José Ortega y Gasset: la percepción de un ser humano en facetas

José Ortega and Gasset: the perception of a human being in facets


Recepción: 15/01/2009

Revisión: 06/03/2009

Aceptación: 16/04/2009



Yulibeth Guissepe


Yulibeth Guissepe
La Universidad del Zulia LUZ. Maracaibo. Estado Zulia. Venezuela.
mailto:yulibethguissepe@gmail.com



Resumen


El propósito del artículo es analizar las diferentes facetas de la vida, obra y pensamientos del ensayista español José Ortega y Gasset, para comprender su percepción en aspectos como: vida, filosofía, circunstancia, realidad, autenticidad, modernidad, razón vital, sociedad, romanticismo, arte, valores y cultura. La finalidad es entender la proyección de su pensamiento en la sociedad contemporánea. La metodología utilizada fue la investigación documental, descriptiva con diseño de tipo bibliográfico. Mediante el estudio se pudo concluir:


  1. José Ortega y Gasset fue un hombre adelantado a su tiempo con un pensamiento diverso y complejo, producto de sus experiencias y estudios en diferentes espacios y tiempos.

  2. Comprendió las circunstancias que llevan al ser humano al éxito o fracaso, como parte del tejido social que genera la cultura.

  3. Consideró a la educación como una vía para lograr el desarrollo de los pueblos.

Palabras clave: Ortega y Gasset, vida, filosofía, razón vital y circunstancia.

 

Abstract


The purpose of the Article is analyze the several facets of the life, work and thoughts of the essayist Spanish José Ortega and Gasset, in order to understand their perception in looks like: life, philosophy, circumstance, reality, authenticity, modern, vital reason, society, romanticism, art, security and culture. The finality is to understand the projection of their thought in the contemporary society. The used methodology was the descriptive documentary investigation with design of bibliographical type. By means of the study could be concluded:


  1. José Ortega and Gasset were a man advanced to their time with a diverse thought and complex, product of their experiences and studies in several spaces and times.

  2. He Understood the circumstances that carry to the human being to the success or failure, as part of the social fabric that generates the culture.

  3. He Considered to the manners like a way in order to achieve the development of the towns.

Key words: Ortega and Gasset, life, philosophy, vital reason and circumstance.

 


José Ortega y Gasset: la percezione di un essere umano nelle diverse fasi della vita



Riassunto


Il propósito dell’articolo è di analizzare i differenti aspetti della vita, opera e pensiero del saggista spagnolo José ortega y Gasset, per comprendere la sua visione sulla vita, la filosofía, la circonstanza, la realtà, la autenticita, la modernità, la ragione vitale, la società, il romanticismo, l’arte, i valori e la cultura. Lo scopo è intendere la proiezione del suo pensiero nella società contemporánea. Il método utilizzato è stata di tipo descrittivo e bibliografico. Attraverso lo studio possiamo concludere:


  1. Josè ortega y Gasset è stato un uomo avanzato per i suoi tempi, con un pensiero diverso e complesso, prodotto delle sue esperienze di studio.

  2. Comprese le situazioni che conducono l’essere umano all’esito o al fallimento, come parte del tessuto sociale che genera la cultura.

  3. Considerò l’educazione come la via per realizzare lo sviluppo dei popoli.

Key words: Ortega y Gasset, vida, filosofía, ragione vitale e circostaza.

 


Introducción


José Ortega y Gasset (1883 – 1955), filósofo y ensayista español. Famoso por su crítica humanista de la civilización contemporánea. Escribió en sus artículos y ensayos, temas muy variados enmarcados dentro de la dinámica histórica de su tiempo y espacio. Su obra no constituye una doctrina sistematizada sino un programa abierto y heterogéneo. En los comentarios siguientes encontraremos algunas de sus ideas en cuanto a su vida, obra, la circunstancia, la realidad, la vida, la filosofía, la autenticidad, la modernidad, la razón vital, la sociedad, el romanticismo, el arte, los valores y la cultura.

José Ortega y Gasset, nació el 9 de Mayo de 1883 en Madrid, bajo el seno de una familia estrechamente relacionada con el mundo de la cultura y el periodismo. Estudió de niño 6 años en un colegio Jesuita (interno), en Miraflores de Palo cerca Málaga, se dice que, de allí, nació su interés por la finura espontánea de la sensibilidad. Desde su juventud participo de las preocupaciones comunes de los movimientos intelectuales más críticos, el Krausismo, la generación del 98 y el movimiento regeneracionista. Se doctoró en 1904, en Filosofía y letras con una tesis titulada “Los terrores del año mil. Critica de una leyenda”. Hasta 1908 realizó estudios en Universidades Alemanas como: Leipzig, Berlín y Marburgo. Asimilando ideas del Neokantismo y Fenomenología.

Posteriormente cuando regresó a España obtuvo la cátedra de Metafísica en la Universidad Central de Madrid, en la cual impartió su Magisterio desde 1910 hasta 1936. Su primer pensamiento filosófico lo plasmó en 1914 con las “meditaciones del quijote” donde hace reflexiones sobre el hecho artístico. Para 1920 la óptica fue menos subjetivista y estuvo más orientado a analizar los comportamientos sociales de las masas, iniciándose la etapa perspectivista de su pensamiento con su obra más destacada “la rebelión de las masas” (1930), donde critica la influencia destructiva de la mentalidad general y por lo tanto del individuo mediocre (hombre – masa), que de no ser dirigido por una minoría intelectual y moralmente superior alentaría el ascenso del autoritarismo.

A finales de la década de 1920, comenzó la etapa llamada raciovitalista de su filosofía con obras de la calidad de “la historia como sistema” (1941). En otro orden de ideas se dice que fundo un grupo político llamado agrupación al servicio de la República por cuyas listas fue elegido diputado a las cortes constituyentes en 1931. Pero abandonó su cargo por el descontento con la orientación de la constitución.

Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, Ortega abandonó España y residió, Países Bajos, Argentina y Portugal, regresando a su país en 1945. Durante la última etapa de su vida, fundó el instituto de humanidades (1948) en Madrid y escribió sus afamados estudios sobre pintores españoles, en especial papeles sobre Velásquez y Goya (1950). José Ortega y Gasset, falleció el 18 de Octubre de 1955 en Madrid y algunas obras vieron la luz con carácter póstumo tal como meditaciones sobre Europa (1957). En 1978, se constituyó la fundación Ortega y Gasset para la difusión de su pensamiento y de su obra.


1. La circunstancia


“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Esta es una de las dimensiones más profundas del pensamiento de Ortega donde expresa mis circunstancias están ahí porque yo las atiendo, el mundo no es algo independiente, existe más bien en su relación conmigo, con mis intereses, preferencias y pensamientos, con mi subjetividad entera (residuo del idealismo); pero el yo no puede darse sin las circunstancias, no puede ser lo que es sino es en el ámbito de lo concreto y depende de las cosas para su realización (residuo del realismo). Por lo tanto, toda circunstancia está inmersa en otra más amplia.

Ahora bien, según Jorge Mañach (2007, p.13), la frase se hubiera entendido mejor si Ortega hubiese dicho “mi vida está hecha de mí y de todo lo que me rodea”, pues el yo es toda la persona, es decir, un sistema de relaciones, proporciones entre vitalidad, alma, espíritu y espíritus con el mundo exterior. En este sentido, la circunstancia es todo aquello que encuentro para mi vida, incluso mi alma y mi cuerpo, es lo que pasa y lo que se hace. Es así como las relaciones del hombre con su circunstancia, le permiten el triunfo o el fracaso, por eso Ortega recomienda “la reabsorción de la circunstancia”, la cual consiste en comprenderla y elevarla al máximo nivel de dignidad que responda a la Universal Armonía y Congruencia del mundo.

Es así como la vida de cada ser humano es lo que le sucede y cómo actúa ante esa circunstancia, es la toma de decisiones entre tantas posibilidades de respuesta, pero con una característica implícita, la libertad para elegir. En este sentido el hombre no es un observador sino un participante activo, si desea obtener logros, debido a que él no se encuentra aislado, sino inmerso en un tejido social, en el cual debe i nteractuar con los demás y sus circunstancias.


2. La idea de la filosofía


Ortega creyó que España necesitaba una renovación radical que exigía también la incorporación de la filosofía a la vida cultural. Este en su obra titulada "¿Qué es filosofía?" define esta disciplina como “el estudio radical de la totalidad del Universo”, y presenta algunos rasgos principales que, a su vez, permiten aclarar la definición citada. Se pueden visualizar tres principios esenciales en sus escritos. El primero, el principio de autonomía influenciado por Descartes, en el Ortega mantiene que el filósofo no puede tomar prestadas las verdades conquistadas por otros saberes; al menos en lo relativo a los fundamentos de la investigación filosófica, debe admitir como verdadero sólo aquello que se le muestre a él mismo con evidencia.

Es así como nace en este autor, el afán por la autonomía de la filosofía lo que llevará a nuestro filósofo a la búsqueda de un dato que presente evidencia absoluta, de una realidad primera y radical (el vivir) y le conducirá a cuestionar las creencias más elementales desde el punto de vista de la actitud natural, de la actitud espontánea que fluye en la vida. A su vez se creará a su alrededor la escuela de Madrid influenciando a varios filósofos españoles (Xiray, Gaos, Marías y Mora entre otros) y a escenarios internacionales como el Latinoamericano.

En segundo lugar, se tiene el principio de pantonomía o universalismo consiste en mostrar que las ciencias, se interesan cada una de ellas por una parte de la realidad; la filosofía, sin embargo, lo hace por el todo, por el conjunto de todas las cosas, tanto las existentes como las meramente pensadas, imaginadas o deseadas. Sin embargo, en cada uno de estas investigaciones “particulares”, el filósofo hace una valoración de la región del ser que le interesa (lo moral, lo bello, la verdad, el ser humano) y las estudia en relación con el conjunto de la realidad, con la totalidad; descubriendo el sentido de las cosas, el ser presente en todas ellas.

En tercer lugar, se encuentra la filosofía como un conocimiento teórico, el cual es un sistema de conceptos precisos, basados en el ejercicio de la razón y disciplinado mediante la fidelidad a la lógica y a las reglas de la argumentación (Ortega está en contra del misticismo), y por ser teórico, el saber es ajeno a la preocupación por el domino técnico del mundo, pues la filosofía no da reglas concretas para la transformación de la realidad y la construcción de objetos.

Sin embargo, no hay que creer que esta “inutilidad” de la filosofía la haga poco importante; por el contrario, Ortega presenta dos razones que convierten a la filosofía en un saber imprescindible: por un lado, intenta satisfacer una de las dimensiones más importantes e irrenunciables de la vida humana, como es el afán por el conocimiento, la búsqueda de la verdad sobre el mundo y además por otro lado la filosofía tiene lo que podríamos llamar “utilidad existencial”. Pues como indica con frecuencia, el hombre es un náufrago perdido en la existencia y en este naufragio las teorías, particularmente las filosóficas, le permiten orientarse en la realidad.

En último lugar Ortega hizo observaciones acerca de cuál es el método que se debe utilizar en las investigaciones filosóficas, de nuevo encontramos la influencia de Descartes, pero más aún de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Ortega considera que el conocimiento humano descansa en principios muy básicos, que se alcanzan mediante actos simples de conocimiento a los que llama intuiciones; pero la intuición no se limita a la esfera de la percepción, ni es por tanto sólo intuición sensible; también hay otros tipos de realidades u objetividades que pueden darse en la persona, que pueden estar presentes ante la mirada del sujeto cognoscente.

En este punto Ortega señala los límites del positivismo, heredero del empirismo: su comprensión de lo positivo, de aquello que realmente se da, es demasiado estrecha, al admitir como datos sólo los que se ofrecen a la percepción. De este modo, dice Ortega, es posible la intuición o conocimiento inmediato de la verdad también en otros ámbitos, como el de las objetividades matemáticas, o del mundo de los valores y, por supuesto, respecto de los grandes temas de la filosofía. Existe por tanto lo que podríamos llamar una metodología filosófica, llamada “intuición filosófica”: intuición porque es un acto de conocimiento privilegiado, la presencia inmediata de la verdad, y filosófica porque la objetividad que en este acto se muestra es un sentido filosófico.


3. La realidad


Ortega expuso el concepto de perspectiva en su ensayo Verdad y Perspectiva (1916), este está influenciado por filósofos alemanes, Leibniz, Nietzsche, Teichmuller pero le añadió su originalidad. El conciliador del idealismo y realismo, hace enlaces entre cosas dispares como: conciencia y mundo, o razón y vida. Donde el concepto clave es la relación, lo cual nos lleva a conocer en forma efectiva, el hombre y el mundo exterior.

El pensamiento Orteguiano aspirará a aprender la realidad verdadera y absoluta en el espacio con la finalidad de que se ajuste a las variaciones condicionadas de lo real, explicando los intereses humanos y la evolución histórica. Pensaba que la realidad se ofrece a los individuos en una gran variedad de perspectivas singulares y al mismo tiempo forma una posibilidad de conocimiento en lo real. Es decir, una perspectiva supone siempre la combinación de un nivel ontológico, epistemológico y la realidad equivaldría a la suma de perspectivas posibles en que se presenta y según las que puede analizarse.

En este orden de ideas se observa así una perspectiva del mundo en función de una mirada, que, si es de buen ojo, nos brindará la verdad. La realidad consiste en tener una perspectiva, pues se conjuga en esta, el materialismo y el espiritualismo. Así pues “hay tantas realidades como puntos de vista” o comprensión parcial de algo, eliminando así la posibilidad de acceso inmediato a una realidad inmutable. Por lo que no se cansará de pedirnos que abramos bien los ojos, para ver las cosas, tal como ellas son, sin importar nuestro querer o nuestros prejuicios.


4. La autenticidad y la modernidad


Una de las preocupaciones que recorren todo el pensamiento de nuestro autor es la de la autenticidad, la cual define como la fidelidad absoluta a lo que un sujeto realmente es, el verdadero imperativo moral, es el de la necesidad de ser fiel a uno mismo. Su propuesta de autenticidad no involucra sólo la esfera de la vida individual, también abarca la vida colectiva. En función de sus peculiaridades históricas y culturales, cada época tiene una tarea fundamental que realizar y un destino. Ortega considera que la nuestra no es otra que superar los principios básicos de la modernidad, superación que en el caso de España servirá además para la renovación de la vida política y social.

La época moderna y el espíritu filosófico que la sustenta está en crisis y debe superarse con nuevas creencias y nuevas formas culturales y vitales. Cada época está inspirada y organizada en ciertos principios. En el caso de la Edad Moderna, de sus formas culturales y espirituales, el principio básico que Ortega encuentra es el de la subjetividad, y la filosofía que lo gesta el racionalismo y el idealismo. Ortega considera que ninguna de estas dos oposiciones es correcta, que es preciso encontrar una solución a la disputa entre el racionalismo y el relativismo, entre el idealismo y el realismo. Y ello sólo es posible profundizando en el gran descubrimiento de la modernidad (la subjetividad).

Su actitud en relación al idealismo es más compleja. Comienza señalando que en la historia del pensamiento se han dado dos interpretaciones opuestas de la realidad, el realismo y el idealismo. El realismo ha sido la interpretación dominante hasta la filosofía moderna y es la que goza de más predicamento entre los profanos, entre el común de la gente. Su tesis principal se puede desdoblar en las dos afirmaciones siguientes: la realidad es independiente de la conciencia o mente que se la representa o conoce; y el sujeto cognoscente no construye la realidad que conoce.

Para el realismo, en el auténtico conocimiento nuestra mente es pasiva, es como un espejo fiel de la realidad. Todo elemento subjetivo enmascara la realidad, deforma la imagen que ésta puede exhibir en nuestra mente. La actitud natural consiste en subrayar la primacía de las cosas y el mundo sobre la subjetividad. Por esta razón de las dos propuestas filosóficas tradicionales la primera y más común, y la más propia de la actitud natural ante el mundo, es el realismo. Es también la que ocupó el pensamiento de la Antigüedad y la Edad Media.

Por su parte, el idealismo defiende todo lo contrario: la realidad es una construcción de la subjetividad que se la representa, es inseparable de la conciencia que conoce. Esta concepción aparece con el descubrimiento de la subjetividad por Descartes (aunque este autor se sitúa aún en el realismo). Descartes en su afán por dar con una verdad indudable y al exigir la vuelta hacia la mente para la fundamentación absoluta del conocimiento, descubre el ámbito de la conciencia, el mundo de la subjetividad. El idealismo subraya el papel del sujeto y concibe la realidad como un mero contenido de conciencia.

Esta posición es incómoda, parecería que en ella el filósofo se siente como encerrado. El propio Ortega estudió en Marburgo con los neokantianos Cohen y Natorp, pero pronto dejó de lado esta corriente en la que declaró haber vivido como en una cárcel, y lo hizo precisamente para volver a recuperar la realidad perdida; aunque esta recuperación no va a conducir a la ingenuidad de la tradición pues ya no será posible la vuelta al realismo. Pero tampoco es aceptable el idealismo; se trata más bien de mantener una posición de equilibrio entre el sujeto y el objeto, entre la mente y el mundo, entre el yo y las cosas.

Para expresar su propuesta de una nueva idea del mundo, superadora de la modernidad, Ortega nos presenta la metáfora de los “dioses conjuntos”: en la Antigüedad se rendía culto a dioses que nacían, vivían y morían juntos, que eran inseparables y participaban de un destino común. Pues bien, lo mismo ocurre con la realidad; la realidad tiene dos caras, el mundo y el yo, la subjetividad y las cosas y ambos extremos se necesitan mutuamente. Ni la realidad es una mera construcción del sujeto (este sería el exceso del idealismo) ni la realidad es algo independiente y anterior al sujeto (el exceso del realismo). Son dos extremos que se necesitan y no pueden darse uno sin el otro, ni separados el uno del otro.

En este sentido, los términos yo y mundo, sujeto y objeto pueden expresarse también con palabras más conocidas: yo y circunstancias. La realidad consta de mundo y subjetividad y ambas se necesitan mutuamente, están radicalmente unidas. Pero esta nueva metáfora, consecuencia del afán orteguiano por la conquista de una nueva forma de concebir el mundo y superadora de la modernidad, nos lleva también a otra tesis característica del pensamiento de nuestro filósofo: el principio de autonomía exige la búsqueda de un fundamento propio para la filosofía; la superación de la modernidad conduce a aceptar el mundo y el yo como realidades que no se pueden escamotear y que están presentes en un ámbito, la vida.


5. La vida y la razón vital


Para Ortega, la vida es la verdadera realidad radical de la que surge cualquier problema que pueda ser relevante y cualquier sistema filosófico posible. Posee en su pensamiento, un contenido metafísico acerca del concepto de vida. Ortega considera que “la vida no es solo ser y existir, sino convivir, vivir una cosa de otra, apoyarse mutuamente, conllevarse, tolerarse, alimentarse y potenciarse”. En este sentido la vida es la gran unidad en que todo se integra, en este orden de idea, se entiende por vida algo concreto, incomparable, único: "la vida es lo individual"; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas.

Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él. Para Ortega, la vida humana es la realidad radical, es decir, aquella en la que aparece y surge toda otra realidad, incluyendo cualquier sistema filosófico, real o posible. Para cada ser humano la vida toma una forma concreta y determinada, que se construye así misma de acuerdo a diferentes circunstancias. Según él, la vida es una realidad radical y ultima, más aún: ella tiene en si misma su propia finalidad, y no hay realidad alguna que pueda trascenderla, por ello, la vida de cada ser humano es para él su propia finalidad y debe entregarse a su elucidación si desea salvarse así mismo.

Junto a esta afirmación de la vida y a la necesidad de elucidar o responder a los problemas que la vida plantea, expuso la necesidad de un nuevo tipo de razón, que se aleja de la razón abstracta y meramente teórica, siempre separada y “abstraída” de las circunstancias vitales, que ha sido común en la tradición de la filosofía occidental. Denominaba “razón vital” a este nuevo tipo de razón y “raciovitalismo” al modo de pensar que se apoyaba en su nuevo concepto de razón.

La razón vital es una razón que se sustenta constantemente en la vida de la que ha surgido. Es decir, la vida, como realidad dinámica, que siempre está en proceso de elaboración, es una incesante fuente de problemas y cuestiones relevantes y obliga siempre, a quien la vive, a “saber a qué atenerse”, a orientarse continuamente en sus decisiones. Pues bien, esta orientación exige una razón que acompañe a la vida y que encuentre en ella su fundamento. Es decir, una “razón vital”, que, en pocas palabras, es el intento de superación de la razón pura y la razón práctica de idealistas y racionalistas.


6. Valores, sociedad y cultura


“El hombre es espectador de su circunstancia y actor en ella”. Según Ortega, el contenido de la historia, lo da la sociedad y la cultura. Pues son formas de relación y vida, de articulación del hombre con su circunstancia tanto inmediata como remota. Así pues, la cultura, tiene como tarea descubrir los valores, los cuales son objetivos, debido a que el hombre no los inventa, no se los otorga las cosas, los descubre en ellas. En concordancia, la realización de los valores, es la gran faena de la historia. La manifestación subjetiva de la cultura la constituyen lo que Ortega llamo nuestros mundos interiores, es decir, la religión, el arte, la ciencia, la vida y moral. Estos son modos diversos de interpretar la realidad y por tanto de orientar la vida.

En relación a lo anteriormente expuesto, Ortega estuvo muy interesado en la construcción cultural, la cual veía en función de la creación de cosas y productos. Es así como hace una propuesta en la educación para el trabajo y por el trabajo en común con la finalidad de evitar los personalismos, luchas fraticidas y falta de cooperación entre españoles. Tomándose esta iniciativa como una promoción de la educación activa y la creación de una filosofía de la educación centrada en la realización cultural del hombre. Es decir, coloca a la educación como un elemento capaz de contribuir a la reforma cultural de su país y de la humanidad. Pues los destinos de un país deben estar dirigidos por autoridades cultas y no por el ascenso de los más incultos a los puestos altos de la sociedad.

En general, la historia es la realización progresiva de la moralidad, es decir de las ideas, lo cual está a cargo de los mejores, de las minorías más sensibles en el turno dominante de las generaciones, unidades de coexistencia, de coetaneidad, que constituye el elemento dinámico de la historia. Considero la religiosidad como inicio de la cultura y a su vez como algo espontáneo y primitivo que supervivía en el ser humano, prefiriendo a la ciencia como la única garantía de la supervivencia moral y material de Europa y el remedio principal a la decadencia española.


7. El romanticismo y el arte


Este autor argumento que no era partidario del romanticismo extremo. Para el lo romántico, es lo espontáneo en su forma primaria, sentimental y efusiva. En el arte se manifiesta por una especie de embriaguez retórica y lo contrario de la espontaneidad es la cultura en cuanto disciplina del espíritu regida por la razón, y esto lo representa el clasicismo, mostrándose por mucho tiempo enemigo de la espontaneidad en todas sus manifestaciones, tanto de conducta como de cultura, llegando a pensar que la espontaneidad llevaba con facilidad al energumenismo. Pero esta desvalorización de lo espontáneo fue cediendo con el tiempo, lográndose aproximar al concepto de vida que lo conduce a la razón vital.

Por otro lado, uno de los temas que ortega más abundo fue el arte y lo estético. Para él, el Arte es símbolo, metáfora, modo de vincular las cosas con el resto del mundo y, sobre todo, al hombre con los demás hombres. De ahí que las formas del Arte varíen con las interpretaciones de lo humano, con los repertorios epocales de valores. Así se explica la aparición y auge de los géneros literarios los cuales aborda principalmente en sus meditaciones del Quijote. Se inclinó siempre hacia un tipo de expresión artística donde la materia real y el documento sirviesen solo como medio y fundamento para la creación de formas.

Posteriormente realizó un diagnóstico sobre la deshumanización del arte plástico, la música y la poesía, pues se fugaban de la realidad, es decir, del aspecto humano de ella, de la belleza entendida como comunicación sentimental. Ortega estrenó en España toda una técnica nueva del pensar, cuya influencia en todos los países hispánicos ha sido extraordinaria con pinceladas de la fenomenología alemana.

A esto se añadió un don de expresión inigualable expuesto en la opulencia de su vocabulario, la prodigalidad y la belleza de las imágenes, la armonía estructural de la prosa y la amenidad es positiva, los cuales se unieron para que el estilo de Ortega fuese uno de los logros literarios de nuestra lengua y de otras lenguas. En este sentido, considerando que la espontaneidad es parte de la vida y la vida se merece vivirla a plenitud, disfrutando cada momento que se nos presente, se escribieron estos versos libres en honor a su memoria.


José Ortega y Gasset (1883 – 1955)


Jamás olvidó su tierra castellana


Objetivo y subjetivo


Superó diferentes dificultades


En su vida siempre con ojos abiertos


Organizó su existencia


Recordando al pasado para mejorar el futuro


Teorizador y espectador


Enlazo cosas dispares


Gracias a él relacionamos


Apreciamos, vivimos la verdad


Y se entiende la coexistencia bajo diferentes perspectivas


Guiado por su circunstancia


Apreció la inteligencia


Simultáneamente alma y cuerpo


Señalando que el hombre


Es actor en ella


Terminando así con su frase famosa


“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”


Autor: Yulibeth Guissepe


Maracaibo, 10/05/2008.


URBE. Homenaje a Ortega y Gasset


Docente: Maria Guanipa


Cátedra: Corrientes del Pensamiento Pedagógico


Texto: Jorge Mañach


A manera de conclusión


Ortega y Gasset nació en Madrid en el seno de una familia relacionada con la cultura y periodismo. Se observa en su pensamiento que estuvo influenciado por diferentes autores y épocas, de allí estimo que proviene su diversidad y complejidad. Tal es el caso que al revisar la literatura se encuentran tres etapas diferenciadas entre sí. En su primera etapa destaca su estancia en Alemania, donde estudio la filosofía Kantiana, principalmente con los neokantianos Cohen y Natorp de donde asimilo el espíritu de su filosofía. En esta época considerara que lo principal no es el subjetivismo y lo individual, sino el ejercicio de la razón, ejercicio que lo vincula con el ámbito de lo objetivo, universal, la ciencia y la filosofía.

La segunda etapa comienza con sus Meditaciones del Quijote y culmina con el tema de nuestro tiempo. Ortega defenderá una concepción perspectivista de la verdad, y la vida, evitando el irracionalismo y el relativismo de Nietzche. La fenomenología de Husserl también está presente en muchos de sus escritos, desde la defensa de la intencionalidad, hasta la afirmación de que la fidelidad a las cosas mismas, exige superar planteamientos empiristas, aceptando la posibilidad de que se den entidades no estrictamente físicas como los valores y las objetividades matemáticas. Participando de la fenomenología y del existencialismo está la figura de Heidegger con quien el pensamiento orteguiano guarda un claro símil en lo que se refiere a la descripción de la vida y la existencia humana.

En lo relacionado a la tercera etapa se visualiza una proximidad, aunque no influencia con el existencialista Sartre, esto es debido a que ambos autores coinciden en que el hombre carece de naturaleza o esencia, puesto que su ser se va haciendo o construyendo en la vida. También en la descripción del ser humano como naufrago en la existencia. Es decir, no se dispone de un guión, sino que se trata de una elección libre, para decidir qué vida uno ha de realizar.

A su vez se comprendió que las circunstancias pueden rodear al ser humano en un momento histórico facilitando su éxito o fracaso. En este orden de ideas se visualiza a Ortega en el pasado como un hombre adelantado a su tiempo y por ello se nota su proyección en el pensamiento actual. En relación a la educación, este distingue la presencia de un yo empírico con sus caprichos, amores, odios y apetitos propios ante un yo creador de la cultura, que es un yo genérico y se es verdaderamente humano cuando se participa en la ciencia, moral y arte de una comunidad en unión con los demás. Es decir, a través de la educación podemos ayudar a formar la cultura y mantenerla.


Reflexiones


A través del pequeño estudio sobre la biografía de José Ortega y Gasset se visualizó en él una tendencia a la objetividad, a lo concreto, sin dejar de lado al ser humano y su dinámica histórica. De allí aquella frase “Es esencial a una idea su aplicación a lo concreto, su actitud a ser realizada”. Es decir, la trata más bien de mantener una posición de equilibrio entre el sujeto y el objeto, entre la mente y el mundo, entre el yo y las cosas.

Considero a su vez, que, en Ortega, al igual que en todos los seres humanos, su pensamiento se va haciendo más sensible con el transcurrir del tiempo; conduciéndolo así a la “razón vital”, la cual es el intento de superación de la razón pura y la razón práctica de idealistas y racionalistas. Esto nos lleva a tener cada uno, una perspectiva para afrontar nuestras circunstancias en la vida, pero resulta que hay algo mayor, nuestros valores culturales que nos permiten vivir en tolerancia y lograr la convivencia en armonía con las circunstancias que nos rodean.

De esta manera se comprenderá la realidad de la sociedad y de uno mismo en tiempo y espacio como integrante activo o pasivo de esta según la dinámica histórica que nos toque vivir en común, pues los éxitos y fracasos estarán dados por las respuestas asertivas a las circunstancias en función de la calidad de nuestro trabajo, esfuerzo, dedicación y la comunicación eficaz en las relaciones humanas, para conseguir así la tan anhelada felicidad existencial.


Referencias bibliográficas


Echegoyen, J (2009) JOSÉ ORTEGA Y GASSET (1883 -1955) Resumen de su pensamiento. Documento en línea. Disponible en: http://www.etorredebabel. com/Historia- de-la-filosofia/Resumenes/OrtegayGasset-Resumen.htm. Consultado en: febrero de 2009.

http://es.wikipedia.org/wiki/José_Ortega_y_Gasset#Yo_y_mi_circunstancia .

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Resumenes/OrtegayGasset- Resumen.htm .

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Resumenes/OrtegayGasset- Resumen.htm .

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Resumenes/OrtegayGasset- Resumen.htm .

http://www.filosofia.org/hem/dep/rcf/n13p104.htm .

Mañach, Jorge (2007). Imagen de Ortega y Gasset. La Habana Cuba.

Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

Revista Cubana de Filosofía, Enero – Junio de 1956. Volumen IV, número 13. Página 104 – 125. Proyecto Filosofía en Español © 2007 http://www.filosofia.org/hem/dep/rcf/index.htm