Mike González*
Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE)
mikegonzalez51@hotmail.com
Milagros Pirela**
Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE)
milagrosmercedes@hotmail.com
Carmen Salazar***
Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE)
carmenlou71@hotmail.com
La presente investigación tiene como propósito disertar de manera teórica sobre la ética en el desempeño de las competencias técnicas que debe mantener un periodista en todo momento. El estudio se fundamentó teóricamente en Escobar (2004), Savater (2002), Galdón (2001) y Álvarez (2002). En este trabajo se presenta una revisión documental donde se contemplan diversas perspectivas de la ética en el desempeño de las competencias técnicas en el ejercicio del periodismo. Se concluye que todo profesional del siglo XXI debe seguir un lineamiento ético expresado a través del código para ejercer su profesión. Este conjunto de funciones están guiadas básicamente por el desempeño basado en conocimientos específicos de acuerdo al área de trabajo, denominada competencias técnicas. En este sentido, el ideal, en cuanto al desempeño del periodista del siglo XXI, debe estar guiado sobre la plena implementación del código de ética, el cual se basa en la función social de informar a una sociedad sobre los parámetros académicos obtenidos durante su formación.
Palabras clave: Ética, desempeño, competencias, tecnología, objetividad.
This research aims to theoretically lecture on ethics in the performance of technical skills that a journalist must maintain at all times. The study was based theoretically on Escobar (2004), Savater (2002), Galdón (2001) and Alvarez (2003). This paper presents a literature review which provides different perspectives of ethics in the performance of technical competence in the practice of journalism. We conclude that every professional first century must follow an ethical guideline expressed through the code for your profession. These sets of functions are driven primarily by performance based on specific knowledge according to the workspace, called skills. In this sense, the ideal in terms of performance XXI journalist should be guided on the full implementation of the ethics code, which is based on the social function of informing society about the parameters obtained during his academic training.
Key words: Ethics, performance, competitions, technology, objectivity.
* Lcdo. Comunicación Social (Universidad Católica Cecilio Acosta). Magíster Scientiarum en
Planificación y Gerencia de la Educación Superior (Universidad Rafael Urdaneta).
Producción de Televisión de Programas educativos (Instituto Oficial de Radio y televisión
Española). Decano de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Rafael
Belloso Chacín.
**Lic. Comunicación Social, Mención: Desarrollo Comunal (Universidad Cecilio Acosta);
Magíster en Ciencias de la Educación, Mención: Gerencia Educativa. Docente Universidad
Dr. Rafael Belloso Chacín (URBE). Coordinadora del Centro de Producción Audiovisual
(URBE).
***Licenciada en Comunicación Social, mención Audiovisual (Universidad del Zulia).
Magíster Scientíarum en Gerencia de Empresas, mención Mercadeo (Universidad del Zulia).
Docente. Asociada Escuelas de Comunicación Social. Coordinadora de las cátedras de cine
y televisión (Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín).
El término “Aldea Global”, utilizado por Herbert Marshall McLuhan, de acuerdo a
Esteinou (2001), en los años sesenta, fue producto de la visualización del devenir
histórico de lo que hoy, en pleno siglo XXI, se ha denominado la globalización, y es
el soporte o plataforma epistémica para entender el desarrollo político, social y
cultural; el entramado que permite entrar en el uso de las nuevas tecnologías de la
información, el internet, la telefonía móvil y la comunicación vía satélite, el cual le ha
permitido al hombre la comunicación casi instantánea de todo lo que ocurre en el
mundo.
La globalización brinda herramientas para mejorar la calidad de vida; también se
debe reflexionar sobre su uso y aplicabilidad, la crisis sobre credibilidad de las
instituciones, el conflicto de quién tiene la verdad, y el respeto a la dignidad de ser
humano. Todos, factores que deben tenerse en cuenta en esta etapa del desarrollo
social. Por ello es necesario asumir la tarea de humanizarla, soportándose en los
valores éticos en los que está en juego la vida misma.
El uso y abuso de las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC),
en el ejercicio periodístico, trae distorsiones como por ejemplo la utilización de las
cámaras ocultas, que en muchos casos generan aberraciones en el ejercicio
profesional del periodismo, llevando al debate sobre lo público con lo privado y el
conflicto recurrente entre lo que se expone y la honra de las personas. Lo mismo
acontece en los soportes multimedia, fenómenos como los blogs, donde los
tradicionales dispositivos de autorregulación no parecen tener cabida.
Los debates sobre la propiedad intelectual, que se dan desde la Organización
Mundial de Comercio, en lo global, y en las legislaciones sobre derechos de autor y
"antipiratería", configuran otro espacio de confrontaciones éticas que remiten,
igualmente, en la esfera de las comunicaciones.
Toda esta serie de acciones que se insertan en el mundo de la comunicación
pasan por el tapete de la ética, sobre la cual se asume desde la perspectiva de la
cultura occidental.
El término ética proviene de la palabra griega ethos, que originariamente
significa "morada", "lugar donde se vive", y que terminó por señalar el "carácter" o el
"modo de ser" peculiar adquirido por alguien; la costumbre (mos-moris: la moral).
Escobar (2004:33), define etimológicamente la ética como derivación de la palabra
griega ethos.
La acepción más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de
Aristóteles, ligado a un conocimiento llamado precisamente ética. Según esta
aceptación, ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. Sin
embargo, de acuerdo con el significado etimológico, ética sería un tratado o una
teoría de los hábitos y las costumbres.
Por otro lado, Savater (2002:77), explica que la ética es una concepción
racional, realista del mundo; la ciencia responde y soluciona problemas, pero puede
solucionarlos de manera meramente racional y no razonable. La ética reclama que
la ciencia, a la vez de racional, sea también razonable: y en último caso, la ética
permanece en el ámbito de la filosofía.
Ésta a su vez responde preguntas que nunca se cierran; son heridas que nunca
se sanan porque mantienen, en último término, la excitación, la emoción, la
inquietud, que es lo que se entiende por “vida”.
Asimismo, Savater (2002) afirma que la ética es un conjunto de principios y
valores que guían y orientan las relaciones humanas. Esos principios deben tener
características universales que precisan ser válidos para todas las personas.
Además, la ética se conoce como un conjunto de valores, de principios
universales, que rigen las relaciones de las personas. El primer código de ética del
cual se tiene noticia, principalmente para quien posee formación católica, cristiana,
son los diez mandamientos. Reglas como: no matar, no desear a la mujer del
prójimo y no robar, son presentadas como propuestas fundadoras de la civilización
occidental y cristiana.
El comunicador social del siglo XXI debe asumir los retos del desarrollo
tecnológico, su función social y de servicio público, elementos necesarios para el
desempeño diario de su profesión, manteniendo como premisa la plenitud al
derecho de la información.
El ejercicio del periodismo supone la libertad de expresión y el respeto a la
dignidad del hombre, sin interferir en el ejercicio de los derechos fundamentales de
cada persona, Savater (2002, 11p) “la ética es una actitud, una reflexión individual
sobre la libertad propia en relación con la libertad de los demás y la libertad social
en la que nos movemos”. La credibilidad y el ejercicio responsable de la profesión
debe ser, en la actualidad, la condición principal dentro de la acción formadora,
orientadora e informativa del profesional de la comunicación.
En contravención de esto, Cortina (1993)
http://ingenieriab006.espacioblog.com/post/2007/07/06/actividad-n-10-sistema-aaa,
señala que, para algunos, ética es la moral vigente en una determinada colectividad;
para otros es un conjunto de principios que se hallan por encima de las distintas
costumbres morales de una sociedad dada; y no faltan quienes identifican ética con
estética.
La confusión no sólo se aprecia en el lenguaje público no académico, sino que
se constata también entre los especialistas. Cortina (1993) explica que en la filosofía
alemana, por ejemplo, se llama actualmente ética, a lo que la tradición filosófica
siempre llamó moral, y moral a lo que la mayoría de los filósofos sigue llamando
ética.
El ejercicio de la profesión debe de estar guiado básicamente por el desempeño
de conocimientos específicos de acuerdo al área de trabajo, denominada
competencias técnicas, e internalizado en cada comunicador social, como un valor
vital, la ética profesional. Esta capacidad utilizada para la difusión de mensajes,
muchas veces sobrepasa los niveles éticos y se adentra en el terreno de la
manipulación; entendida esta última como un recurso comunicacional de primer
orden.
Los medios de comunicación social y sus profesionales deben tener como norte
la credibilidad, aplicada en planteamientos éticos que soporten el respeto a la
dignidad de los ciudadanos y mantengan intacta la misión de difusores de la
información, que permita el ejercicio responsable de la profesión y la transmisión
veraz de la realidad.
No obstante, la política editorial de los medios impresos, en la mayoría de los
casos, radica en el apoyo soterrado o evidente a favor o en contra de algunos
sectores socioproductivos de la región o del país, obviando por lo tanto, los
argumentos a favor que puedan poseer otros sectores. El ciudadano, por lo tanto,
no recibe información adecuada, y existe la posibilidad de que haya tomado la
decisión equivocada al elegir sobre cualquier aspecto importante de su vida, debido
a que la información aparece soterrada o se ocultan datos.
Una comunidad desinformada desconoce lo verdadero, lo esencial sobre los
temas que necesita o les son útiles para actuar libre y conscientemente. En
ocasiones, los mensajes difundidos en la prensa pueden catalogarse en este
renglón, debido a causas fortuitas o que no son intencionadas.
Galdón (2001) acota que la desinformación puede atribuirse a deficiencias
conceptuales o estructurales en el tratamiento de la noticia, cuando no a las propias
debilidades intelectuales y morales de los seres humanos, en el ámbito de los
periodistas.
Sin embargo, se requiere distinguir que, cuando la desinformación se busca
adrede, cuando existe la intención de engañar y mentir, por parte de los promotores
y diseñadores de la información; entonces se está en el terreno de la manipulación.
Galdón (2001, 51p) define la manipulación como “la desinformación intencionada
que a través de diversas técnicas de ocultación o tergiversación de la realidad, se
elabora con verosimilitud al servicio de los diversos intereses del poder dominante”.
Sobre este tópico se hablará más adelante.
Savater (2002) afirma que la ética está centrada en el individuo, es personal y
está integrada por elementos de responsabilidad a la vida y de aspectos morales.
Numerosos autores, basados en la óptica occidental y un liberalismo que destaca a
la persona individual por encima de lo social, buscan eludir la crítica hacia el latente
individualismo; el hombre como ser social debe buscar armonizar con la comunidad
en la que interactúa, el problema surge cuando los propósitos individuales y
colectivos no van de la mano aunque vivan en una constante tensión.
La base común para la deliberación, la acción, la realidad y el significado, llevan
a una responsabilidad conjunta e inclusive de hablar de culpas colectivas. La ética
es una actitud, una reflexión individual y lo más importante es que siempre está a la
mano, es de la persona, de cada uno de los seres humanos. Savater (2002) aborda
tres principios:
La ética no es la mención de ciertos restrictivos del hombre, es un saber que
incluye las herramientas necesarias para que el individuo alcance su plena
evolución, una “vida equilibrada”; el desarrollo de un proyecto de vida concreto,
realizable, supone el intento consciente y deliberado de procurar la mayor
coherencia personal posible que haga factible la realización de sus propios ideales
en función de la propia escala de valores.
La construcción de un proyecto de vida personal incluye el desarrollo de una
estructura ética capaz de viabilizar y sostener los contenidos éticos de la persona,
que deben ser definidos para poder lograr la construcción de un proyecto de vida.
“La ética periodística es una jornada que vale la pena emprender, porque
plantea el problema de la moralidad de la persona: obliga al periodista, como entre
otros, a considerar sus principios básicos, sus valores y sus obligaciones consigo
mismo y para con los demás.
Lo fuerza a decidir por sí mismo cómo quiere vivir, cómo manejar sus asuntos
periodísticos, cómo pensar a cerca de sí mismo y de los demás, cómo pensar,
actuar y reaccionar ante las personas, y las cuestiones que lo rodean.”, reconocía
en 1982 Jhon Merrill en La Prensa y la Ética. Citado por Villanueva (2002).
No es fácil ponerse de acuerdo acerca de lo que resulta ético, ni en periodismo
ni en ningún orden de la vida. Porque el hombre se encuentra, en verdad, a mitad
de camino.
La finalidad de la ética es el deber, tanto para consigo mismo, como para con
los demás. Es primariamente individual o personal, aún cuando se refiere a las
obligaciones y deberes para con otros. La cualidad de la vida humana se relaciona
con la sociabilidad.
El periodista no se limita a escribir simplemente para el consumo de otros;
escribe para autoexpresarse, y pone su persona y todo su ser en su actividad
periodística. Lo que comunica es, de una manera real lo que él es. Se agrada o
desagrada a sí mismo, no tan solo a su público.
Lo que hace para vivir de acuerdo con alguna norma interior, no sólo afecta a
sus actividades y creencias en otros, sino, a la esencia misma de su propia vida.
Antes de elegir una ética en particular, todo periodista decide elegir entre ser una
persona ética o no: ésta es la primera y más importante elección que tiene ante sí.
La ética es la parte de la filosofía que ayuda a los periodistas a determinar qué
es lo correcto en su actividad como tal; es principalmente una ciencia normativa de
la conducta, entendida ésta fundamentalmente como conducta voluntaria,
autodeterminada.
Bunk, citado por Vargas Zúñiga (2004, 135p), define las competencias técnicas
como “el dominio como experto de las tareas y contenidos del ámbito de trabajo, los conocimientos y destrezas necesarias para ello”. En este sentido, conforman los
conocimientos específicos que debe poseer un profesional en el cumplimiento de
sus labores. Dichos conocimientos benefician la actividad laboral, ya que establecen
pautas para un desarrollo profesional.
Por consiguiente, facilitan el dominio y comprensión de información específica
en el área donde se desarrolla el profesional. En la actualidad, parte de las
competencias técnicas la conforman la habilidad en la aplicación de las tecnologías,
constituyendo un valor agregado en la vida personal y laboral de todo profesional.
Dentro de este marco, a través de la formación profesional, se prepara al
individuo atendiendo la exigencia de las competencias técnicas para mejorar la
calidad e incrementar la productividad de las actividades laborales. Además,
constituyen un referente o estándar que facilita el cumplimiento efectivo de una
determinada ocupación.
El conocimiento de las competencias técnicas, por parte de la organización,
representa la base para el desarrollo de nuevas formaciones profesionales sobre
temas laborales, por cuanto, a medida que pase el tiempo, las instituciones
evolucionan y necesitan actualizar sus competencias laborales.
La exigencia de desarrollar las competencias técnicas facilita el logro de
resultados de calidad en términos de eficiencia y seguridad, que permite resolver los
problemas emergentes a través del ejercicio de la responsabilidad productiva.
Los periodistas miembros de una organización y de una sociedad en la que
desempeñan su labor, representan un capital profesional sustentado en
conocimientos, habilidades y destrezas, el cual conforma el andamiaje de la
gerencia laboral. Al respecto, Gallart y Jacinto (2007) definen las competencias
técnicas como el conocimiento instrumental y funcionamiento de equipos,
herramientas y procesos de trabajo.
En este contexto, el autor reduce los conocimientos generales a específicos,
dependiendo del área de desarrollo. Las competencias técnicas las conforman los
conocimientos establecidos sobre el manejo de herramientas y procedimientos
establecidos según su función, lo cual permite el desarrollo de la productividad de la
labor profesional.
Por esta razón, impera la necesidad de hacer frente a la amenazante premisa
globalizadora que se vislumbró en la red de redes, rediseñando la tecnología como
una táctica para desarrollar la comunicación, a partir de los requerimientos de la
propia cultura, imponiendo estrategias para subrayar la generación de contenidos
locales en las esferas virtuales.
En este sentido, el establecimiento de estrategias para el rediseño tecnológico
en favor de las culturas locales, requiere de un análisis previo sobre el nivel de
conocimiento y el desarrollo de destrezas en el manejo de la tecnología. El abanico
de posibilidades que ofrece Internet no es garantía absoluta de que la labor periodística haya adquirido mayor precisión en sus contenidos, por el simple hecho
de tener acceso a la red y utilizar el correo electrónico.
El Consejo de Normalización y Certificación de Competencia Laboral de México
(CONOCER, 2005), viene realizando estudios sobre las competencias de índole
técnica como la base de la función productiva de la empresa, organización o
institución. De allí que conforman el nivel de exigencia que los empleados deben
poseer para determinadas labores y así aumentar la productividad de éstas.
Por otra parte, el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (SENAI, 2001)
institución nacional de formación para el sector industrial en Brasil, define las
competencias técnicas como específicas, las cuales comprenden las capacidades
particulares propias para operar eficientemente objetos y variables que intervienen
directamente en la creación del producto.
Esto implica el dominio de contenidos, conocimientos y habilidades que, por su
pertinencia, generan la posibilidad de construir capacidades de mayor nivel de
abstracción y comprensión, de manera que favorecen el fortalecimiento de las
capacidades del campo ocupacional.
En opinión de Echeverría, citado por Álvarez (2003), las competencias técnicas
son un saber y un poseer de conocimientos relacionados con el ámbito profesional,
que permiten el dominio de la actividad laboral.
En este sentido, Álvarez de Mon (2001) la define como los atributos distintivos
que solicita un trabajador en un puesto de trabajo dado; además, suelen incluir
conocimientos o habilidades específicas necesarias para desempeñar una tarea
concreta.
Es pertinente destacar que reúnen todas aquellas condiciones y características
específicas con las cuales debe contar un profesional, para desarrollar un trabajo
con eficacia, eficiencia y efectividad, por cuanto se apropia de los conocimientos
fundamentales sobre cierta actividad en donde sólo él está capacitado para hacerlo.
Sobre esto, Lanuque (2010) explica que las competencias técnicas representan
la sumatoria de habilidades específicas que implican el desempeño correcto de un
área funcional, basados en conocimientos y destrezas asociados a la ejecución de
esa área. En este sentido, están relacionadas con la aplicación de conocimientos
técnicos y profesionales que dan valor agregado y certificación de calidad a los
procesos productivos y gerenciales de la organización.
De igual modo, benefician todo proceso, ya que quien la ejerza cuenta con el
conocimiento necesario para desarrollar con éxito la actividad planteada. Al
transferir todo este escenario teórico de la presente investigación al ámbito
comunicacional, existe la necesidad del desarrollo e implementación de las
competencias técnicas, ya que los periodistas deben poseer conocimientos teóricos
y prácticos específicos, en el área donde se estén desenvolviendo. Lo cual
constituye la base de su aprendizaje organizacional.
El comunicador social, al poseer competencias técnicas, podrá cumplir con su
función social y desarrollar con éxito su parte en el proceso de comunicación, por
cuanto es el emisor que transmite la información y es guía y ejemplo dentro de la
sociedad. Por consiguiente, en el desempeño del periodista las competencias
técnicas las conforman el conjunto de habilidades específicas que guían su trabajo
en los distintos medios de comunicación social.
Estas habilidades incluyen la capacidad de aplicar conocimientos,
en el tratamiento de la noticia, dominio de un lenguaje apropiado para los
receptores, gestión de la tecnología de la información y la comunicación entre otros.
Con la apertura de Internet, que día a día se transforma y se adapta cada vez
más a los avances tecnológicos permitiendo la capacidad de almacenamiento,
mejores programas de diseño y de interfaces obligan al periodista a insertarse cada
en el manejo y uso de la tecnología.
Aunque estudios efectuados sobre asimilación de tecnología para el uso de
Internet por parte de los periodistas, en el caso venezolano, señalan que gran parte
de ellos se iniciaron en el mundo virtual mediante prácticas de aprendizaje
significativo poco efectivo.
Este factor obstaculiza el aprovechamiento eficaz, eficiente y total de la
tecnología. La asistencia técnica es un elemento que se facilita en escasa medida
(4,2%), aun cuando, en la mayoría de los casos, las unidades de asistencia se
encuentran dentro de la empresa donde el comunicador se desempeña. Este hecho
sugiere la poca preparación de las unidades técnicas para afrontar el reto de la
irrupción de Internet en la industria informativa.” Gutiérrez S. y Mogollón H. (2006).
No obstante, aquellos que logran asimilar este proceso tecnológico se deben
enfrentar con una vorágine de cambios y de nuevos patrones de conducta que no
sólo se localizan en el uso de Internet como nuevas fuente de información tales
como: los Blogs, que según la página de la prestigiosa revista electrónica web
informática PC el Blog: es un sitio de Internet donde su autor publica en orden
cronológico el contenido de la temática a tratar y que suele ofrecer la posibilidad de
participación de terceros, mediante mensajes o comentarios.
También se suele llamar weblog o bitácora, los cuales se construyen tomando
en consideración la absoluta libertad de escribir lo que quiera y como quiera, y es
utilizado por algunos periodistas de renombre para manifestar su opinión, o lo que
no pueden publicar en sus medios de comunicación, con el objeto de tener un
contacto más directo con sus lectores.
Pero esta libertad, dentro de los patrones de la cultura occidental, es donde la
ética del periodista debe mostrarse. Existe un amplio abanico en cuanto a
procesamiento, presentación y maneras de hacer llegar la información, donde lo
importante es la primicia de la noticia sobre la cual todos los medios y tecnologías se acoplan para satisfacer esta necesidad. No obstante, para alcanzar la primicia y
la notoriedad del hecho, muchas veces se utilizan estrategias no acordes a los
principios más elementales sobre ética periodística o humana.
Anteriormente se acotó la referencia de Galdón respecto a la desinformación,
como uno de los elementos a manejar para elevar el carácter ético del comunicador.
El mensaje informativo debe adecuarse, tanto a la realidad sobre la que se escribe
(y a lo que se conoce sobre ella), como a los intereses sociales y a las
características culturales e intelectuales de las audiencias.
Por lo tanto, el tratamiento periodístico debe orientarse a difundir la verdad a la
que se ha llegado, es decir la realidad concreta que se conoce, y evitar dar cabida al
rumor o a suposiciones.
Este rasgo permite distinguir informaciones basadas en datos comprobables,
significativos, correctamente jerarquizados e interesantes para el colectivo, de
mensajes construidos a partir de versiones parciales donde las presunciones cobran
fuerza. Para que un mensaje sea catalogado como información, se requiere utilizar
toda la información veraz que ha sido comprobada y dejar a un lado todos aquellos
datos que no han sido probados.
La difusión de realidades explicadas y contextualizadas en cuanto a su
importancia temporal, espacial y social del ciudadano, puede verificarse a través de
la calidad del dato que sustenta esa información y del equilibrio en la selección de
las fuentes periodísticas idóneas para ello.
En el terreno de la desinformación se producen noticias que difunden sólo los
datos momentáneos, los que se conocen de última hora o lo que a la hora del cierre
de la edición se logró obtener, sin precisar a ciencia cierta cómo ocurrió el suceso o
hasta dónde llega su relevancia en el contexto social.
En este sentido se consagra la superficialidad del mensaje, y por lo tanto, los
receptores creen estar informados cuando la calidad explicativa del mensaje que
recibe se limita a lo anecdótico.
En nombre de la premura, de la necesidad de dar la primicia o de querer al dar
sólo lo que se conoce en el momento, se difunden noticias en las cuales se sacrifica
la explicación esencial del hecho, con lo que se abren puertas a rumores
infundados; pues debido a la falta de tiempo, no se verifican los datos con
rigurosidad, aún cuando se tuviera honradez de rectificar.
En este orden de ideas, la construcción del mensaje informativo está dentro o
fuera de patrones éticos estandarizados de la cultura occidental en la medida que
éste se acerque o se aleje de las diversas versiones de las fuentes que conforman
el hecho informativo, y la manipulación o no de estos mismos hechos.
La amplia gama de posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías en la
actualidad posibilitan al comunicador difundir el mensaje informativo de manera fácil
y profusamente.
Como consecuencia de este fenómeno de la globalización, la eliminación de
intermediarios en el proceso de divulgación de la información le provee al
comunicador amplia libertad para el manejo del contenido informativo; se rompen
las barreras de las pautas de los medios y los controles pasivos de las fuentes,
dejando al comunicador en el libre albedrío de la utilización de fuentes, lenguaje,
temática y manera de presentación de la información.
Esta libertad de contenido obliga al comunicador a tener siempre en cuenta los
valores y principios que quiere que se reconozcan como fundamentales, por lo
tanto, las escuelas de comunicación están obligadas a incrementar dentro de sus
cátedras la profundización de los principios éticos y deontológicos por los cuales el
periodista debe guiarse en el momento de comunicarse con su público.
El comunicador social, y en especial el que desarrolla la actividad periodística,
debe esforzarse por aumentar sus competencias técnicas para mejorar el
desempeño de su labor, utilizando las herramientas que cada día ofrecen la nuevas
tecnologías y el ambiente que lo rodea, pero siempre dentro de un marco laboral
basado en la ética profesional para aumentar el ejercicio de su labor con una base
honesta que sirva de modelo a otros comunicadores y a las futuras generaciones.
La excelencia laboral del periodista debe estar basada en conocimientos
comprobados que pueda adquirir a través de la capacitación adecuada de áreas
especificas, los cuales aumenten el desarrollo del talento y promuevan el
pensamiento creativo, así mismo, este proceso debe estar inmerso dentro de un
marco basado en la ética, que pueda satisfacer tanto al periodista como a los
receptores, quienes creen en las informaciones que los profesionales de la
comunicación desarrollan.
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