Montero, Janeth
Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA)
monteroji@pdvsa.com
Alfonzo, Freddy
Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA)
alfonzofreddy2@gmail.com
Recepción: 17-12-2010 Revisión: 20-01-2011 Aceptación: 10-02-2011
Dentro de la tendencia actual, las empresas se encuentran influenciadas por el comportamiento humano debido a los cambios de mentalidad en la sociedad, donde gracias a la influencia de las ideas de la ética humanista, los líderes pueden unir esfuerzos para alcanzar niveles de productividad y eficiencia para mantener el liderazgo organizacional en el sector en el cual se desempeña. Este artículo tiene como objetivo analizar la ética humanista en el liderazgo de los gerentes de las empresas del sector petrolero. La investigación fue de carácter documental, mediante la metodología descriptiva. Como conclusión se plantea a las organizaciones donde la expresión de una realidad cultural y llena de valores éticos, dentro de un mundo de permanente cambio, con enfoque humanista, social, económico y tecnológico, refleja un marco de valores, creencias, ideas, sentimientos y voluntades de una comunidad institucional, indistintamente del tipo que sean, confrontando retos al verse inmersas en un mundo exigente y competitivo. Por lo tanto, el gerente debe ser el encargado directo de motivar e integrar a sus empleados, manteniendo las garantías necesarias que les permitan desarrollar sus labores de la mejor manera; así como también, manejar de manera eficaz su potencial en cuanto a las inquietudes que puedan surgir y retar a los mismos.
Palabras clave: Ética, Humanista, Organizaciones, Liderazgo, Gerente.
Inside the current trend, the companies are influenced by the human behavior, due to the changes of mentality in the company, where thanks to the influence of the ideas of the humanist ethics, the leaders can join efforts to reach levels of productivity and efficiency to support the leadership organizacional in the sector in which it gets out of a jam itself. This article has as aims analyze the humanist Ethics in the leadership of the managers of the companies of the petroleum sector. The investigation was of documentary character, by means of the descriptive methodology. Since conclusion appears to the organizations where the expression of a reality cultural and full of ethical values, inside a world of permanent change, with humanist, social, economic approach reflects a frame of values, beliefs, ideas, feelings and wills of an institutional community, indistinctly of the type that they are, confronting challenges to turn immersed in a demanding and competitive world. Therefore, the manager must be the direct manager of motivating and integrating his employees, supporting the necessary guarantees that allow them to develop his labors of the best way; as well as also, to handle in an effective way his potential as for the worries that could arise and challenge the same ones.
Key words: Ethics, Humanist, Organizations, Leadership, Manager.
Actualmente las empresas buscan afianzar la ética humanista dentro de la concepción
positiva del hombre, por ser el poseedor de la razón, de buena voluntad y de una gran
capacidad para colaborar con otros seres humanos, por su adecuado desarrollo personal
y el de la sociedad en general. La vida de las personas va a desarrollarse en el ámbito
determinado por las interrelaciones creadas por las empresas por sus modos de trabajar y
por lo valores que configuren sus decisiones (Pérez y otros, 2001).
En este sentido, la concepción ética debe estar presente en las organizaciones, donde
los directivos como los académicos proporcionan la oportunidad de ejercer una vida útil y
honesta, donde la sociedad institucional puede ocupar la mano de obra disponible, así
como ser partícipe de las actitudes y capacidades de sus empleados en el desempeño de
sus funciones.
Por lo tanto, educar moralmente a los empleados de una organización de manera
humanista, y a todas aquellas que pretendan formar parte de esta fuerza laboral, beneficia
emocionalmente la calidad de vida de todos sus integrantes.
Esto indica que ética humanista es un tópico recurrente dentro de la organización; sin
embargo, empieza desde la integridad del sujeto, conociendo las normas morales que lo
identifican y de las cuales interactúa para un bien común; implicando una idea de mejora
continua en lo profesional y organizacional.
Esto, basándose en una comunicación ilimitada para el logro de objetivos mediante la
libertad y creatividad de un pensamiento honesto. De este modo, los seres humanos por
derecho natural deben recibir en todo momento, y en toda organización, un trato
equitativo.
Por consiguiente, el liderazgo requiere nuevos enfoques y perspectivas, donde las
organizaciones son exigentes al tipo de contrato entre individuo-empresa, donde se
contemple la persona en su riqueza a través de la cual pueda generar relaciones sanas
con los demás miembros de la organización.
De allí la importancia sobre la cual las personas con posiciones gerenciales necesitan,
profundizar su responsabilidad para ejercer la función directiva; requiriendo de un
conjunto de conocimientos y cualidades indispensables, que fomenten la capacidad para
acertar en la toma de decisiones.
Por lo tanto, el criterio del profesional debe ser independiente en toda la organización
como ente genérico y como líder dentro de ésta; actuando como factor importante, para
acertar en la toma de decisiones de manera oportuna, esto contribuye al logro de las
metas predefinidos en el sistema.
Esto, mediante la implantación de una visión estratégica, donde gestione la
responsabilidad de la capacidad profesional con el fin de alcanzar el éxito de la empresa
trascienda en tiempo y forma. Lo antes expuesto lleva a analizar la ética humanista en el
liderazgo de los gerentes de las empresas del sector petrolero.
Partiendo de este enfoque, la escuela de las relaciones humanas se focalizó en las
personas haciendo hincapié en la necesidad de tener en cuenta sus necesidades y
motivaciones, así como la obligación de desarrollar su potencial y creatividad, ya que
éstas están inmersas en un mundo competitivo, donde las organizaciones van ideando
nuevas formulaciones para responder a las exigencias de los mercados, siendo más
flexibles desde sus valores organizacionales, más ágiles y con mayor capacidad de
integración y de aprendizaje (Corral, 2007).
Cabe señalar que dentro de la civilización actual, cuando se depende de las
organizaciones, la ética concede un alto grado a la eficiencia y la eficacia, para que
satisfagan apropiadamente las necesidades de los individuos y de la sociedad, dado que
son las personas las que conceden la identidad propia a la organización. Por lo tanto, el
trabajador debe adaptar su conducta a una serie de disposiciones, plenamente racionales,
positivas, cuya meta es hacer eficiente y eficaz su actuación en la empresa (Barquero,
2003).
Desde este punto de vista, el trabajador que forma parte de una organización realiza
su labor apegado a las normas evitando se le apliquen sanciones, considerándose sus
actos como objeto de la ética; donde se va modelando a los hábitos y costumbres para
que se adapte a su cultura, de acuerdo a los intereses particulares.
Se obtiene con esto un producto humano según lo considere la organización. Por lo
tanto, una empresa debe ordenar todos sus productos y procesos para su funcionamiento
adecuado, evitando el caos y la confusión (Barquero, 2003).
En este sentido, cada individuo tiene sus propios ideales, proyectos y sentimientos
que merecen respeto tanto en el ámbito personal como en el social, por lo que no puede
ser clasificable, manipulable, predecible e instrumentalizable, por ser un ser libre y
subjetivo. Cada quien es un autentico y original proyecto de vida, que puede desarrollarse
y perfeccionarse en el tiempo, esto lleva a descubrir el enorme aprecio que merece cada
persona, la cual, no sólo debe ser tolerada en la sociedad sino aceptada auténticamente
(Aspe y López, 2003).
En la tendencia actual, el proceso evolución y transformación de la organización
provocado, se produce como resultado de un plan de trabajo a medio y largo plazo
debidamente estructurado que se sustenta en un esfuerzo constante centrado en crear las
bases y métodos que permitirán detectar y explotar las oportunidades que creará el
entorno de negocios en cada momento.
Ésta se caracteriza porque no depende de personas o situaciones coyunturales, sino
que se ocupa de crear directrices y guías de trabajo que se centran en alcanzar y
mantener un posible nivel elevado de ajuste entre la empresa y su entorno de negocios
(Mapcal, 1998).
Desde esta perspectiva, el motor de la nueva economía es el conocimiento, el cual se
ha debilitado dentro de las organizaciones; sin embargo, se ha generado una progresiva
implantación de paradigmas intangibles en las organizaciones como son los valores:
Responsabilidad, compromiso, reputación, sostenibilidad, siendo estos los activos más
valiosos de las empresas, ya que no son activos tangibles, donde su origen proviene del
conocimiento, habilidades, valores y actitudes de las personas, donde el propósito está en
incorporar la sensibilidad de los trabajadores y sociedad en general al procedimiento
estratégico de la organización.debidamente estructurado que se sustenta en un esfuerzo constante centrado en crear las
bases y métodos que permitirán detectar y explotar las oportunidades que creará el
entorno de negocios en cada momento.
Ésta se caracteriza porque no depende de personas o situaciones coyunturales, sino
que se ocupa de crear directrices y guías de trabajo que se centran en alcanzar y
mantener un posible nivel elevado de ajuste entre la empresa y su entorno de negocios
(Mapcal, 1998).
Desde esta perspectiva, el motor de la nueva economía es el conocimiento, el cual se
ha debilitado dentro de las organizaciones; sin embargo, se ha generado una progresiva
implantación de paradigmas intangibles en las organizaciones como son los valores:
Responsabilidad, compromiso, reputación, sostenibilidad, siendo estos los activos más
valiosos de las empresas, ya que no son activos tangibles, donde su origen proviene del
conocimiento, habilidades, valores y actitudes de las personas, donde el propósito está en
incorporar la sensibilidad de los trabajadores y sociedad en general al procedimiento
estratégico de la organización.
De manera filosófica, dentro del ámbito empresarial prevalecen los valores éticos;
siendo este factor la acepción en el comportamiento de las organizaciones. Por lo tanto,
se debe mantener la transparencia en los procesos de gestión empresarial, donde se
debe conocer qué organización forma parte de un sistema donde concurren diversos
recursos, como son: humanos, financieros, económicos, culturales y tecnológicos, en los
cuales el punto converge de manera importante en el crecimiento de ésta a través del
tiempo.
Con el tiempo, esto ha permitido que el individuo debe conocerse a sí mismo, ya que
de esa manera estará estrechamente ligado a un verdadero y satisfactorio arte de vivir; y
por ende, como ser, como ente, se manifiesta en sus acciones, libre y responsablemente
realizadas. De este modo, dentro de los fundamentos de la ética nace el individuo desde
la plataforma de la conducta humana, dado que ejecuta actos consciente y
voluntariamente; y, por consiguiente, es responsable (Siliceo y González, 2004).
De lo anterior, puede decirse que la ética, desde el enfoque humanista, debe iniciarse
desde el proceso de formación de la personalidad del individuo, partiendo de los
comportamientos aprendidos siendo estos sociales, afectivos, intelectuales, entre otros.
A través de estos factores, se busca favorecer las condiciones de aprendizaje y
socialización, así como el estímulo para que la potencialidades del individuo se
manifiesten y se desarrollen satisfactoriamente de manera positiva, por cuanto será una
totalidad en todo momento, donde actuará con un conjunto de su razón, su cuerpo y su
espíritu, manifestando en ello toda su historial vital (Barquero, 2003).
Toda reflexión ética debe entrar a analizar la relación entre los principios y las
circunstancias, entre lo universal y lo particular, partiendo de la libertad y sus condiciones
acerca de la reflexión ética, toca de manera decisiva a la conducta económica y social, y a
los enfoques acerca de lo que se entiende hoy en día por desarrollo.
Esto concierne no sólo a los filósofos especializados en la ética como metateoría del
ser humano, sino también interdisciplinariamente a todas las ciencias sociales y humanas
que estudian al hombre en su condición y circunstancia, para su desarrollo integral
(Parker, 1998).
Los valores éticos se especifican porque se refieren a la conducta humana en cuanto
está radicada en la libertad de comportarse de un modo o de otro; lo ético se presenta
como una ordenación de las acciones humanas derivadas de los actos del hombre que
están basados en un suficiente conocimiento de causa y en el ejercicio de la libertad
(Gómez, 1999).
Sin embargo, otro asunto preocupante y discutido en los últimos años, tal vez
décadas, se refiere a la formación ética de los seres humanos en general, en todos los
entornos que se encuentre. Las sencillas expresiones racionales y obrar racionalmente
son más complejos de lo que parece, porque a lo largo de la historia han ido ganando una
multiplicidad de significados, que son los que han hecho que el saber ético se entendiera
de diferente manera (Cortina,1998).
En términos generales, organizacionalmente la ética se caracteriza por la exigencia de
una reciprocidad genérica y universal, donde todos los seres humanos tienen dignidad y
deben ser respetados en representaciones de igualdad moral, es por ello, que las normas
tienden a ser preceptos de conducta ideal formuladas desde la ética humanista
implantada en la dignidad inquebrantable de todo ser humano, donde la moral vincula a
todos los individuos para que puedan operar de manera personal.
En comienzos del siglo pasado, el mundo era grande, distante y evolucionaba con un
margen de previsibilidad; ahora, por el contrario, el mundo es pequeño, global y cambia a
un ritmo acelerado, intenso y abarcador. Esta perspectiva, hace ver que el hombre quien
hace la historia, actúa con un margen de racionalidad, donde cada día van existiendo
nuevas tendencias y nuevos cambios que al mismo tiempo reclaman valores que se van
exigiendo de las responsabilidades éticas (Guédez, 2006).
Desde la perspectiva empresarial, las organizaciones evolucionan en la medida que
dan cumplimiento a todas sus funciones, las cuales se deben desempeñar y asumir con
responsabilidad social, de manera corporativa y comunitaria. Es decir, que no sólo los
individuos son moralmente responsable sino también las empresas.
En efecto, las empresas toman conciencia en cuanto a los problemas que puedan
surgir y la vez puedan afectar a ese entorno externo que la rodea y en la que coexisten
diversos problemas que pueden generar desajustes, los cuales a su vez se van asociando
a ella. La suprema paradoja de la contemporaneidad es aquella que nos advierte que
mientras más independientes queremos ser del entorno, más dependemos de él (Guédez,
2006).
Es por ello que el individuo formado y capacitado, con responsabilidad ante cualquier
toma de decisiones, está en la facultad de construir ese tejido ético dentro de su
organización paralelamente con la sociedad. Se trata de reconstruir la legitimidad de la
organización, poniendo énfasis en los procesos de las tomas de decisiones aplicando
principios éticos (Cortina, 1998).
Por lo tanto, el comportamiento humano a través del valor de la ética, desarrolla
principios morales, así como también las cualidades que tienen las cosas y las acciones,
estimables y deseables por sí mismas y no por relación a alguna otra cosa, que
contribuyen para alcanzar la excelencia a través de los objetivos propuestos en la
organización.
En este sentido, los valores éticos dirigen al ser humano en el logro de sus finalidades
u objetivos, sin dejar a un lado aspectos como el respeto humanos y la responsabilidad
social. Con este argumento, se afirma que cada día se tiene la necesidad de tener
presente los valores éticos de manera efectiva ante la globalización empresarial.
En este orden de ideas, es importante recalcar que cuando se habla de valores éticos
en el ámbito empresarial, no sólo se refiere a aspectos de tipo económicos, sino también
al conjunto de valores de tipo psicológico, social y estético, entre otros; donde todos estos
componentes que forman parte de la columna vertebral del hombre definen lo que es la
calidad de vida de él. Es decir, que los valores éticos vienen a ser la plataforma de vida
del ser humano en cuanto a su conciencia individual.
Se puede señalar que en la medida que el ser humano acciona y desarrolla sus
valores éticos, reúne cualidades que lo identifican en cuanto a su conducta producidos por
el nivel de inteligencia que posee, y a la vez demuestra su estilo de carácter. Tener
conciencia de los fines que se persiguen y habituarse a elegir y obrar en relación con ellos
es la clave de una ética de las personas y de una ética de las organizaciones, muy
especialmente, de las empresas (Cortina, 1998).
Dentro de esta perspectiva, el mundo empresarial, adaptado a constantes cambios
paradigmáticos en cuanto a las acciones de liderazgo, cumple un papel relevante en la
formación y desarrollo de los gerentes.
Para una persona que dirige una empresa, oficina o departamento, se encuentre
provisto de autoridad, no sólo requiere de un conjunto de conocimientos y cualidades
indispensables, sino también haber aprendido a dirigir con solvencia a un grupo o grupos
humanos, con cualidades de don de mando, sencillez y capacidad para acertar en la toma
de decisiones.
Por consiguiente, los tiempos de globalización que han hecho que las empresas sean
estructuralmente más planas, más descentralizadas y con líderes más autónomos; por lo
tanto, es necesario que las organizaciones o empresas apliquen valores éticos.
Esto generaría mejores patrones de conducta y permitirá generar valor internamente
dentro del entorno empresarial así como externamente ante las sociedades que presentan
relaciones con la misma. A medida que el liderazgo es más profundo, la relación es más
rica y más estable, y la repuesta es más generosa por parte del colaborador (Pérez y
otros, 2001).
Partiendo de la conciencia global, las empresas cada día se hacen exigentes en la
aplicación nuevos estilos para dirigir, evitando presiones, agresiones y abusos de los
dirigidos; indudablemente que esto es un grave error, sea porque no está realmente
preparado para el cargo que ocupa, o debido a una insuficiencia como persona que lo
impide actuar con sabiduría y capacidad en relación con sus subordinados.
Desde esta perspectiva, un directivo es un profesional, cuyo trabajo consiste en dirigir
a otras personas para conseguir que una empresa alcance sus finalidades (Pérez, 1996).
En este sentido, las empresas deben ir aplicando estrategias que se adapten al entorno,
las organizaciones deben contar no sólo con talento humano sino también con un
conjunto de pautas, reglas, normas y principios que guíen la acción de los mismos para el
logro de sus metas, a fin de formular planes realistas para conseguirlos.
De esta manera, es necesaria la existencia de ellas a fin de dirigir y dinamizar los
recursos con el objeto de canalizar los procesos de trabajo desarrollando habilidades y
actitudes del individuo, para convertirlo en un factor de competitividad y eficiencia.
En este orden de idea, las organizaciones del próximo milenio, contarán con líderes
caracterizados por una mayor conciencia ética y de corresponsabilidad con el medio
ambiente, las comunidades y empresas con las que interactúan, permitiendo a los líderes
desarrollar nuevos modelos de participación ante nuevas organizaciones inteligentes, con
mayor educación y preparación no sólo en los ejecutivos, sino en toda la fuerza laboral.
Esto, en función de ir promoviendo nuevos valores y expectativas de superación
permanente y desarrollo, nuevas formas de transmitir y difundir la información compleja
de un mundo en continuo cambio (Siliceo y otros, 2000).
De este modo, las organizaciones poseen acciones constantes, que dentro de esta
era tan compleja y de mayor especialización, desarrollan la única visión completa de la
realidad empresarial, donde el líder debe manejar diversos aspectos como la inteligencia,
la capacidad de pensar, innovar, resolver problemas así como tomar decisiones. Por lo
tanto, el liderazgo presenta distintos estilos y formas de dirigir como una concepción que
parte desde su plataforma como son: las personas, sus necesidades y sus motivaciones.
Cabe señalar que existe una serie de estudios realizado por profesionales en el área
de psicología y otros investigadores, con la finalidad de buscar un concepto que se asocie
con el liderazgo, estos esfuerzos se realizan a fines de la década de los cuarenta y
también se le conoce como teoría de las características, las cual permite definir las
características personales de los líderes.
En este sentido, al hablar de la teoría de los rasgos es considerada como las
cualidades y características personales que distinguen a los líderes de los que no lo son.
De igual manera, señala seis rasgos que distinguen a los líderes: ambición y energía,
deseo de dirigir, honestidad e integridad, confianza en sí mismo y conocimiento del
trabajo (Robbins, 2006).
Según el referido autor, la teoría de los rasgos presenta al menos cuatro limitaciones,
mencionándose: no hay rasgos universales que pronostiquen el liderazgo en todas las
situaciones, sólo en algunas; los rasgos predicen mejor el comportamiento en situaciones
débiles que en las fuertes, definiendo las situaciones fuertes son aquellas firmes de
conducta; no hay resultados no hay resultados con los cuales separar causas de efectos;
y, lo mejor que hacen los rasgos es predecir la aparición del liderazgo.
En este orden de ideas, la teoría de los rasgos admite que los líderes tienen ciertos
rasgos innatos. El enfoque de que el líder nace o se hace. En la búsqueda de los
científicos para encontrar rasgos más preponderantes para identificar a los líderes, se
destacaron dos que fueron comparar los atributos de quienes se han destacado como
líderes con los de quienes no lo han hecho, y comparar los rasgos de los líderes eficaces
con los líderes ineficaces (Stoner, 2001).
De este modo, los estudios sobre quienes son líderes y quienes no lo son, no han
podido descubrir atributos que distingan a los líderes de los seguidores, pero sin duda, se
ha visto que los líderes como grupo, son más listos, extrovertidos y seguros de sí mismos
que los que no lo son. Aunque quizás algún día la medición de la personalidad pueda ser
exacta que se logren aislar los rasgos del líder, hasta ahora la evidencia sugiere que los
líderes no cuentan con una sola constelación de rasgos que los distingan de quienes no lo
son.
Esto indica que algunos estudios realizados para explorar a los líderes efectivos e
inefectivos, han arrojado que el factor independiente en cuanto al nivel y desempeño
administrativo era la capacidad del gerente de supervisar, es decir, su capacidad de
supervisión adecuados para una situación específica, otros estudios indicaron que la
eficacia del líder no depende de una serie de rasgos, sino más bien de la medida en la
cual los rasgos del líder se adecuan a los requisitos de la situación.
Por consiguiente, dentro del enfoque del liderazgo la sustentabilidad juega un papel de
gran importancia en cuanto a la expansión de la conciencia y su espíritu, que le permite
ampliar sus horizontes hacia el servicio, la compasión y el auténtico bien común.
Por lo tanto, si se profundiza el perfil de las actitudes del líder, es importante llegar a
esa dimensión espiritual que resulta esencial y necesaria en las empresas de este mundo
globalizado y en constante cambios trascendentales, es decir, al evaluar el fenómeno del
liderazgo, en todos los ámbitos de la actividad humana, se define el contenido espiritual
con la finalidad de que este cada vez más presente (Siliceo y González, 2004).
Dentro de la tendencia actual, los líderes del siglo XXI deben tener presente o aplicar
las estrategias más acertadas para formar y enriquecer su conciencia ética desde la
perspectiva humanista para promover ese dinamismo que posee en esta era trascendente
de la globalización.
Pues lo que se requiere es buscar gestores de equipos sensibles hacia la integridad,
respeto y puesta en práctica de los valores corporativos, responsabilidad por el desarrollo
integral, creación de un entorno de aprendizaje, flexibilidad y participación, sensibilidad
por el equilibrio profesional y personal, así como generar orgullo de pertenencia logrando
la participación de todo su equipo.
En la actualidad, el hombre visionario en su quehacer diario debe ocuparse de
construir una mejor empresa, partiendo desde el enfoque del individuo que pasa por un
proceso de formación y capacitación en un mundo empresarial, en el cual se
interrelacionan y participan en equipo en la dirección de la empresa, retroalimentando esa
interacción que al final se asocia al tipo de sociedad en la que vive o vivirá.
De esta manera, perfilan hacia una organización donde los valores más preciados son
el conocimiento y la información que se transmite, creando principalmente cultura de
respeto a las diferencias que puedan darse, así como también la responsabilidad dentro
de sus esfuerzos globales.
En este sentido, cualesquiera que sean las dimensiones, estructuras o estrategias de
la empresa, cuando las fronteras verticales, horizontales, externas y geográficas se
vuelven permeables, existen mejores condiciones para navegar las transformaciones y
comprometer tanto al personal como a los socios en los procesos de cambio.
Por lo tanto, el personal directivo debe estar dispuesto a fomentar su actitud y crear el
espacio de donde pueda florecer, éste puede ser uno de los caminos más eficaces y
gratificantes hacia la renovación empresarial que jamás experimentarían (Hesselbein y
otros, 1998).
Por lo tanto, los líderes de las organizaciones globales deben demostrar eficacia en
medio de una diversidad de creciente cultura, valores, creencias y expectativas; para que
sea capaz de ejercer una influencia efectiva sobre las personas en cualquier lugar,
adaptando su estilo de conducción de manera tal que se direcciones a sus necesidades
específicamente en escuchar, facilitar y apoyar dependiendo de las tareas que se tengan
determinadas.
Por consiguiente, la ética humanista es la que guía al hombre para seguir una vida
productiva por lo que es esperanzadora y sustentada en principios, suposiciones y
argumentos amalgamados en la ciencia del hombre, de este modo el individuo sentirá la
necesidad de asociarse y colaborar con quienes comparta sus preocupaciones.
La reunión presente debe ser una manifestación de esa necesidad de hombres de
buena voluntad, de hombres que no sólo deben hacer una interpretación humana del
mundo, sino que también deben señalar el camino y trabajar por su posible
transformación (Martínez y Ponce, 2007).
De este modo, restablecer el humanismo depende de las posibilidades teóricas y
prácticas de instaurar una ética humanista aplicada dentro del entorno empresarial, donde
se requiere que se imponga racional y emocionalmente, que sea funcional desde el punto
de vista social y que sea compatible con las limitaciones del mundo biofísico.
Además, efectivamente aplicable al mundo contemporáneo en condiciones tales que
el proceso de su aplicación no suponga la distorsión de sus valores; las condiciones
requeridas incluidas en la proposición precedente, se relaciona con dos órdenes de
exigencia, como son: la validez y la eficacia (Attali y Mendes, 1980).
En estos tiempos modernos, la gerencia actual se ha caracterizado por la continua
introducción de filosofías y enfoques orientados a mejorar cada una de sus actividades,
reguladas de acuerdo a sus normas y reglamentos, las cuales tienen una dirección y un
fin común.
De hecho, han sido los gerentes y los líderes más exitosos los que han estado a la
vanguardia en la aplicación de las herramientas administrativas orientadas a la creación
de una imagen adecuada para la organización, en la que modelan los principios éticos y
sus valores, esto contribuye al logro de manera eficaz y eficiente de las metas y
directrices corporativas.
En consecuencia, se debe reconocer el poder y el talento de la gente, además de
crear equipos y consolidarlos en el devenir del tiempo, ya que el éxito de los líderes en las
organizaciones del futuro dependerá mucho de su criterio mental respeto a lo que se
considera un ambiente grupal y persona integral, con unos rasgos inclinados a la
consecución de los objetivos empresariales.
Proporcionar oportunidades e influir produce un compromiso sostenible donde a largo
plazo se direcciona hacia la nueva forma de hacer las cosas, sin ser una obediencia de
corto plazo.
Con base a lo mencionado respecto al análisis documental enmarcado en la ética
humanista en el liderazgo, trata de identificar si existe algún efecto positivo entre las
variables señaladas, ya que actualmente las empresas del sector petrolero han
enfrentado una serie de cambios paradigmáticos trascendentales, producto de un
desequilibrio económico y moral en la empresa matriz Petróleos de Venezuela, S.A.
(conocida como PDVSA).
Dicha empresa fortalece sus estrategias productivas y energéticas con empresas
nacionales e internacionales, las cuales figuran en la plataforma de vida de la misma. En
otras palabras, la necesidad de cambio hace que estas empresas del sector petrolero
creen nuevos paradigmas adaptadas a los nuevos contextos que se perfilan, ya que de
ellas depende el éxito de los nuevos proyectos que se van implantando.
En este sentido, surge la necesidad de una responsabilidad social orientada hacia las
metas organizacionales, donde el liderazgo debe constituir una muestra representativa de
la organización, siendo defensores ya sea de manera formal e informal, donde el gerente
al ejercer las funciones del liderazgo deben estimular la iniciativa de su personal,
marcando la diferencia dentro del entorno empresarial.
En consecuencia, las empresas del sector petrolero presentan patrones de
comportamientos asimilados, donde los líderes son personas competitivas, dinámicas,
participativas y coherentes con una filosofía de mejoramiento continuo, donde se hacen
eficientes en cuanto a la capacidad de reacción y velocidad de repuesta, siendo estos
aspectos vitales ante cualquier organización, humanizando las sociedades actuales
proporcionando ante los ciudadanos del mundo la igualdad de oportunidades en el ámbito
del referido sector.
Por lo tanto, las empresas del sector petrolero requieren de un verdadero liderazgo,
donde el líder esté en la capacidad de transformar y potenciar las capacidades de los
trabajadores, al igual que fomentar las innovaciones derivadas de la investigación
empresarial.
Las compañías con altos niveles de unidad pueden adaptarse mejor a los cambios en
el entorno porque la confianza es necesaria para fomentar la iniciativa individual, la
transferencia de conocimientos y el aprendizaje que se requiere en cualquier cambio
organizativo (Pérez y otros, 2001).
Otros aspecto que no puede quedar a un lado es la moral que deben tener presente
estos líderes que se encuentran inmersos en estas empresas, es decir, que el carácter
que los perfila como el estilo de vida influyen de manera directa en el bienestar no sólo de
la organización sino también de todas las personas que integran a las mismas, dentro del
enfoque humanista donde se produce adhesión como consecuencia de la capacidad de
persuadir y convencer a sus seguidores, con capacidad de diálogo y compromiso creando
entornos favorables.
Desde esta perspectiva, la moral permite a los líderes dentro de ese deber ser, crear
de manera positiva y por el bienestar propio su estilo de vida, donde la toma de
decisiones es la más justa, producto de su formación, desde el punto de vista individual y
social, del mismo modo, en el ámbito empresarial, el líder entabla relación directa con su
personal, donde los valores éticos de los mismos constituyen una verdad; propiciando que
el liderazgo hay que construirlo dentro de la sociedad del conocimiento y ejercerlo dentro
de un contexto en sus diversas actividades.
En este caso, las empresas del sector petrolero cuentan con personal que tiene
identidad propia, y generan una confianza dentro del entorno donde se desenvuelve sea
externo como interno, generando responsabilidad moral con la sociedad, donde la virtud
se hace un hábito que favorece al individuo de manera integral. Por lo tanto, ninguna
cualidad tiene más probabilidades de hacer rico a un hombre que la honradez y la
integridad (Holden, 2001).
En este sentido, tanto las empresas como la sociedad, poseen una moral producto de
los valores éticos, los cuales son unas veces compartidos y otras veces conflictivos,
producto de las conductas y actitudes, del comportamiento humano. Por lo tanto, el
liderazgo se centra en tener conciencia sobre qué valor añade el trabajo de uno al de los
demás, así como sensibilidad para captar y hacerse cargo del estado de ánimo de la
gente, rectitud en el trabajo y capacidad de compromiso.
Particularmente, al relacionar la responsabilidad del líder, éste desarrolla estrategias
que le permiten alcanzar el éxito, siempre y cuando mantenga un equilibrio entre
subjetividad y la objetividad, esto indica que comunicar y ser productivo forma parte del
resultado personal, organizacional y social promovidas a través del liderazgo; que el
equilibrio permitirá al líder proyectar y visionar el proyecto de vida de la organización.
Ante esta situación, quien ejerza funciones de líder debe tener conciencia para asumir
y defender sus valores debido a su condición de ciudadano y al mismo tiempo ante la
organización, debe ser cuidadoso y coherente entre lo que dice y lo que hace; es decir,
que el líder debe modelar en forma oportuna y precisa dentro de la empresa; velando para
que se cumplan las políticas, normas y procedimientos, que a su vez satisfagan las
necesidades de la comunidad; de esta manera, genera credibilidad y confianza, ante todo
el personal que lo rodea.
Desde otro enfoque, los principios ontológicos las investigaciones éticas,
específicamente los paradigmas de la globalización, la posmodernidad, el relativismo
cultural y el pluralismo filosófico, van en busca de la ética como medida del
comportamiento de una comunidad.
En términos generales, los valores adquiridos a través de la conducta humana
representan las cualidades del individuo; por lo tanto, las empresas del sector petrolero
deben despertar en el personal sentimientos de aprecio, admiración o estima, entre otros
aspectos. Es decir que partiendo desde el gerente y el líder, deben desarrollar y motivar,
como de igual modo, darle ese lugar de importancia, significación o eficacia de todos los
procesos que los involucra, de ello depende el éxito y logro de las metas organizaciones.
Por consiguiente, se establece que los valores constituyen uno de los componentes
principales de las formulaciones estratégicas de la organización compuestas por: la
identidad, la misión, los objetivos, y los valores, siendo estos elementos esenciales que
caracterizan a los miembros de la organización, potenciando sus habilidades a través del
desarrollo del comportamiento teniendo capacidad de cultivar el interés del ser humano
para su aprendizaje.
En conclusión, los valores éticos o morales son principios con respecto a los cuales
las personas sienten un fuerte compromiso de conciencia; esto indica, que los líderes
indistintamente del tipo de empresas que sean, deben aplicar las prácticas más acertadas
en cuanto a sus conductas propias y ajenas, esto les permitirá tomar las mejores
decisiones ante cualquier situación que se presente en el ámbito donde se encuentren.
Aspe, V. y López, A. (2003). Hacia un Desarrollo Humano: Valores, Actitudes y Hábitos.
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