Recepción: 07/12/2016
Revisión: 07/12/2016
Aceptación: 16/03/2017
Carmen Guevara
Universidad de Oriente, Venezuela
cguevara113@hotmail.com
La formación social busca impulsar la transformación del ser y de la realidad, edificando una nueva forma de racionalidad que apuesta por una razón emancipadora, que esté al servicio de la transformación. Por ello, el propósito de esta investigación fue reflexionar acerca del servicio comunitario, la formación social y el aprendizaje-servicio como urdimbre para la construcción de espacios transformativos, en el marco de la aplicación de la Ley del Servicio Comunitario del Estudiante de Educación Superior Asamblea Nacional (2005) en la Universidad de Oriente. Apoyados en teóricos como Batlle (2009), Casilla (2006). Dussel (1998), Furco (2005), Freire (1990), Gaete (2011), Habermas (1982), Morín (1999), Tapia, González. Y Elicegui. (2000). Metodológicamente se asumió la perspectiva cualitativa, con un abordaje hermenéutico-fenomenológico, donde se buscó develar la racionalidad epistemológica que ha guiado en la actualidad la puesta en práctica del servicio comunitario en esta casa de estudios. Se interpretaron para ello, cinco (5) experiencias de aprendizaje-servicio en los Núcleos: Sucre, Anzoátegui, Nueva Esparta, Monagas y la Extensión Puerto Ordaz. Entre algunos de los resultados se pueden señalar: la formación social requerida en los actuales momentos en la Universidad de Oriente amerita hacer rupturas con la forma tradicional de educar, e ir hacia una universidad comprometida con su entorno. La puesta en marcha de la metodología de aprendizaje-servicio contribuye con este tipo de formación, fundamentada en la educación en valores y en el aprendizaje ético. Los pilares que servirán de base para garantizar espacios formativos y transformativos son: institucionalidad y responsabilidad social universitaria; interinstitucionalidad y participación de los entes gubernamentales; integración y organización comunitaria; comprensión de los problemas estructurales de la sociedad y la interdisciplinariedad.
Palabras clave: aprendizaje-servicio, formación social, servicio comunitario, transformación social y universitaria.
Social formation seeks to promote the transformation of self and reality, building a new form of rationality that is committed to an emancipatory reason, that serves the transformation. Therefore, the purpose of this research was to reflect on community service, social training and learning service as warp to build transformative spaces in the framework of the implementation of the Law Student Community Service Higher Education National Assambly (2005) in University of the East. Supported by theorists like Batlle S (2009), Casilla (2006). Dussel (1998), Furco (2005), Freire (1990), Gaete (2011), Habermas (1982), Morin (1999), Tapia Gonzalez. and Elicegui. (2000) .Metodológicamente assumed the qualitative perspective, with a hermeneutical approach - phenomenological, where he attempted to reveal the epistemological rationality which currently has guided the implementation of community service at this university. They were interpreted for it, five (5) learning experiences Nuclei service: Sucre, Anzoategui, Nueva Esparta, Monagas and Extension Puerto Ordaz. Some of the results can be noted: The social training required, at the present time, at the University of East deserves to break with the traditional way of educating, and go to a university committed to its environment. The implementation of service-learning methodology contributes to this type of training, based on this education on values and ethical learning. The pillars that serve as a basis for ensuring training and Transformative Spaces: institutions and university social responsibility; interinstitutionality and participation of government authorities; integration and community organization; understanding of the structural problems of society and interdisciplinarity.
Keywords: service-learning, social training, community service, social and university transformation.
La formazione sociale cercare portare avanti la trasformazione dell’essere e della realtà, edificando una nuova forma di razionalità che punta per una ragione di emancipazione che stia affianco del servizio della trasformazione. Per questo, il proposito di questa ricerca è stato riflettere circa il servizion comunitario, la formazione sociale e l’apprendimento servizio come ordito per la costruzione di spazi trasformativi, nella cornice della Legge del Servizio Comunitario dello Studente di Educazione Superiore presso la Università di Oriente. Le fondamente teoriche sono appoggiate in Batlle S (2009), Casilla (2006). Dussel (1998), Furco (2005), Freire (1990), Gaete (2011), Habermas (1982), Morín (1999), Tapia, González ed Elicegui. (2000). Dal punto di vista metodologico, si è seguita una perspettiva qualitativa con un approccio ermeneutico – fenomenológico, dove si cerca di svelare la razionalità epistemológica che attualmente ha guidato la messa in pratica del servizio comunitario in questo ateneo. Sono state intereretate cinque (5) esperienze di apprendimento presso i Nuclei: Sucre, Anzoátegui, Nueva Esparta, Monagas e l’Estensione di Puerto Ordáz. Tra i risultati si è ottenuto che la formazione sociale richiesta negli attuali momenti, nella Università di Oriente merita di fare delle rotture con la forma tradizionale di educare, e mirare verso una università compromessa con il suo intorno. La messa in moto della metodologia di apprendimento servizio contribuisce con questo tipo di formazione, basata nell’educazione in valori e nell’apprendimento etico. I pilastri che serviranno come base per garantire spazi formativi e trasformativi sono: istituzionalità e responsabilità sociale universitaria; interistituzionalità e partecipazione degli enti governativi; integrazione ed organizzazione comunitaria; comprensione dei problemi strutturali della società e l’interdisciplinarietà.
Parole chiave: service-learning, la formazione sociale, servizi per la comunità, la trasformazione sociale e l'università.
En América Latina, al igual que en Venezuela, la educación universitaria ha sido una preocupación para investigadores y actores sociales, los cuales demandan transformaciones y proponen alternativas, tanto a lo interno de las instituciones educativas como en sus vinculaciones con el entorno, con la finalidad de buscar la pertinencia de las mismas con la realidad y, de esta manera, poder ofrecer respuestas cónsonas con los nuevos tiempos, los cuales están caracterizados por el cambio constante.
En razón de lo planteado, la Universidad no puede mantenerse al margen; por el contrario, está llamada a repensarse para estar acorde con el clima cultural del presente y los cambios demandados por la sociedad, buscando alternativas que contribuyan con la transformación universitaria/social y la elevación de la calidad de vida de los actores socioeducativos. Lo señalado implica asumir el aprendizaje en realidades concretas, la interdisciplinariedad, la formación en valores, la integración entre la teoría y la práctica profesional y el servicio en espacios comunitarios. Acciones que exhortan la inclusión, vencer el aislamiento y el reconocimiento de la importancia de la participación de todas las disciplinas, conjuntamente en la solución y comprensión de los problemas socioeducativos.
Señalan Martínez y Folgueiras (2012) que en la actualidad aparecen nuevos modos de producción de conocimientos científicos y de abordajes investigativos, promotores de la transdisciplina y la participación comunitaria. Sin embargo, estas propuestas se enfrentan a un medio universitario inclinado a separar sus funciones primordiales (docencia, investigación y extensión) en sectores herméticos, donde no existe ni la comunicación ni el intercambio de saberes. Lo planteado describe el escenario donde se desarrolla el servicio comunitario Universitario. Planteamiento plenamente vigente que debe ser analizado y repensado para poder generar diálogos entre los actores socioeducativos, y de esta manera no se instituya como una acción mecánica sin conexión con la cultura institucional, ni se asuma como un requisito más para culminar una carrera. Situación que pudiera estar ocurriendo en las universidades venezolanas.
La vinculación Universidad-Comunidad, que promueve el Servicio Comunitario requiere nuevas formas de abordaje de la investigación social, principalmente relacionadas con la investigación participativa, orientada hacia el reconocimiento de las necesidades locales y la toma de conciencia por parte de los actores socio-comunitarios. Lo señalado demanda del impulso de una formación social que promueva componentes deontológicos, éticos y ciudadanos que contribuyan con la formación integral del futuro egresado.
Frente a la razón instrumental, el modo emergente busca inspirar una formación guiada por una racionalidad que denuncie el dominio existente en la sociedad actual, y plantee otras propuestas para la solución de los problemas de índole social. Para Israel y otros (1998) la formación fundamentada en proyectos que contemplen la participación de la comunidad tiene la particularidad de incorporar las necesidades sociales estructurales y ambientales. Esta nueva forma se basa en unir fortalezas y compartir responsabilidades ante la necesidad de solución de un determinado problema. Es, en este escenario, donde tiene cabida el servicio comunitario sustentado en la metodología aprendizaje servicio.
Señala Freire (1990) que los actores socio-comunitarios tienen el derecho de participar en la producción del conocimiento y estos requieren ser incorporados a la investigación como parte del proceso de transformación personal y social. Desde esta perspectiva, la formación promueve la transformación del ser y de la realidad social, construyendo una nueva forma de racionalidad que apuesta por una razón emancipadora que esté al servicio de la liberación del ser humano.
Dentro de este tejido descrito, el aprendizaje-servicio se puede llevar a cabo como una metodología donde el conocimiento se utiliza para mejorar situaciones que preocupan a la comunidad y el servicio se convierte en una experiencia de aprendizaje que proporciona conocimientos y valores, tanto en los prestadores como en los tutores. Para Puig (2009) aprendizaje y servicio quedan vinculados por una relación circular en la que ambas partes salen beneficiadas: el aprendizaje adquiere sentido cívico y el servicio se convierte en un taller de valores y saberes.
El papel de la universidad, como generadora de conocimientos y promotora de formación integral no solo debe formar al estudiante para adaptarse a los permanentes cambios sociales, sino también prepararlo para el dinámico mercado de trabajo que requiere respuestas rápidas, innovadoras y especializadas; además de sensibilizarlo y consustanciarlo con la realidad de las comunidades.
Las Universidades Latinoamericanas y en especial la venezolana, vienen siendo cuestionadas en virtud de su desfasamiento con la realidad y por su incapacidad para dar respuesta o solución a los problemas que los circundan. Para Monagas (2006) estas críticas tienden a reconocer una distancia considerable entre lo que debe ser y lo que realmente sucede de conformidad con las demandas que se les presentan a dichas Instituciones.
Asimismo, Tapia (2010) señala que la relación entre las instituciones educativas y sus comunidades, la vinculación entre educación y transformación de la realidad social, han sido y son temas recurrentes en la discusión pedagógica latinoamericana. Señalamiento, hoy más que nunca, vigente y que constituye una preocupación para muchos estudiosos e investigadores.
A pesar de los cambios que han experimentado las universidades venezolanas, en la actualidad, el desenvolvimiento de estas instituciones adolece de ciertas debilidades que no les permiten proyectar la firmeza que la sociedad les demanda, persistiendo en ellas fallas en la vinculación Universidad-Comunidad. Se espera que estas instituciones proporcionen a la sociedad herramientas dirigidas al logro de cambios sociales, orientados a la búsqueda de calidad de vida y bienestar de la población. Además, este sector necesita apuntar hacia la transformación del ser, como sujeto activo, capaz de transformar y ser transformado, desde una óptica de lo humano. Al respecto, señalan Caldera y Sánchez (2008):
Dada la complejidad e intereses mediados en el nuevo contexto mundial, los lineamientos para las universidades latinoamericanas, y en especial la venezolana, abarcan perspectivas más amplias que trascienden las demandas económicas y comprenden los planos sociales, políticos, culturales y tecnológicos; pues se persigue un fin común, contribuir con los procesos de desarrollo integral del ser humano.
Las universidades deben revisar la participación que tienen en realidad en las comunidades para así poder reorientar tanto a los estudiantes como al ciudadano para que estos puedan intervenir en los asuntos de la vida pública, en función de garantizar respuestas positivas frente a las distintas necesidades económicas, políticas y sociales que se presentan. Martínez y otros (2008) plantean que las universidades son cada vez más conscientes de que su función no se puede realizar con calidad al margen de la responsabilidad social que, como instituciones, se les exige. Y no solo porque las universidades tanto públicas como privadas son posibles gracias a la financiación de la sociedad a través del Estado o de sus estudiantes y sus familias, sino también porque la formación de los estudiantes que acogen les debe preparar para ejercer como profesionales en un contexto social, tecnológico y cultural cada vez más complejo.
Según Ferrero y Gargantini (2005) las universidades, antiguos centros de discusión en torno a este tipo de problemáticas, a pesar de los cambios y reformas, transitan indiferentes ante la realidad que reclama soluciones a gritos, encapsuladas en una formación de corte profesionalista e intervencionista, conservando resabios filantrópicos e ignorando la complejidad y multidimensionalidad del asunto. Crítica fuerte, pero que pudiera servir de referencia en esta investigación.
Sin duda, las instituciones universitarias deben repensar la formación del futuro egresado y la importancia de develar la racionalidad que dirige actualmente la misma, en función de detectar potencialidades y tendencias. Y de esta manera, poder trazar algunas líneas que permitan fortalecer los procesos formativos en pro de la transformación universitaria y de su entorno.
En Venezuela, la sociedad demanda y espera que las instituciones de educación universitaria contribuyan con el desarrollo del país. La prestación del Servicio Comunitario por parte de los estudiantes, representa una oportunidad para la Nación de cambiar las debilidades señaladas sobre la vinculación universidad-comunidad y la participación de la universidad en la sociedad.
De cara a lo planteado, el Estado Venezolano ha promulgado la Ley de Servicio Comunitario del Estudiante de Educación Superior, la Asamblea Nacional (2005) propone para su fomento, el aprendizaje-servicio como metodología a aplicar en el diseño de los proyectos comunitarios. Por ello, es necesario diferenciar entre el concepto de servicio comunitario y aprendizaje-servicio. El primero comprende la prestación de un servicio a la comunidad y el segundo es cómo aplicó dicho servicio.
Tomando en cuenta todo lo planteado anteriormente, la investigadora se planteó como propósito general: Reflexionar acerca del servicio comunitario, la formación social y el aprendizaje-servicio como urdimbre para la construcción de espacios transformativos en la Universidad de Oriente. Como propósitos específicos están: Develar la racionalidad epistemológica que guía en la actualidad la puesta en práctica del servicio comunitario en la Universidad de Oriente; reconfigurar el significado del aprendizaje servicio en el clima cultural del presente; interpretar experiencias de aprendizaje servicio en actores socioeducativos en la Universidad de Oriente; generar lineamientos de articulación socio-educativos que garanticen la operatividad del aprendizaje servicio como una posibilidad formativa en pro de la transformación universitaria.
Nuestras sociedades en los actuales momentos presentan un resquebrajamiento de los valores éticos; además, existe una falta de credibilidad hacia las instituciones y su liderazgo, manifestándose como resultado de esta situación el individualismo y las prácticas corrompidas. Es necesario aplacar el proceso de desintegración social que ha relegado la moral y la ética, en la búsqueda desenfrenada de satisfacciones materiales.
La construcción de una sociedad más integrada, emprendedora, democrática y solidaria, solo se logrará con el fortalecimiento de valores a través de una formación integral que trastoque los cimientos de una racionalidad que nos permea y nos ha conformado en contra de la misma naturaleza humana, apoyado este planteamiento en autores como Dussel (1998), Furco (2005) y Freire (1990). Solo desde allí el hombre iniciará procesos de transformación interna que le permitan comprender la alteridad en el otro. Es desde esta perspectiva donde las acciones de servicio comunitario que desarrollan los estudiantes a nivel universitario, llegará a constituirse en una alternativa fundamental, de la cual pudieran asirse los docentes para promover rupturas que impulsen transformaciones, tanto en el ser (estudiante – tutor – actor social) como en la institución universitaria.
El servicio comunitario se asumirá, en esta investigación, apoyándonos en los planteamientos de Tapia y otros (2000) como una red de relaciones entretejidas, en la cual se entrelazan vidas y acciones. Significa, que al asumir los procesos formativos y de intervención social desde un compromiso y con responsabilidad social, tanto el prestador del servicio como el tutor unen sus vivencias a la de otros seres humanos de la comunidad, donde desarrollarán su labor, respetarán y valorarán ese entorno, las relaciones y significaciones que allí se generan.
El servicio comunitario ofrece a los actores socioeducativos la oportunidad de convivir con una pluralidad de participantes que incluyen compañeros de estudio, miembros de las organizaciones de base comunitaria (consejos comunales, organizaciones comunitarias, grupos políticos, deportivos y culturales, entre otros), cada uno de estos actores se constituyen en pieza fundamental en el proceso a desarrollar y consolidarán la madurez profesional y personal del prestador. Es importante para los prestadores, la presencia del tutor al asumir los retos con esta pluralidad diversa, pues su experiencia pudiera servir para mediar cualquier diferencia que se presente.
Las comunidades son espacios interesantes donde se generan redes de apoyo al trabajo que se está desplegando; por ello, son importantes las organizaciones de base que apoyan el accionar de los prestadores. Esto requiere que el estudiante desarrolle y potencie un nuevo liderazgo, que logre comprender esas interconexiones que existen entre las instituciones del municipio, Estado y Nación, así como el papel que tienen las instancias públicas y privadas cercanas o pertenecientes a la comunidad. Sumando esfuerzos y apoyos el accionar del prestador conjuntamente con la comunidad, lograrían tener un mayor impacto.
La categoría formación ha sufrido cambios profundos en los tiempos recientes. Hasta mediados del siglo XX, señala Serrano (2005) el concepto hegemónico de formación develaba las convicciones, mitos, normas y códigos que han servido de pretexto para condicionar la vida bajo el proyecto de modernidad. La formación ha sido construida en los dominios de la razón técnica. La modernidad asumió el concepto de formación como categoría fija y consensuada. Una manera de construir espacios sociales y lazos pedagógicos. Contrario a ello, la formación desde una postura estética conduce a una sensibilidad que comunica las múltiples representaciones del mundo de la vida. Desde la perspectiva de la experiencia, es una disposición, un descubrimiento, una forma de ser y de estar en este mundo. Es un viaje que solo sabe y puede vivir quien lo emprende. Narrarlo puede ofrecernos algunas pistas para lograr comprender. Formarse es darse, así lo señala Zambrano (2009).
La formación habla de la forma, de la transformación, del devenir siendo. Es un concepto cultural que pone a la experiencia en el centro de la historia de un sujeto. Ella narra lo vivido sin llegar a ser totalidad ni absoluto. Zambrano (2009) señala que es un concepto siempre en movimiento, abierto, sin límites.
Es un concepto político, estético y ético a la vez. Está atravesado de vivencias, viajes, dolores, sabores, encuentros y, sobre todo, nos da cuenta del viaje emprendido por una persona. La capacitación y la formación no tienen el mismo registro histórico, no se ubican uno después del otro. Se contienen, pero se alejan; tienen límites y narran de forma diferente la historia de nuestros sistemas educativos. En relación con lo señalado, Pérez Luna (2009) plantea que la formación enfrenta al sujeto ante lo desconocido y, por tanto, la creatividad se constituye en la base del desarrollo del pensamiento; en este caso, no se trata únicamente de representar imágenes idénticas que se validan desde la lógica, también la formación se constituye en lo sensible. Es por esto, que la pedagogía debe permitir el formar-se; es decir, el encuentro con lo subjetivo en el diálogo escolar-comunitario, encuentro que permite imaginar en el espacio de lo impensado.
Partiendo de lo indicado por este autor, entonces, la formación social implica volver sobre la base de la condición humana de lo educativo, en la búsqueda de formas alternativas y autónomas de saberes que consoliden espacios de educabilidad potenciadores de la formación y la libertad del ser humano. Es decir, reinventar una educación confrontada con los discursos instaurados, donde debe estar presente el compromiso ético por parte del docente. Martínez y otros (2008) al respecto, señalan que Es necesario que el modelo formativo de cada universidad promueva, en su práctica –docencia, aprendizaje e investigación– y en sus espacios de convivencia de trabajo, situaciones que supongan implicación con la comunidad y que posibiliten la mejora de las condiciones de vida en el territorio.
Para lograr lo planteado, se requiere problematizar sobre la necesidad de una nueva concepción de formación que trascienda lo establecido, asumiendo a esta como un proceso auténtico y anclado en la perspectiva geopolítica de nuestros pueblos y vincularnos con los cambios y transformaciones que emergen de la dinámica de la sociedad. Esta educación permitirá contribuir a que cada ser, desde su interior, pueda discernir la valorización de cada cosa, valorar la libertad, respetar a todos, sin manipulación posible.
La formación social fundamentada en el aprendizaje-servicio contribuye a desarrollar liderazgo con sensibilidad social y ética. En el caso del docente, debe incorporar una posición crítica para estar en consonancia con la responsabilidad intelectual, que facilite la posibilidad de transformar la sociedad. Es decir, debe propiciar un clima de libertad y de participación colectiva, relacionarse con el entorno, con el comportamiento de sus semejantes y consigo mismo.
Todo proceso de investigación requiere por parte del investigador situarse en el paradigma que más se ajuste a los intereses y necesidades que se plantean en el estudio. Se decidió en esta oportunidad por la metodología cualitativa, coincidiendo con Sandín (2003) en que la investigación cualitativa es una actividad sistemática orientada a la comprensión en profundidad de los fenómenos educativos y sociales, a la transformación de prácticas y escenarios socioeducativos, a la toma de decisiones y también hacia el descubrimiento de un cuerpo organizado de conocimientos.
Esta modalidad implicó asumir posturas teóricas, metodológicas, epistemológicas y éticas acordes con la misma, aceptando la invitación que realiza esta perspectiva de hacer ruptura, lo que implicó dos inclinaciones:
1) Hacia una aproximación hermenéutica: la hermenéutica es un método general de comprensión y la interpretación es el modo natural de conocer de los seres humanos. Tiene como misión descubrir los significados de las cosas, interpretar lo mejor posible las palabras, los escritos, los textos y los gestos, así como cualquier acto u obra, pero conservando su singularidad en el contexto del que forma parte. Las técnicas y el proceso de recolección de la información se iniciaron con una revisión de documentos y textos que permitió profundizar sobre la racionalidad epistemológica que guía la puesta en práctica del servicio comunitario en la Universidad de Oriente y el significado del aprendizaje-servicio.
Navarro y Díaz (1995) plantean en relación con los momentos de la hermenéutica tres niveles: el primero es la comprensión analítica, el análisis comprensivo de las fuentes o textos y su interconexión con las localidades problemáticas, permitió hacer congruente el hilo discursivo, en el razonamiento interpretativo y de aplicación de la información o contenidos a obtenerse; el segundo es la interpretación crítica que fundió lo aspirado por el intérprete y lo ofrecido significativamente por el texto o el acto humano, haciendo valer su opinión de la manera que le parezca necesaria, teniendo en cuenta la autenticidad de la situación dialógica; y, el tercero es el propositivo o el de la aplicación, en el cual se puntualizó que la validez de los enunciados hermenéuticos solo es posible comprobarla en el correspondiente marco del saber práctico, no técnicamente utilizable, sino preñado de consecuencias para la práctica de la vida.
Este nivel hermenéutico permitió ir del texto al contexto y del contexto al texto, en el marco de escenarios inmediatos y también globales. Equivalentes estos niveles a los planteados por Santos (2009) analítico, empírico y propositivo; y, Ricoeur (1965), semántico, reflexivo y ontológico.
La hermenéutica, según Gadamer citado por Maceiras (2006) se asumió en esta investigación no como un mero procedimiento de lectura, ni una simple técnica, ni una actividad aislada de los seres humanos, sino como la estructura fundamental de nuestra experiencia de vida. Por esta razón, se va más allá de la hermenéutica como método y se asume durante toda la investigación una actitud inquieta, indagadora, abierta a la pluralidad de pensamientos.
2) Hacia un ejercicio fenomenológico: que requirió el acercamiento a cinco (5) experiencias donde, actualmente, se está desarrollando el servicio comunitario Universitario, tanto en su fase formativa como en la ejecución de Proyectos de servicio comunitario. El propósito que orientó este ejercicio fue interpretar la formación social desde el aprendizaje-servicio, a partir de la mirada de los actores socioeducativos en la Universidad de Oriente. Dirigiendo este fin hacia la comprensión y la búsqueda de significados desde la perspectiva de los participantes, se plantea una forma de investigación que asume realidades múltiples, construidas socialmente a través de las percepciones o puntos de vista individuales y colectivos diferentes de la misma situación. Denzin y Lincoln (2005).
Cuando se investiga sobre vivencias, creencias y acciones de personas, nos encontramos con diferentes miradas, percepciones de la realidad e influencias contextuales que requieren sumergirse en el contexto, en búsqueda de acontecimientos, para llegar a la comprensión de las complejas relaciones entre todo lo que existe. Stake (1999) y así estudiar dicha realidad a partir del punto de vista de sus protagonistas.
Desde esta perspectiva se lograron distintas visiones sobre el fenómeno de estudio. El método fenomenológico busca según Seiffert (1977) la comprensión del mundo vital del hombre mediante una interpretación totalitaria de las situaciones cotidianas vista desde ese marco de referencia interno. En este proceso de comprensión el investigador ha de desplegar acciones específicas a través de una serie de etapas que, según Martínez (1984) son las siguientes: Previa o de clarificación de los presupuestos, la descriptiva, la estructural (lectura general de la descripción de cada protocolo, delimitación de las unidades temáticas naturales, determinación del tema central que domina cada unidad temática, expresión del tema central en el lenguaje científico, integración de todos los temas centrales en una unidad descriptiva, integración de todas las estructuras particulares en una estructura general, entrevista final con los sujetos estudiados, la discusión del resultado del análisis efectuado.
Los sujetos de investigación estuvieron distribuidos de la siguiente manera: en los 5 núcleos de la Universidad de Oriente. Los participantes fueron líder comunitario, jefe de departamento, Jefe de sección de núcleo, tutores, beneficiarios del proyecto de servicio comunitario, prestadores del servicio comunitario e investigadora. Entre los criterios para la selección de los sujetos de investigación se pueden señalar: que las experiencias fueran propuestas por los jefes de sección de núcleos y/o extensiones y disponibilidad de los actores socioeducativos a participar voluntariamente en la actividad de recolección de información.
Entre las técnicas de recolección de información utilizadas se señalan: las entrevistas grupales, conversatorios, las entrevistas en profundidad, los diálogos de saberes y la observación participante. Los instrumentos usados fueron el diario de campo, cuaderno de notas, grabadores, protocolos. Estos permitieron la recolección y organización de la información. El proceso metodológico desarrollado para el tratamiento de la información permitió determinar las categorías naturales o generales que agrupaban algunas subcategorías relacionadas.
Las experiencias investigadas destacaron la formación dirigida a tutores y prestadores como un componente clave que debe ser constantemente revisado y actualizado. A continuación, se profundizará sobre las categorías obtenidas en la investigación realizada:
El impacto evidenciado se estudió desde cuatro (4) áreas, según Tapia (2010) a) de los aprendizajes: los proyectos de servicio comunitario tuvieron una tendencia hacia la satisfacción de necesidades sentidas, pero relacionadas con las áreas de formación por carreras. b) del desarrollo de competencias para la inserción en el mundo del trabajo. c) de la formación ética: quedó representada en los discursos de los informantes, mostrando respeto ante las costumbres de diversas comunidades y la práctica de los principios de solidaridad y justicia. d) de la participación sociopolítica: en cada experiencia se pudo captar la vinculación de los equipos con las realidades y cambios sociales, lo que contribuyó a superar una visión exclusivamente individualista de la propia carrera, mostrándose conocedores y comprometidos solidariamente con las necesidades de la comunidad que atendieron.
En la realidad investigada, a pesar de que se captaron algunos avances en este sentido, no se ha logrado consolidar la acción conjunta ni la integración que implica la interinstitucionalidad. Situación que en muchas ocasiones desmotiva a los estudiantes, tutores, líderes comunitarios y comunidad en general. Pareciera que a pesar de los esfuerzos de las distintas autoridades que dirigen el servicio comunitario en la Universidad de Oriente, todavía muchas comunidades no están informadas, sensibilizadas, ni identificadas con los beneficios que oferta este, si se logra el trabajo en conjunto entre las distintas instituciones educativas y los entes gubernamentales.
Lo planteado requiere someterse a diálogos de saberes con los prestadores, debido a que muchas de las necesidades expresadas por las comunidades logran ser comprendidas si se entienden como problemas estructurales que no han podido ser superados, convirtiéndose en un compromiso y un desafío para las políticas públicas que se proponen construir colectivamente condiciones de dignidad para todos.
En las experiencias estudiadas se ha logrado la integración y participación de los habitantes, sin embargo, esta ha requerido por parte de los estudiantes y los grupos organizados de la comunidad, la utilización de estrategias que motiven a los habitantes de la comunidad a participar. Se capta en algunas de la experiencias estudiadas que la participación no es organizada, ni colectiva, ni incluyente y con bajos grados de compromiso, donde no están presente valores ni objetivos compartidos, por ello las transformaciones comunitarias e individuales se dan con poco alcance o impacto. Al respecto, cada núcleo y extensión, debe crear espacios de discusión que permitan buscar alternativas que permitan la inclusión y la participación comunitaria en los proyectos ejecutados.
Estos procesos no son más que formas de ejercer la participación ciudadana, estas permiten a las comunidades agruparse con el fin de conseguir las mejoras colectivas de su comunidad. Muchas comunidades atendidas plantean que en los actuales momentos, tienen necesidad de fortalecimiento en estos dos temas tratados. Aspectos que no todas las disciplinas de la Universidad de Oriente pueden atender; por ello, la necesidad de promover los proyectos interdisciplinarios para que las intervenciones sean más integrales.
Tomando en cuenta todos los hallazgos encontrados, se plantearán a continuación lineamientos para la articulación socio-educativos en pro de la transformación de la Universidad de Oriente:
La formación social propiciará el fomento de espacios transformativos desde donde se pudieran elaborar alternativas que fortalezcan: la academia, la vinculación universidad-comunidad, la relación docente-estudiante y en líneas generales la cultura institucional. Generando un espacio de libertad académica, donde se enseña a reflexionar, crear una conciencia crítica e impulsar procesos transformativos.
El modelo de formación que se propone es el socio crítico basado en el diálogo como una nueva forma de construir el conocimiento, donde se reconocen y valoran las experiencias y cotidianidad de los participantes (los prestadores y tutores del servicio comunitario, así como también de los actores sociales de las comunidades atendidas). Donde el aprendizaje-servicio y la formación social que el servicio comunitario debe impulsar se constituyen en el medio para sensibilizar al prestador, afinando su espíritu y sus habilidades, así podrá responder a las condiciones de su realidad, se reconocerá como un sujeto creador de transformación en la cultura universitaria y en la sociedad. Bajo esta perspectiva, tutores y prestadores comprenderán su posición dentro del contexto.
La puesta en marcha del aprendizaje servicio en la Universidad de Oriente, nos invita a asumir una nueva visión de formación que requiere un cambio de mirada en el profesorado sobre cuáles son los objetivos de aprendizaje en la universidad y un cierto modelo de universidad comprometido con la comunidad y con su mejora. Planteamiento válido en nuestra realidad universitaria y que justificaría la necesidad de generar estrategias que motiven y sensibilicen a los docentes a participar por convicción y no por obligación, condición que se ha logrado en poca medida.
Es importante repensar las construcciones ontoepistemológicas que hasta ahora han prevalecido en la ejecución del servicio comunitario, analizar los referentes normativos y la imbricación de los proyectos de servicio comunitario, las áreas del saber y el compromiso de los actores sociales. Asimismo, asumir el aprendizaje-servicio como una pedagogía para generar transformaciones tanto de los actores socioeducativos, como de la universidad y la sociedad en general.
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