con la consiguiente pluralización de
participantes en el proceso y en la política académica.
Este enfoque permite un acercamiento del profesional a las funciones
universitarias, bajo un enfoque de intersectorialidad donde converjan los
servicios de salud, la universidad y la comunidad, en procura de un
compromiso social y sustentabilidad de los procesos académicos, con
calidad formal y política.
En el mismo orden de ideas, Quinn y otros (1995, p. 25) plantean la
competencia como “los conocimientos y las destrezas necesarios para
desempeñar determinado rol y asumir determinados valores, los roles
ayudan a organizar las ideas sobre lo que se espera de una persona que
ejerce la acción”. De lo expuesto por el autor, se derivan valores en
competencias que representan tanto los valores intrínsecos que aparecen
ocultos y en base a los cuales el profesional, los proyectos institucionales, las
políticas y las comunidades actúan y, los valores explícitos, aquellos que
están normatizados, esto concreta lo que se ha llamado calidad política.
En consecuencia, las competencias instrumentales se caracterizan en
atención a las funciones y actividades que se desprenden de las
necesidades del contexto ecológico, tecnológico, científico, psico-sociocultural,
para construir el ambiente y las implicaciones lógico-estructural y
metodológico que le asigna racionalidad a las competencias de calidad
formal, inscritas en la formación profesional, en este caso, del nutricionistadietista.
Así mismo, Grados, Beuletspoches y Castro (1997, p. 164) definen, las competencias laborales como “la expresión de las especificaciones que
sirven de patrón de referencia para el desempeño de una función productiva,
considerando las posibles situaciones de contingencia en el puesto de
trabajo”.
Por lo tanto, éstas se integran por el conjunto de habilidades y
conocimientos que al ser verificados en las situaciones de trabajo o lo más
cercano a ellas, determinan que una persona ha alcanzado el tipo y nivel de
desempeño esperado, tanto en situaciones de incertidumbre como de
certidumbre. La competencia para la contingencia esta determinada por la
calidad política que direcciona la formación del profesional.
Cabe considerar que una competencia integra tanto el conocimiento como
la capacidad conductual para actuar y accesar a los conocimientos y tener la
oportunidad de practicar las destrezas. Sin embargo, para ser operativo tiene
que ser eficaz en todas las funciones y en los valores que determinan tales
competencias.
Con respecto a este planteamiento, Mitrani y Dalziel (1992, p. 102)
señalan las competencias “son una característica subyacente en una
persona, que está casualmente relacionada con una actuación exitosa en un
puesto de trabajo”. Mientras que Zalzman (1997; p. 54) considera que:
La conceptualización de competencia se genera a partir de la naturaleza del trabajo y se relacionan con las tareas y actividades, resultados y productos. Otras parten de las características de las personas que realizan el trabajo y se relacionan con conocimientos, destrezas y valores.
Estos elementos se concretan en una triada que puede ser operacionalizada no sólo por conocimientos, habilidades y destrezas sino también por un esquema de acción de trabajo, de valores en competencia, que según Quinn, (1995, p 25) son:
Valores generales que operan en la acción y definen las competencias como los conocimientos y las destrezas necesarias para desempeñar determinado rol y asumir determinados valores, los que ayudan a organizar nuestras ideas sobre lo que se espera de una persona que ejerce la acción.
Según este autor, las competencias de un profesional pueden explicarse
en dos dimensiones: Las competencias instrumentales o formales y los
valores en competencias que se resuelven en la calidad política. Las competencias formales en el presente estudio se vinculan con los ejes
curriculares y funciones que les son propios al ejercicio de la nutrición y la
dietética entre estas: Las funciones asistenciales, de investigador, de
educador y administrador en materia de salud integral y, los valores en
competencias entre los que se encuentran: la responsabilidad, honestidad,
autonomía de acción, cooperación y solidaridad, que lo comprometen con un
liderazgo para el cambio con compromiso social.
Ambas competencias, están íntimamente conectadas y sólo son
susceptibles de separarse en la práctica de la nutrición con fines de
explicación, sin embargo, se encuentra que, éstas por definición presentan
elementos comunes e invariables al planificar las competencias y el perfil del
profesional.
Este planteamiento se refleja en el cuadro 1. Análisis Comparativo de las
Competencias donde Grado, Zalman, Quinn y Mitrani y Dolziel, coinciden que
las competencias tienen significación dentro del desempeño del profesional,
por tanto, involucran funciones, tareas y actividades que se soportan en los
conocimientos, destrezas, habilidades, valores y actitudes, que sirven de
estándar para ordenar y evaluar lo que se espera de un profesional en su
campo de acción laboral.
CUADRO 1.
Análisis comparativo sobre el termino competencia
ANÁLISIS COMPARATIVOS DE LAS COMPETENCIAS | ||
---|---|---|
Grado B (1997) | Expresiones y situaciones que sirven de marco de referencia para el desempeño, considerando situaciones de contingencia. | |
Zalman (1997) | Relación entre tareas, actividades, resultados y productos. Incluye, conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes y valores. | |
Quinn (1995) |
Conocimientos y destrezas necesarias para desempeñar un rol y asumir valores. Agrupar ideas sobre lo que se espera de un profesional que ejerza la acción. | |
Mitrani y Dolziel (1992) | Son características subyacentes que están casualmente relacionadas con una actuación exitosa en un puesto de trabajo. |
En este orden, las competencias son indicadores de logros, éxitos y cualificación laboral y actúan bajo certidumbre y contingencia, de allí, la importancia de las competencias con calidad política que hacen situacional y crítica la actuación del profesional en el mercado de trabajo.
Las competencias se previeron tomando en cuenta los nuevos retos que
debe enfrentar el profesional de la salud y nutrición y el tipo de organización
en el que tendrá que interactuar la comunidad: la familia y los servicios. Los
procedimientos de cumplieron a través de un estudio descriptivo –explicativo
atendiendo a tres componentes: empírico, teórico y metodológico, como se
presenta a continuación.
Componente Empírico: permitió conformar un espacio de intercambio
académico entre los miembros de la comisión de currículo, los docentes de la
escuela, egresados y estudiantes de los últimos semestres, para determinar
las competencias adquiridas en los estudiantes y las demandadas.
Componente Teórico: remitió a documentos curriculares: Comisión
Nacional de Currículo 2002; Plan de Desarrollo Económico y Social, Ley
Orgánica de Salud (2001), y teorías de competencia de Mitrani y Dolziel
(1992), Grado B (1997), Zalman (1997), Quinn (1995) y Demanda
Socioproductivas, Kanawaty y Moura (1993), Estos insumos teóricos fueron
considerados para explorar las competencias de los profesionales de la
nutrición, para ello, se aplico una diversidad de estrategias apoyada en el
análisis documentar y demandas sociocontextuales.
Componente Metodológico: permitió sistematizar los procedimientos
cualitativos y cuantitativos donde se apoyaron las demandas de formación
universitaria. Esto se logró analizando las competencias profesionales
planificadas en el currículo de la escuela, las alcanzadas y las demandadas.
El procedimiento fue el siguiente: Para determinar las competencias
planificadas en el currículo se realizo, un análisis del documento curricular de
la escuela de Nutrición y Dietética, en términos de las funciones y actividades
que cumple el profesional.
Para develar las competencias profesionales que se están alcanzando con
el currículo actual de la Escuela, se realizo un encuentro con los egresados y
se aplicó una encuesta a los profesores y estudiantes avanzados para indagar el logro de los objetivos terminales de la carrera.
El análisis de las competencias que se demandan, permitió revisar las
políticas actuales de salud las cuales establecen la necesidad de reordenar
las funciones que cumplen los profesionales de salud y nutrición,
fortaleciendo la prevención y promoción, lo que implica integrar al estudiante
a las comunidades para elevar su sensibilidad social. Incluye las demandas
tecnológicas de acceso a la información y comunicación que le permita ser
agente de cambio desde el sitio donde le toque actuar. Así mismo, se
considero el resultado de las encuestas para enfatizar las competencias
desatendidas por el currículo y que resulten prioritarias en las políticas
actuales de salud.
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS
El análisis de los datos responden a los resultados de la aplicación de las encuestas e interpretación de teorías, documentos curriculares y normativa que regula la formación de los profesionales de salud y nutrición.
TABLA 1.
Competencias logradas por los estudiantes de la escuela de nutrición
y dietética durante su escolaridad
Capacidad para: | Medianamente Suficiente | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Fr. | % | Fr. | % | Fr. | % | |
Ejecutar planes y programas de atención nutricional a individuos sanos y enfermos | 23 | 67.6 | 10 | 29.4 | 1 | 2.9 |
Ejecutar planes y programas de asesoría en alimentación y nutrición | 23 | 67.6 | 11 | 32.4 | 0 | 0 |
Elaborar normas y procedimientos en materia de alimentación y nutrición humana | 19 | 55.9 | 15 | 44.4 | 0 | 0 |
Gerenciar programas de alimentación y nutrición | 21 | 61.8 | 11 | 32.4 | 2 | 5.9 |
Integrarse a equipos pluri e interdisciplinarios | 23 | 67.6 | 11 | 32.4 | 0 | 0 |
Desarrollar modelos de gestión aplicables a servicios de nutrición | 15 | 44.4 | 17 | 50 | 2 | 5.9 |
Ejecutar programas de educación nutricional en diferentes niveles del sistema de educación formal e informal | 27 | 79.4 | 6 | 17.6 | 1 | 2.9 |
Elaborar mensajes técnicos de alimentación y nutrición para los medios de comunicación masiva | 21 | 61.8 | 10 | 29.4 | 3 | 8.8 |
Valorar la educación nutricional como medio para lograr cambios significativos de conducta con respecto a la alimentación humana | 27 | 79.4 | 7 | 20.6 | 0 | 0 |
Desarrollar proyectos de investigación ajustados a exigencias técnicocientíficas | 10 | 29.4 | 20 | 58.8 | 4 | 11.8 |
Liderizar el equipo de salud en lo que a resolución de problemas de nutrición se refiere | 19 | 55.9 | 15 | 44.4 | 0 | 0 |
Participar activamente en el desarrollo de programas dirigidos a los grupos más vulnerables en nutrición, como embarazadas, niños y ancianos | 18 | 82.4 | 4 | 11.8 | 2 | 5.9 |
Fuente: Comisión currículo Escuela de Nutrición y Dietética de LUZ , 2002
En la tabla 1, se evidencia que la capacidad mas fortalecida en los
estudiantes con un 82.4% es el desarrollo de programas dirigidos a los
grupos mas vulnerables que requieren atención nutricional, entre estos:
embarazadas, niños y ancianos, le sigue la educación nutricional con un
79.4% como medio para lograr cambios significativos en la conducta
alimentaría humana y ejecución de programas de educación nutricional en
niveles de educación formal e informal, con un 79.4%, mientras que la menor
capacidad se encontró en el desarrollo de proyectos de investigación con un
ajustados a exigencias técnicas científicas con un 29.4% y el desarrollo de
modelos de gestión aplicables a los servicios de nutrición con 44.4%.
TABLA 2.
Competencias a fortalecer en el nutricionista dietista
COMPETENCIAS | % |
---|---|
Investigador | 43.5 |
Asistencial | 32.2 |
Administrador | 19.4 |
Educador | 4.8 |
En la tabla 2, se presenta por orden jerárquico las competencias a
fortalecer en el licenciado de nutrición y dietética de acuerdo a los docentes
de la escuela, encontrando que la investigación presenta un 43.5%, le sigue
lo asistencial con un 32.2%, administrador con un 19.4 y en menor
porcentaje el de educador con un 4.8%. Esto evidencia, correspondencia con
la información aportada por los estudiantes cuando señala que la
competencia del educador es una de las mas fortalecidas. Sin embargo
ambos coinciden en que la investigación necesita ser impulsada durante la
formación del estudiante. Es evidente que la competencia asistencial del
nutricionista es la mas fortalecida y debe seguir siendo así, de acuerdo a la
opinión de los docentes y estudiantes.
Asimismo, el análisis de contenido del documento curricular y legal
reportan la necesidad de apoyar la promoción y prevención de salud que se
logra con las competencias de educador y promotor social, dentro de la
competencia de mentor. Igualmente, es necesario vincular al estudiante con
la aplicación de nuevas tecnologías de información y comunicación que eleve
de manera corporativa el liderazgo y la sinergia del personal para atender las
contingencias presentes en el ejercicio de la profesión. Por otro lado, la
competencia de administrador se amplia hacia la gerencia y el mercadeo
para apoyar la autogestión y la acción competitiva del profesional.
DERIVACIONES TEÓRICAS A CONSIDERAR PARA DELINEAR LAS COMPETENCIAS DEL PROFESIONAL
Entre las conclusiones se encuentran que las competencias del
nutricionista dietista pueden explicarse a partir de los componentes de
calidad política y competencias con calidad formal. Las competencias
formales determinan las funciones y actividades que realizan el nutricionista
apoyado en la ciencia y la tecnología y las competencias con calidad política
incluyen los valores y prescripciones que demandan el ejercicio de este profesional. Las competencias formales y políticas, al integrarse generan un
liderazgo para el cambio en la práctica del nutricionista con compromiso
social.
Las competencias que planifica el currículo de la Escuela de Nutrición y
Dietética, son asistencial, educador nutricional, administrador e investigador.
Las competencias que se están logrando de acuerdo a la opinión de los
estudiantes avanzados y egresado son la asistencial, educador nutricional
formal e informal y los menos fortalecidos son la investigación y los modelos
de gestión aplicados a los servicios.
Las competencias demandadas se presentan en el cuadro 2, distribuidas
por competencias de calidad formal en términos de funciones, y las
competencias de calidad política que se resuelve en valores y
prescripciones. Las funciones se operacionalizan en atención a funciones,
valores y prescripciones.
CUADRO 3.
Competencias que se demandan en los profesionales de nutrición
FUNCIONES CALIDAD FORMAL | VALORES Y PRESCRIPCIONES CALIDAD POLÍTICA |
---|---|
|
|
Estas competencias se operacionalizan a partir de las siguientes
capacidades generales:
EDUCACIÓN
ASISTENCIALES
MENTOR
INVESTIGADOR
GERENTE
Ballestero, H., Vitancurt, A. y Sánchez, S. (1997). Bases Científicas de la
Administración. Editorial McGraw-Hill Interamericana México.
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